ESPECIAL PASIÓN EN CÓRDOBA 2022
Se acerca la Pascua
POR DEMETRIO FERNÁNDEZ GONZÁLEZ OBISPO DE CÓRDOBA
E stábamos deseando que amainara la pandemia para volver a celebrar la Semana Santa por nues- tras calles y plazas. Bendito sea Dios que nos con- cede retomar estas manifestaciones de fe, que re- troalimentan la fe de un pueblo y nos hacen testigos de la profunda experiencia de fe en Jesucristo, único redentor del hombre. Estos tiempos de crisis nos han ayudado a profundizar en la vida de fe. Dios en el horizonte de nues- tra vida, Dios que nos acompaña siempre, especialmente en los momentos de dolor y frustración. Tiempos de cri- sis que nos ensanchan la caridad hacia el hermano cerca- no que nos necesita. No nos habíamos dado cuenta de has- ta dónde podemos llegar en la solidaridad, en la cercanía al que sufre, en la generosidad. La pandemia nos ha pues- to a prueba, y hemos crecido en ese amor fraterno. Salir a la calle y expresar públicamente nuestra fe en Cristo muerto y resucitado para la salvación del hombre, representado en los distintos pasos de pasión y gloria. De- jarnos acompañar por lamirada tierna y amorosa de nues- tra Madre Santísima, bajo esos palios que la arropan, le dan majestad y la acercan hasta nosotros. Vivir la expe- riencia de fraternidad y de pertenencia a un pueblo que camina y al que pertenecemos por el bautismo. Todo eso y mucho más es la Semana Santa en Córdoba. Pero, ¿es legítimo ocupar el espacio público para estas manifestaciones religiosas en un Estado aconfesional? Sin duda que sí. La libertad religiosa, que nuestras leyes ga- rantizan, consiste no sólo en la libertad de culto, sino ade- más en la libertad de expresar públicamente la fe que pro- fesamos. Un Estado aconfesional es un Estado que no adop- ta una religión como propia, pero las favorece todas, dentro del orden público necesario. Cuando, en virtud de un Es- tado aconfesional, se critican tales manifestaciones pú- blicas de fe estaríamos ante una postura laicista y enemi- ga de la religión. Somos partidarios de la laicidad del Es- tado, pero no de un Estado laicista. Estamos en la calle con pleno derecho, tanto por parte de la configuración del Es- tado como por parte de la libertad religiosa, que no redu-
Jesús Humilde en la Coronación de Espinas, a punto de salir un Lunes Santo
ce la religión a la esfera privada, sino que reconoce que esa fe puede y debe expresarse en el espacio público. Por otra parte, son manifestaciones que califican la cultura de un pueblo y, por tanto, tienen carta de ciudadanía en nuestra vida social. Favorecerlas es servir al pueblo, que se reco- noce en estas manifestaciones religiosas como señal de identidad propia desde hace siglos. Celebramos en la Semana Santa los misterios centra- les de nuestra fe cristiana. Jesucristo, el hijo de Dios he- cho hombre de María Virgen, se ofrece voluntariamente a la muerte para rescatarnos de la muerte eterna y abrir- nos de par en par las puertas del cielo. Y ha resucitado, venciendo la muerte en él y en nosotros. La Semana San- ta es fiesta de vida y esperanza. El pecado del hombre y de
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PASIÓN EN CÓRDOBA
SE ACERCA LA PASCUA
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