ESPECIAL PASIÓN EN CÓRDOBA 2020

Fray Ricardo impone la corona a la Virgen de la Merced en septiembre de 2001

L ápices, rotuladores, pliegos de papel, hojillas do- radas, torzal, canutillo, seda matizada, plata, len- tejuelas… Cielo de terciopelo, letanías de cuentas de marfil, rejas caladas por las que madruga el sol, verdes aceitunas y blancas palomas… Gabriel el mensaje- ro, Rafael la Medicina, Miguel el victorioso, los ángeles… Trazos, líneas, esquemas que laten en la mente del dibu- jante, cuya mano vuelca en papeles que darán a luz hilos de oro y plata para vestir o anunciar en la calle y el tem- plo la gloria y la pasión, el gozo y la tragedia, la condena y redención que en la cruz se ha ganado. La obra artística de Fray Ricardo de Córdoba es como la Semana Santa, una obra de pasión. Sus dibujos son so- bre todo dibujos apasionados. Su proceder es el resulta- do de una intuición que se deja llevar por el sentimiento,

pero no sin apoyarse en el sentido, el carácter y el alma de la imagen o cofradía a que va destinado. Me han pedido una semblanza de experiencias vividas con Fray Ricardo. Vamos allá. Mi primera conversación con él no fue demasiado feliz. Él acababa de diseñar el pa- lio de la Merced, mi cofradía, a finales de los 80, y yo me atreví a sugerirle algunas observaciones en la estructura de las bambalinas (rayos y truenos, ¡qué mirada!, esa mi- rada que le ponían las cejas asimétricas cuando algo le es- cocía). Nada objeté al dibujo, su heráldica o su iconogra- fía, completamente coherentes con la orden mercedaria, y además, con hallazgos iconográficos en el ámbito del bordado como las rejas caladas que incluiría más tarde. Bueno, pues mis mansas observaciones, que no fueron aceptadas, no cayeron bien al dibujante. Eso alentó unas

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PASIÓN EN CÓRDOBA

FRAY RICARDO, TRAZOS Y GRATITUD