PASION EN SEVILLA Nº 150 Octubre 2024
La multitud se concentró de tal manera que una de las barcas del puente comenzó a llenarse de agua
No había sido este el primer puente de barcas de la historia de la humanidad. El persa Xerxes había construido uno para cruzar el Helesponto en el año 480 a. C.
tivo que la travesía al hermoso barrio por su puente. «las vistas que le circundan, el bamboleo de aquellas al sentir el peso de las gentes y los carruajes, la suavi dad de su pavimentos, los asientos laterales en las proas y popas de las barcas, el ruido y el bullicio del pueblo y el sonido de las olas forman un conjunto difícil de describirse». Pero volvemos a estos mediados del siglo XIX, siglo de los cambios y de la reinvención de la ciudad y de su propia Semana Santa para constatar que aquel espec táculo de las cofradías trianeras en medio de la corrien te sostenida por unas barcazas constituía un espectá culo predominantemente popular. De lo contrario ha bría sigo presenciado y descrito por los innumerables viajeros franceses que llegan a Sevilla traídos por su fama de pasión y autenticidad. En ‘La Pasión france sa’ de Juan Villegas Martín se da cuenta de un par de viajeros que pudieron coincidir en el tiempo con ese periodo de 21 años en el que las cofradías trianeras to man el puente de barcas para llegar a Sevilla. En 1849 el secretario de los duques de Montpensier Antoine de Latour ofrece una pormenorizada descripción de las cofradías cuyo paso presencia… desde la plaza de San Francisco, lugar de encuentro de las élites. Aquel Viernes Santo espera contemplar el cortejo de Notre Seigneur du dernier-soupir (el Cachorro), co fradía que se vuelve a su capilla por desavenencias con el itinerario asignado y se niega a salir. No sabemos si ni siquiera llega a cruzar el puente para pasar bajo la imponente puerta de Triana, arco de triunfo para las cofradías del arrabal. Pero eso ya es otra historia.
El Duque de Montpensier retratado con su familia por Alfred Dehodencq en 1853. Su presencia supone un revulsivo para la ciudad y para la propia Semana Santa
dar. Aunque los pasos probablemente no eran de las mismas características, ni tan pesados como los actua les, comportaba un riesgo el adentrarse en esa corrien te. Toda una prueba de carga. Nos han llegado testimonios que describen las sen saciones al transitar por el puente de barcas. Entre ellos el texto que escribe Juan Miguel de los Ríos con moti vo de la Velá y que se publica durante años en periódi cos como El correo de Ultramar publicado en 1856. En él destacaba que el puente constaba de 10 barcas y que era dignas de mención sus oscilaciones: «Sube orgu lloso en las crecidas y se humilla dócil en la calma has ta el abismo de las aguas». Las gentes que lo atravesa ban en tropel con motivo de los días señalaítos, para los que se exornaba de forma profusa. Nada mas atrac
N o t e n e mos s u c u rs a le s !!! " " "
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