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| Mirando al Sur

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E n Sevilla llueve una media de cincuenta veces al año. Este es el número de oportunidades que tenemos de oler el agua sobre la piedra, un aroma característico de nuestra ciudad y que pocos resaltarían como uno de los olores de Sevilla. Pero si mencionamos ese fuerte chaparrón sevillano que empapa la ciudad cuando ha hecho excesivo calor… hay olores que no se olvidan. Alberto Morillas nació en Morón de la Frontera (Sevilla) en el año 1950. Fue un niño soñador que siempre estaba ro- deado de flores mediterráneas del patio de la casa familiar. Esa infancia rodeado de estímulos sentaría las bases de su halagüeña sensibilidad. Cuando se afincó en Suiza, concretamente en la ciudad de Gi- nebra, a una edad temprana dejó atrás multitud de olores au- tóctonos. Allí continuó frecuentando las perfumerías, lo que en ese momento era bastante raro para los chicos de su edad. Su fascinación por la Old Spice, sus aromas de canela y espe- cias; y más tarde L’Eau Sauvage de Dior, Un Homme de Caron fueron las primeras fragancias que usó por iniciativa propia. Aunque comenzó estudiando diseño y publicidad en la Escuela de Bellas Artes de Ginebra, a los 20 años le sedujo la creación

de perfumes y entró a trabajar como “perfumista junior” en Firmenich. Sin un título en química, logró convencerles de que le ofrecieran un puesto en la investigación científica de las esencias naturales. En contacto directo con los creadores que entraron en el laboratorio, Alberto Morillas perfeccionó sus conocimientos de perfumería fina y comenzó a componer sus propios perfumes a escondidas a pesar de la prohibición. Firmenich es una compañía de propiedad familiar que desde 1895 trabaja en la artesanía innovadora en fragancias y sabores y que se ha mantenido independiente, fiel al espíritu pionero de sus fundadores, hasta convertirse en la compañía privada más grande del mundo en la industria de fragancias y sabores. El tándem Morillas-Firmenich, casa a la que ha sido siempre fiel, ha logrado crear muchos de los perfumes más icónicos del último medio siglo: Acqua de Gio de Giorgio Armani, CK one de Calvin Klein, 212 de Carolina Herrera, Flower de Kenzo, Pleasures de Estée Lauder, Daisy de Marc Jacobs, Golden de Bulgari y Bloom de Gucci. Son algunas de las mar- cas con las que ha trabajado y perfumes que llevan su firma, pero entre el largo listado se cuela una española, Zara, un en- cargo del que se siente muy orgulloso. En 1988, a los 38 años fue nombrado “maestro perfumista” y hoy día es un referente mundial en perfumería. Se pueden en- contrar vídeos en los que firmas como Giorgio Armani o Bvl- gari presumen de contar con él detrás de sus composiciones y los premios que acumula lo atestiguan:

Sumayor éxito ha sido CKOne de Calvin Klein, con el que disfrutó dando a conocer al mundo entero los recuerdos de su infancia sevillana. Como ya señaló: “Este perfume me ha dado mu- chas alegrías, lo hice interpretando el frescor de Andalucía para una marca universal y que ha tenido mucho éxito”. ¿Qué olores todavía no ha conseguido emular? He logrado reproducir to- dos con diferentes tonalidades de emoción y con el nuevo CK Everyone he aportado el olor a naranja, la fruta icónica de mi infancia. «Siempre siento emoción al recordar el jazmín, la flor de azahar, la luminosidad y el olor del agua» CK Everyone de Calvin Klein es un nuevo perfume unisex (y vegano) que promete volver a convertirse en un clásico igual que lo hizo su predecesor. La fa- milia se amplía con una nueva fragancia creada por Alberto Morillas con un aroma puro, verde y cítri- co simbolizando el espíritu de inclusión y la parti- cipación en múltiples comunidades. “Un aroma sin género que celebra la infinita libertad de auto-ex- presión”. Y cuando decimos vegano es porque se ha creado con la conciencia medioambiental siempre presente, elaborado con alcohol natural y repleto de ingredientes naturales. Su vida son las fragancias, los aromas y olores que han crecido junto a él y están impresos en su me- moria, como “el jabón Heno de Pravia, el jazmín de Sevilla o la ropa recién lavada y colgada al sol”. También recuerda Morillas los pasteles navideños tradicionales que olían a anís y vainilla, hechos por las monjas carmelitas en Morón de la Frontera. Pero sus primeros flechazos con un perfume los tuvo de niño con el jabón Maderas de Oriente, el tónico para el cabello de su padre o el de una botella de Femme de Rochas de su madre.

El poema de Machado, “Mi infancia son recuerdos de un patio de Sevilla”, podría resumir su trayectoria. Ha mencionado en muchas de sus entrevistas la búsqueda constante de inspiración en sus recuerdos ¿Aún hoy, tras décadas fuera de España, le siguen acompañando y son su fuente de inspiración? Sí, siempre siento emoción al recordar el jazmín, la flor de azahar, la luminosidad y el olor del agua.

Son más de 400 perfumes creados por el tándemMorillas-Firmenich.

Alberto Morillas nació en Morón de la Frontera (Sevilla) en el año 1950. Aquí junto a su madre en una foto de archivo.

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