ESPECIAL 90 ANIVERSARIO ABC SEVILLA 12-10-2019
ANTONIO RUIZ SOLER Bailarín El niño y los organillos
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ABCdesevilla.es 12 octubre 2019
HEMEROTECA ABC
Bajo el título «Mañana, bendición de la nueva basílica de la Esperanza», se anunciaba la consagración del 1949 17 MARZO
SE CONVIRTIÓ EN UN MITO DE LA DANZA ESPAÑOLA. NADIE COMO ÉL HA DOMINADO TODAS SUS DISCIPLINAS ARTÍSTICAS
POR MARTA CARRASCO
E N la tumba de Antonio Ruiz Soler nunca faltan flores. Nació en la calle Rosario el 4 de noviem- bre de 1921, pero muy pronto se mudó al barrio de San Lorenzo. El niño jugaba en una calle Santa Clara
aún viviendo en la calle Alvaro de Bazán, donde un recoleto azulejo recuerda su
nacimiento. Aquel año en Sevilla, Antonio se reencuentra con una
ciudad en la que aún se notaban las carencias de la posguerra, pero que también inauguraba la primera portada efímera de la Feria. Ese año
templo de la Macarena por
Segura y el traslado de las imágenes el día de San José
sin coches, persiguiendo los caballos del conde de Santa Coloma y bailando detrás de los organillos, se escapaba a marinear por el palo que subía hacia lo más alto de la torre de Don Fadrique. Pronto le vieron trazas para el baile, y a los seis años lo llevaron a la Academia de Realito en la calle Trajano, donde aprendió sus primeros pasos con el maestro, y luego con los Pericet, el maestro Otero y Frasquillo. Bailó ante los Reyes Alfonso XIII y Victoria Eugenia en los fastos de la Exposición Iberoamericana del 29, y formó junto con una compañera de academia, Rosario, la famosa pareja «Los chavalillos sevilla- nos». En 1937, los todavía adolescen- tes son contratados por el empre- sario Marquesi para una gira por América, y allí permanecieron doce años, debutando en teatros como el Colón de Buenos Aires, el Bellas Artes de México y en países como Cuba, Venezuela, Chile y finalmente Estados Unidos, en donde arrasan en el Carnegie Hall de Nueva York en el año 1943 con la obra «Corpus Christi en Sevilla», de Albéniz. Antonio y Rosario viajan a Hollywood, graban varias películas y son aclamados, pero quieren volver. Lo hacen en 1949, cuando debutan por primera vez con sus nombres, Rosario y Antonio, en el teatro Fontalba de Madrid, y meses después en el teatro San Fernando de Sevilla, donde el éxito es tan rotundo que quieren pasearlos a hombros por la calle Sierpes. Antonio había vuelto a su tierra. Su madre y sus hermanas estaban
muere también Joaquín Turina, de quien Antonio había montado obras como «La Malagueña» o «El Sacro- monte». Rosario y Antonio estuvieron
juntos hasta 1952, y a partir de entonces la figura del bailarín y
bailaor sevillano tomó un rumbo de estrella que nunca abandonó. En 1953 monta su propia compañía con un grandísimo éxito en el Festival de Música y Danza de Granada. Abandona su Sevilla natal y se muda a Madrid, ciudad que nunca abandonará. Pero Antonio era un sevillano con profundas raíces. Volvía una y otra vez a Sevilla con sus ballets y siempre se sentía en casa. En el año 1988, ya retirado, presenciando un espectáculo de la Bienal de Flamenco en el teatro Lope de Vega, no pudo resistir y subió al escenario desde el
VIDAS DE PAPEL
público. Bailó por bulerías al compás de Chano Lobato y Mariana Cornejo. Fue su último baile en Sevilla.
Antonio era un sevillano de raíces profundas. Siempre se sentía en casa al volver
27/8/1972
«El mundialmente famoso bailarín sevillano es hoy protagonista de la sección ‘Entrevistas en cuatro capítulos’», rezaba la portada dedicada al genial bailaor
90 AÑOS DE ABC DE SEVILLA
LUIS RAMÍREZ
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