Pregón de Semana Santa Joaquín Romero Murube
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vía al cielo. Si Zorrilla hubiera vivido en Sevilla, hu biese sido un gran "capillit..", y seguramente de la Candelaria...
Nos encontramos, pues, con un pueblo capacitado como pocos para degustar y consumir ese hálito di- ÚJ m11estrla vino y cordial que llamamos vida. Cada sevillano es
un pequeño cosmos proyectado con suma perfección y aprovechamiento hacia el sector objetivo de la vida a que le llevan sus trabajos o predilecciones. Y de ahí, de este encaje perfecto entre el sujeto y el mundo ob jetivo circundante, que ésta sea la tierra genuina y po¡iular de los maestros: aquí se le llama maestro no sólo a los que en su organización gremial alcanzan esta · ca tegoría, sino a todo el que trabaja o hace algo. Porque se presupone que lo hace bien. Mac.�tro es el que cantlí ,. el qne torea, el que cobra en el tranvía, el sacristán que enciende las velas del altar, el que escribe en el perió dico, hasta el que realiza el oficio mas pobre y más simple-el limpiabotas, por ejemplo-se le llama maes tro en esta tierra, sin que en ello haya rebozo de ironía ni intención de zumba alguna. Y todo esto, gozosa y armoniosamente, con una ponderación natural y exac-
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