ESPECIAL 90 ANIVERSARIO ABC SEVILLA 12-10-2019

MANOLO CARACOL Cantaor El cante de fuego FUE UN INNOVADOR DEL FLAMENCO QUE RÁPIDAMENTE SE CONSAGRÓ COMO CLÁSICO. UNA ESTATUA EN LA ALAMEDA PARA SU TIEMPO

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ABCdesevilla.es 12 octubre 2019

HEMEROTECA ABC

El crimen de las estanqueras, como se conoció el asalto mortal a dos hermanas solteras en el estanco de la avenida Menéndez Pelayo, causa honda inquietud hasta la ejecución en 1956 de tres condenados 1952 13 JULIO

POR ALBERTO GARCÍA REYES

E N la palma de la mano de bronce de su estatua de la Alameda suelen posarse las palomas. A escuchar el tiempo. Porque de allí mismo, Corral de los Frailes, brota el ecomás revolucionario de Sevilla. Allí nació Manuel Ortega Juárez, tataranieto del Planeta —el primer cantaor de la literatura jonda—, bisnieto de Enrique el Gordo —baluarte de Cai— y Curro Durse — abismo de la seguiriya—, hijo de Caracol el del Bulto —mozo de espadas de su primo Joselito el Gallo— y padre de una nueva forma de cantar que luego se llevó a la tumba con él. Porque Manolo Caracol hizo cierta la frase de Pemán: «El cante es un echar por delante las cosas del corazón». Él era ya cantaor antes de hacer la Comunión por eso, porque nunca cantó con la cabeza. Con 12 años lo llevó su padre a Granada, al concurso de Lorca y Falla, y la Niña de los Peines, la diosa de todos los tiempos, lo señaló. «Ahí tenéis a un elegido». No se parecía a

VIDAS DE PAPEL

nadie. Ahora todos se parecen a él. Cuando Caracol se fue a Madrid a buscarse la vida, ya casado con la jerezana

Manolo Caracol

durante uno de sus espectáculos con Lola Flores, un dúo irrepetible

ABC

Luisa Ortega en San Lorenzo, con Cagancho de padrino, el flamenco estaba saliendo de los cafés y se había coagulado en las voces olímpicas de

lava todas las faldas de su volcán. Y el año 1952 consta en todas las biografías de este genio como el de su renacimiento.

Manuel Torre, Pastora y Tomás Pavón, Manuel Vallejo… Ahí no se cabía. Y él, sin embargo, entró. Por tres razones: porque era distinto a todos, propietario de un cante casi hablado, rítmicamen- te nuevo; porque estaba dispuesto a jugársela apostando por el piano, las orquestas, los espectá- culos; y, sobre todo, porque siendo completamente fresco y renovador, jamás dejó de sonar a sus antepasados ni amenazó ningún canon. Lo que hizo fue ampliar las leyes del flamenco cuando se juntó con Lola Flores en 1943 y creó el espectáculo «Zambra», una de las obras jondas más importan- tes de la historia. Nadie antes había cantado con esa visceralidad, con ese gesto lujurioso, con esa dramaturgia entre romántica y barroca. Por eso aquello acabó en el cine. Pedro Lazaga escribió un guion para la pareja que Carlos Serrano de Osma convirtió en un polémico icono. «Embrujo». Año 1947. Luego llegó «La niña de la venta» con Ramón Torrado. 1951. Poco después, el desgarro. Caracol y Lola Flores se separaron llenando de cenizas de 90 AÑOS DE ABC DE SEVILLA

Teatros, zambras, seguiriyas, cuatro hijos… La mano en el evangelio la pongo yo aunque me muera para afirmar que Manuel Ortega Juárez fue una deidad del arte andaluz. Cuando abrió el tablao Los Canasteros enMadrid en 1963 era una estrella. Se hablaba de su amistad con Franco, cuyos afines llenaban todas las noches su negocio. Falso. Quien llenaba todas las noches era la palma de sumano. Caracol, que hasta para morirse formó un lío, fundó el cante de fuego –«dentro de mi alma yo tengo una fuente»-, el que quema los oídos, sin gritar jamás. Él decía que el cante no es para sordos. Y acabó sus días susurrando su zambra como un réquiem a piano sin que nadie lo escuchara: «Carcelero, carcelero, / abre ya el presillo / para que nome vean / llorar por las calles/ como un chiquillo». Gregorio Corrochano le escribió el epitafio en ABC: «¡Dichosos los que saben rezar cantando!». Por eso el bronce de su voz está hoy fundido en la Alameda. Donde bailan las palomas.

6/11/1952

El anuncio a toda página de la presentación del espectáculo «La copla nueva» al día siguiente en el teatro

San Fernando «después de su resonante éxito»

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