PASIÓN EN SEVILLA ENERO 2024
E l Bécquer más capillita podría estar en unas cartas anónimas que apare- cen en ‘El Contemporáneo’ (un dia- rio nacional publicado entre 1860 y 1865). Se trata de seis textos remitidos desde Sevilla en la primavera de 1962 que el sevilla- no habría escrito en su ciudad durante un pe- riodo de tiempo en el que nada se sabe de su actividad. Jurado se las atribuye por varias razones. La primera tiene que ver con la pu- blicación en noviembre de esemismo año de ‘La venta de los gatos’, en la quemenciona ex- presamente un viaje a su ciudad. Y una de las cartas atribuidas contiene un argumento que guarda cierto paralelismo con las cosas que Bécquer dice sobre Sevilla en su leyenda. «Con grandísimo placer y no poca sorpresa he notado los progresos que se han hecho en esta capital en la época no muy larga de mi última ausencia. La industria y el comercio crecen de unmodo rapidísimo y, como natu- ral consecuencia, hasta las clasesmás pobres han mejorado considerablemente en fortu- na y, al propio tiempo, en moralidad». Escribe Becquer en ‘La venta de los gatos’: «Cuando el azar me condujo de nuevo a la gran ciudad que con tanta razón es llamada reina de Andalucía una de las cosas que más Escribe un 14 de abril de 1862 en ‘El Contem- poráneo’ :
estuviesen montadas sobre la vanidad. Según relata el autor, «la Semana Santa de Toledo le parecía más cerca- na a la raíz cristiana y nuestra Semana Santa la veíamás frívola, pegada a una falsa vanidad provocada en parte por el resurgir de las cofradíasmotivado por losMontpen- sier: fruto de la época burguesa de expansión económica en la que se ralla el ridículo». sentencia. Pero al margen de estas apreciaciones que han generado cierta desafec- ción hacia el poeta entre los cofrades, Bécquer realiza una serie de apreciaciones que coinciden con las que hace en estos textos anónimos de ‘El Contemporáneo’: «Las des- cripciones que hace de la Sevilla preindustrial o de la her- mandad de Monserrat son calcadas a la que hace en esa publicación sobre Toledo», aclara Jurado. Al margen de lo expuesto anteriormente, estas cróni- cas reflejan la Semana Santa sevillana con otro tono. Des- criben unas cofradías muy parecidas a las actuales. El cronista se admira de su belleza, la unción religiosa de
llamaron mi atención fue el notable cambio verificado durante mi ausencia. Edificios, manzanas de casas y ba- rrios enteros habían surgido al contactomágico de la in- dustria y el capital: por todas partes fábricas, jardines, posesiones de recreo, frondosas alamedas; pero, por des- gracia, muchas venerables antiguallas habían desapare- cido. Cuando escribe estas crónicas, Gustavo Adolfo tendría 26 años y ya ha escrito textos fundamentales como ‘Mae- se Pérez el organista’, ‘El monte de las ánimas’ y proba- blemente de buena parte del corpus de las ‘Rimas’. En los años de Monserrat Pero hay otro artículo que el poeta escribe sobre la Sema- na Santa de Toledo publicado en la revista ‘El Museo uni- versal’ en 1869 que también puede servir de base a la atri- bución que realiza Jurado. En él menciona a la fiesta se- villana. ABécquer le parecía escandaloso que las cofradías
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PASIÓN EN SEVILLA
LAS MANOS ABIERTAS DE LA REDENCIÓN
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