ESPECIAL PASIÓN EN CÓRDOBA 2020
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35.000 pesetas que el Municipio viene detrayendo en con- cepto de ocupación de la vía pública, de las 70.000 que concede como subvención al mayor esplendor de las Pro- cesiones de Semana Santa.» Como se puede apreciar, el riesgo de un grave déficit aparece también consignado en el texto; la polémica so- bre la subvención municipal a las cofradías marcó de for- ma significativa —pero poco manifiesta en documentos públicos— los años siguientes, y llegó a su punto culmi- nante en 1966, cuando, al igual que en 1962, varias cofra- días amenazaron con suspender su «desfile procesional». En varios momentos de la carta se insiste en que, sea cual sea la decisión del prelado, contaría sin duda con el respeto y la obediencia de las cofradías representadas. El cambio de sentido solicitado se hizo efectivo en 1961, pero los problemas continuaron y en 1964 la carrera oficial dejó atrás el experimento para regresar a Claudio Mar- celo, Las Tendillas, Gondomar y Gran Capitán. Hubo que esperar más de medio siglo para que, esta vez, el proyec- to se pudiera llevar a cabo con su verdadero sentido, que no es otro que hacer estación de penitencia en el interior de la Catedral. En 1962 y 1966, por considerar insuficiente la subvención municipal, varias cofradías amenazaron con no salir a la calle y algunas pasaron por muchas dificultades
vamente estético, y ni en esta instancia ni en ningún do- cumento de la época se habla de «hacer estación de pe- nitencia» en el templo mayor (cuyo interior, de hecho, permanecía cerrado. Tanto los escritos oficiales como las crónicas periodísticas utilizan con profusión la expre- sión «desfiles procesionales». Es más, el propio Melgui- zo, en el pregón de Semana Santa que pronunciaría en 1963, diría expresamente que «no hay texto de liturgia que prescriba que una procesión que sale de una iglesia y que vuelve a la misma iglesia, o va a otra si se trata de un traslado procesional, tenga que hacer estación en una tercera, aparte de que esa estación no se hace más que en Sevilla por una tradición ininterrumpida de cuatro si- glos, favorecida por las circunstancias». Pero no eran sólo razones estéticas las que movían a pedir el cambio de sentido. La posibilidad de terminar en la calle Diario de Córdoba permitiría a la mayor parte de las cofradías regresar antes a sus templos de origen, con- jurando el riesgo de desórdenes y desbandadas de los pro- pios nazarenos, algo que sin duda se daba en algunas co- fradías. Tardar menos en volver a casa es una «evidente ventaja para el mantenimiento del andar disciplinado de los cofrades, como ha sido y es una de nuestras mayores preocupaciones en beneficio del orden y compostura de los desfiles.» Había otro motivo más, y era naturalmente de tipo eco-
nómico. La instancia fir- mada por Melguizo deja ver con gran inquietud que suponía el nuevo iti- nerario desde este pun- to de vista: «El represen- tante de esta Agrupa- ción de Cofradías hizo presente el riesgo eco- nómico que el nuevo emplazamiento de pal- cos y sillas para pre- senciar los desfiles en- trañaba: de una parte, la disminución del es- pacio para su instala- ción, y de otra la even- tual colocación de los urinarios, ponen en peligro de manera sensible la recauda- ción, necesaria para las cofradías dada la elevada cuenta de los gastos procesiona- les.» Dicho represen- tante, además, había
La Virgen de la Paz, en el Patio de los Naranjos en 1960
pedido al alcalde que «la suma de
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PASIÓN EN CÓRDOBA
CARRERA OFICIAL, CAMBIO DE SENTIDO
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