PASIÓN EN SEVILLA ENERO 2024

Cuidar el clavel

LA ENCOMIABLE RELIGIOSIDAD POPULARDE LA QUE SIEMPRE HA HECHO GALA SEVILLA ESTÁ PERDIENDO SU EQUILIBRIO, SU PROVERBIAL MEDIDA. LA REBOSANTE AGENDA COFRADE ES YA TODOUNDESAFÍO

el núcleo mismo de la fe, que en estas latitudes siem- pre estuvo hábilmente vinculada a la coyuntura cultu- ral y a ‘la gente’. Pero hasta cierto punto. Una cosa son los fieles y otra muy distinta los espectadores y los ca- zadores de ‘experiencias’. Cada vez hay más de los se- gundos en detrimento de los primeros. La tremenda masificación, de un lado, y el exceso de alarde externo y de efectismo de las corporaciones, de otro, amena- zan seriamente con desvirtuar el auténtico sentido de las devociones. La rebosante agenda cofrade del año que arranca, en la línea de los dos de estallido calleje- ro que han servido para dejar atrás la pandemia, su- ponen un auténtico desafío. La cantidad de pasos, sa- lidas extraordinarias y efemérides a cuenta y cuento de un variado ramillete de pretextos cronológicos di- bujan por momentos una especie de parque temático del costal, la corbata y la gomina. Que parece incluir un creciente componente estético y musical anhelan- te del aplauso fácil, de la foto en las redes sociales. Y una cofradía no es un producto de consumo ni un cro- mo para la colección o el álbum viajero. Por más retó- rica que se quiera utilizar, la cantidad suele estar re- ñida con la calidad. El clavel de Pepa es la esencia misma de una ciudad. Y se marchita más cuanto más se manosea. Quizás ha llegado el momento de cuidarlo. Quizás. De colocarlo en un jarrón con agua y dejar de lanzarlo a los palios desde los balcones.

POR EDUARDO BARBA

C on la lentitud y torpeza propias de quien ya su- pera ampliamente los ochenta, pero con deci- dida voluntad, tras su íntimo rezo Pepa estira su mano y coloca un clavel rojo junto al sagra- rio, a los pies del Nazareno. El reflejo del azul azulejo de Mensaque que envuelve al Señor le trae a la memo- ria los ojos de su marido, que jamás huyen de su reten- tiva por más que el tiempo haya pasado desde su pre- matura marcha. Segundos después, los ecos a sus es- paldas, desde Castilla, y la paulatina llegada de turistas móvil en mano acaban por romper su acogedora sole- dad de tal manera que decide concluir su fervorosa cita y regresar a casa pausadamente, con el alma reconfor- tada, por el camino de Alfarería. Observar la escena, a cierta distancia pero con es- píritu analítico, provoca en el cronista una inevitable reflexión en torno al devenir de las hermandades y co- fradías. Al propio culto público. Y convierte la oración y posterior huida de la anciana en un símbolo de nues- tros días y también en una llamada de atención, inclu- so en una alerta. Por qué no. La encomiable religiosi- dad popular de la que siempre ha hecho gala Sevilla está perdiendo su equilibrio, su proverbial medida, de tal modo que comienza a verse erosionada su esencia,

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LAS MANOS ABIERTAS DE LA REDENCIÓN

PASIÓN EN SEVILLA

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