ESPECIAL ASÍ FUE CóRDOBA 2020

ASÍ FUE CÓRDOBA 2020 19

ABC

JUEVES, 31 DE DICIEMBRE DE 2020 abc.es

L OLA ya no tiene miedo de conta- giarse con el coronavirus. Lo tuvo en su día, como todos los profesio- nales sanitarios, cuando la crisis lle- gó de repente, de un día para otro. Fueron momentos en los que tuvieron que apren- der incluso a ponerse el traje de protección y a seguir unos estrictos protocolos. «Esto es una forma de trabajar muy distinta, tan- to física como psicológicamente. El primer día de la crisis fue muy complicado», re- cuerda Lola Pozuelo, enfermera que, con sus 36 años de experiencia (los últimos 14 en Medicina Interna, los especialistas de las UCI), nunca había vivido nada igual. A comienzos este año, esta mujer comen- zó a oír «rumores» acerca de la conversión de su área en una unidad Covid, porque «ha- bía que aumentar camas». Tiene grabada la fecha en que se produjo la transformación: ocurrió el 23 de marzo. Ese día, en dos ho- ras el equipo en el que trabaja desmanteló toda la planta y por la tarde «ya empeza- mos a trabajar con enfermos de Covid-19». Fueron momentos muy duros. Lola re- memora que «nos pusimos el EPI como pu- dimos... ahí sí tenía un poco de miedo por- que no sabíamos bien cómo protegernos». Tampoco había suficientes material para todo lo necesario (esa circunstancia ha cam- biado para mejor con el paso del tiempo y ahora hay de todo, asegura). Por suerte, aquél día «no se dio mal. Fue muy satisfac- torio, aunque también fue un díamuy duro», refiere. Nueve meses después, esta veterana pro- fesional sólo ha parado de trabajar duran- te tres semanas, cuando hubo que cerrar la unidad para realizar una limpieza a fondo y llevar a cabo algunos arreglos en las ins- talaciones del Hospital Reina Sofía en las que trabaja. En el centro de referencia pro- vincial en la lucha contra el virus llegó a ha- ber hasta nueve unidades especializadas a la vez en lo peor de la primera ola. Después se fueron desmantelando poco a poco du- rante el verano hasta que, a la vuelta de las vacaciones, hubo que ir reactivándolas a medida que el segundo embate del corona- La lucha de Lola ha sido, en primer lu- gar, física. No es fácil trabajar siguien- do unas estrictas normas que deter- minan incluso quién y cuándo pue- de estar en un determinado punto de una unidad Covid. Y además está el equipo de protección, necesario pero que dificulta enormemente cualquier movimiento y operación. Consta de un mono —que ahora es mucho más cómodo que los usados al principio de la crisis, algunos de ellos caseros y elaborados por costu- reras voluntarias—, tres pares de guan- tes, gafas y mascarilla. Con semejante equipo a cuestas du- rante horas en un espacio cerrado, Lola y los demás profesionales sanitarios ter- minan aspirando demasiado anhídrido car- bónico, el mismo que exhalan al respirar. Y eso, asegura, «nos provoca dolor». Otros compañeros, afirma la enfermera, han su- frido incluso la rotura de la piel de la nariz debido a las protecciones o dolores de ca- beza. Con todo, lo peor de su trabajo en estos nueve meses de pandemia han sido los as- pectos psicológicos. Ha tenido que tratar virus cobraba fuerza. Un combate físico

ENFERMERA LOLA POZUELO

con pacientes que estaban completamente solos, sin posibilidad de contactar con sus familiares y allegados. Y eso deja huella, por mucha experiencia que uno tenga. «Psicológicamente esto es muy duro, por- que estás trabajando con personas que es- tán solas, que no tienen a su familia al lado. Se te muere la gente sola», se lamenta la en- fermera del Reina Sofía. Es una de las con- diciones impuestas por esta enfermedad desconocida hasta hace un año. Hay que aislar a los enfermos hospitalizados que bajo ninguna circunstancia puede recibir visitas. Ni siquiera cuando los profesiona- les que los atienden saben casi con certeza que un paciente va a morir. Tampoco tienen apenas contacto con sus pacientes, por los mismos motivos. Lola en- tra poco a las habitaciones de enfermos de Covid-19, cuyas puertas deben estar siem- pre cerradas para evitar que el virus se ex- panda; cuantas menos facilidades, mejor. Sólo las traspasa para realizar las operacio- nes diarias inevitables. Y en determinados casos, cuando los enfermeros ven que al- gún ingresado en planta se encuentra ines- table, dejan las puertas abiertas para poder ver su evolución directamente. Pese a todo lo vivido, esta sanitaria se muestra optimista (no se ha contagiado de Covid-19) y concluye, con una sonrisa, que «todavía no me he arrepentido de trabajar como enfermera. Ya no creo que lo haga».

LA SANITARIA QUE PERDIÓ EL MIEDO AL VIRUS

RAFAEL VERDÚ CÓRDOBA

√ EL PRIMER DÍA NOS PUSIMOS EL TRAJE EPI COMO PUDIMOS TODAVÍA NO ME HE ARREPENTIDO DE TRABAJAR COMO ENFERMERA

VALERIO MERINO

Lola Pozuelo posa en el exterior del Reina Sofía,

donde trabaja en una unidad Covid

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