Pasion en Sevilla 144 junio 2023
Pedro Andana, más conocido en Triana como El Pirulo, fue músico de las Tres Caídas y consiguió ser costalero de la Esperanza pese a su corta estatura
salida del libertador del Tirolinea, un co lega suyo quiso pasarla, pero se lo impidió el servicio de seguridad. Al Pirulo, que te nía pocos años, no se le ocurrió hacer otra cosa que llorar como un futbolista en su despedida, con tanta intensidad que te par tía el alma. El colega insistía en que lo de jaran pasar y el Pirulo, engollipao y con el corazón en la boca, solo sabía dar jipíos y decir «¡¡papá, papá, papá!!». Picardía de gradas a la vera de la Catedral. El guripa se a apiadó y entró el colega que, desde en tonces, el Pirulo lo llama per sécula, papá… El año 2015 marca en el calendario vi tal del Pirulo el día en que se cumplieron sus sueños, el día en que el corazón ven ció al reglamento. Ese año salió por vez pri mera de costalero, acompañando a su Vir
RECHI
gen, de corriente de la última, con la cuadrilla baja del palio marinero. Todos los años desde que dejó la banda se presentaba para igualá. Y todos los años le decían lo mismo: hasta que no crezca no hay nada que hacer. Nun ca se rindió. Pero era consciente de que la Esperanza nunca se pierde y que hay que empeñarse en buscarla si te es esquiva. En la igualá de 2015, Juan Manuel López Díaz, el capataz, le dijo que no se iba a morir sin cum plir su deseo de sacar esa apoteosis de luminarias, flo res y emociones plateadas que recoge bajo su palio la virgen de Pureza. Y lo apuntó en el listín. El Pirulo, que así le llaman por contraste con la altura del Pirulí de la Expo, se colocó unos botines con unas plataformas, im portándole un bledo el que tuviera aires de drag queen, porque el gozo de su corazón espantaba cualquier com plejo o vergüenza estética. El Pirulo alcanzó su sueño, aunque lo alcanzara con botines de plataforma. Tuvo que ver Juan Manuel López Díaz, su capataz, tanta ver dad en el pequeño costalero que, de su bolsillo, para la salida de la madrugá siguiente, le regaló un par de bo tas Jhayber. A la que se le sumó un alza razonable. Y lo bordó. Aquella madrugá, debajo del paso, se le vinieron a la cabeza, de golpe, toda la gente que lo quiere: los her manos Remesal, su capataz y las lágrimas de su padre en 2015, cuando el Pirulo llevó a la Esperanza en su cos tal por vez primera. Con el veneno verde de Pureza ben diciéndole su sangre, Pedro Andana, guarda de aque llos caudalosos años un costal verde en su mesilla de noche, unas baquetas colgadas en la pared de su cuar to y la medalla de la hermandad prendida del traje de chaqueta. Un tesoro que jamás podrá tener el Banco Central Europeo...
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EL ÁLBUM DE LA SEMANA SANTA DE 2023
PASIÓN EN SEVILLA
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