PASIÓN EN SEVILLA ENERO 2024
Nazarenos del paso del Señor, finales de la década de 1940
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introducirse en la vida social sevillana, por lo que el cambio de sede al interior de la ciudad deja entrever una motivación política y social, con independencia de las argumentaciones religiosas e institucionales que lo propiciaron. Aquella fue una fórmula magistral con la que la hermanad logró cosechar el reconocimien- to de la ciudad y sus estamentos oficiales, toda vez que ya contaban con el del barrio de ori- gen de sus cofrades fundadores. Varios años después de residir ya en el Are- nal, realizó su primera procesión de Semana Santa a la catedral, en 1757, con la ayuda ines- timable de la hermandad de las Tres Caídas de Triana que le cedió un buen número de en- seres. Sus hermosísimos titulares se convir- tieron de inmediato en imágenes devociona- les de gran calado pues se ganaron el fervor y la admiración de un importante número de seguidores. La advocación del Cristo de la Sa- lud del Pópulo hacía honor al lema puramen- te gitano de «Salud y libertad», autodetermi- nación anhelada por los gitanos fundadores. Permaneció en la iglesia de aquel convento del Pópulo hasta su cierre en 1837 tras la exclaus- tración de sus frailes promovida por Mendizábal. Cambios de sedes En el transcurso del siglo XIX, esta hermandad peregri- nó de modo errante –carácter nómada de los gitanos– por templos de distintos barrios sevillanos. Del Pópulo pasó a San Esteban, en cuyas inmediaciones existió cier- ta población gitana avecindada debido al eje comercial trazado con la Puerta de Carmona, por donde entraba y salía de la ciudad un volumen importante de mercan- cía. El recuerdo del antiguo Nazareno de la Salud loman- tiene vivo en el barrio el Cristo de la Salud y Buen Viaje de la hermandad de San Esteban. Pero en 1860 tuvo que mudarse a San Nicolás, barrio por el que se penetraba al centro desde la Puerta de la Carne y en el que tam- bién había empadronadas familias gitanas. El año 1880 nuevamente se vio obligada la hermandad a alterar su residencia, en esta ocasión a la iglesia de San Román de la Puerta Osario, sector en el que residían numerosas clases populares y un núcleo importante de gitanos en la calle Artemisa, conocida también como la ‘Cava Chi- ca’. Allí permaneció muchísimos años hasta alcanzar un importante prestigio y experimentar cierto auge cofra- diero. Sus antiguas imágenes titulares quedaron com-
pletamente destruidas en el incendio que sufrió este templo en 1936. Mientras se reconstruyó San Román, la hermandad permaneció un largo periodo en Santa Ca- talina. Volvió a asentarse en San Román, donde ha re- sidido hasta establecerse en el actual Santuario. Este recorrido desde el barrio del Arenal hasta la Puer- ta Osario describe la dispersión domiciliaria de la po- blación gitana en aquella Sevilla del siglo XIX, periodo histórico en el que las vías de comunicación terrestres se sobrepusieron a la vigencia aglutinada por el río Gua- dalquivir antaño. La presencia de la hermandad de los Gitanos en cada uno de los barrios enumerados consti- tuyó para la Iglesia de Sevilla un instrumento pastoral bastante útil para moralizar a los gitanos y acercarlos a los preceptos de la fe al hacerlos copartícipes de las costumbres y tradiciones católicas. Hechuras trianeras Esta de los Gitanos es la cofradía más trianera de Sevi- lla. En primer lugar, porque lleva impregnado el barrio de Triana desde su nascencia y ser el lugar natural de residencia de la mayor parte de la población gitana de Sevilla. Antes de la Guerra Civil, un gran número de her- manos eran trianeros (Moreno, Serrano, Vargas, de Los
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LAS MANOS ABIERTAS DE LA REDENCIÓN
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