PASION EN SEVILLA Nº 150 Octubre 2024

Cofradías seráficas de Sevilla: cuando la estación de penitencia también habla de San Francisco SEVILLA RECUERDA AL ‘POVERELLO D’ASSISI’ EN DOS GRANDES FECHAS. LA PRINCIPAL, EL 4 DE OCTUBRE, COMO ES PRECEPTO EN TODO EL CATOLICISMO POR LA CONMEMORACIÓN DE SU MUERTE. LA SEGUNDA, A LO LARGO DE LA SEMANA SANTA, PUES SON VARIAS LAS COFRADÍAS QUE HACEN GALA DE LA VINCULACIÓN CON LA ORDEN RELIGIOSA QUE FUNDÓ UNO DE LOS SANTOS MÁS ESPECIALES, POR SU OBRA Y POR LA INUSUAL CELERIDAD EN SER CANONIZADO

POR FRAN PIÑERO

E l santoral impregna de la manera más notoria a la Semana Santa de Sevilla. Desde el nombre de las sedes canónicas –San Roque, San Benito, San ta Catalina…– a las imágenes, como la de la patro na de los hosteleros en el misterio del Traslado al Sepul cro. Sin embargo, existen otros ejemplos quizá menos evi dentes que también evocan a figuras clave del catolicismo por su legado y veneración. Uno de ellos es San Francisco de Asís, el humilde fundador de la Orden Franciscana, de las de mayor presencia en el mundo, y en la que se inte gran la de Frailes Menores, Capuchinos y Clarisas, entre otras. Aunque se le conmemora cada 4 de octubre por su en trega a los demás y por su modélica profesión de obedien cia, pobreza y castidad, son varias las hermandades sevi llanas que hacen gala de vinculación seráfica en sus esta ciones de penitencia a la Catedral. El guiño más reciente se añadió justo esta última pri mavera. De manera sutil, quizá eclipsado por elementos más vistosos como las escalas, las líneas entre imágenes

o la redisposición de la entrega del pergamino, pero des de luego dentro del esperado nuevo Misterio del Cristo del Buen Fin. Y es que la postura de la talla de María Magdalena, arro dillada a los pies del crucifijo, evoca al ‘Abrazo de San Fran cisco’, el reconocible lienzo que pintaron tanto el ilerden se Francisco Ribalta como nuestro Bartolomé Esteban Murillo en distintas etapas del barroco. Según su autor, Darío Fernández-Parra, esta génesis comparte inspira ción con el relato del obispo genovés del siglo XIII Santia go de la Vorágine, «que en su libro ‘La Leyenda Dorada’ cuenta que María Magdalena lloró tanto que con sus lá grimas lavó un pie de Cristo cuando aún estaba crucifica do». «A raíz de ahí han sido infinitas las representaciones en la iconografía cristiana, tanto en escultura, como en pintura, grabados y dibujos a lo largo de los siglos, pero es escasa en los pasos procesionales», añade reconociendo que la esencia franciscana del Buen Fin terminó acercan do su propuesta a ese abrazo del Santo al Señor. ∑∑∑

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