Premios La Voz de Cádiz- ESPECIAL 18 AÑOS LA VOZ 2022
S U P L E M E N T O E S P E C I A L S Á B A D O 0 8 · 1 0 · 2 0 2 2
18 AÑOS DE LA VOZ 4
La vida en un número cero
Vivíamos el mundo con asombro, quees la única manera devivirlo
Hace dieciocho años hicimos un periódico en Cádiz. Comprendimos aterrados que entonces teníamos que hacer otro, CÁDIZ. En venganza por su osadía, Zeus mandó atar a Prometeo con cade- nas y ordenó que un águila le devorara el hígado. Como Prometeo era inmor- tal, cada noche le crecía el hígado de nuevo y al día siguiente, la rapaz vol- vía a devorárselo. Las peores condenas consisten en la repetición. Sísifo era obligado a empujar una piedra hasta lo alto de la montaña y, cuando llegaba a la cumbre, la piedra caía rodando de la otra parte y entonces se veía obligado a repetir la hazaña eternamente. Hace dieciocho años hicimos un periódico enCádiz. Cuando por la mañana entra- mos en el quiosco, lo vimos apilado or- denadamente, acariciamos su portada, pasamos la yema de los dedos sobre el azul-cielo-de-Cádiz de su mancheta y comprendimos aterrados que entonces teníamos que hacer otro, y otro, y otro más. Viviríamos así haciendo periódi- cos, para siempre condenados a la gran- deza efímera, angustiosa y frustrante pero descaradamente bella del perio- y otro, y otro más :: CHAPU APAOLAZA
dismo de papel, una guerra que, a día de hoy, se sigue librando. Llevábamos un tiempo haciendo pe- riódicos para nadie. Los llamábamos ‘Nú- meros cero’ y eran como vivir en bro- ma, como ser inmortales. Como si las erratas que cometíamos, las noticias que no eran y las fotos que no llegaban no contaran, pues al fin y al cabo, nadie las iba a leer al día siguiente. Teníamos sie- te vidas o no sé cuántas. Hacer un pe- riódico parece fácil, como escribir una novela: hay gente que se pone a ello y no le pone ni el nombre al protagonis- ta. Con todo y gracias al oficio de losmás experimentados, la redacción –enton- ces a las órdenes de LaliaGonzález-San- tiago, primera directora de periódico de España– tomó la velocidad y el rumbo necesarios para presentarse en la pro- vincia con éxito. En aquellos días, yo estaba en prime- ro de levanteras comoManoloAlcánta- ra estaba en primero de jazmines cuan- do se hizo poeta. Pepe Landi nos dio una vuelta por Cádiz a los redactores deCul- tura con ese orgullo derrotado o esa de- rrota orgullosa, no sé, la proporción áu- rea del amor por la tierra sin la cual es imposible acercarse a la relación emo- cional del gaditano conCádiz, un enig- ma que esperemos no se resuelva nun- ca pues, como los grandes misterios, el día en que se explique, desaparece. Cuando se subió al escenario a pregonar
mo que cantaba que la verdad estaba fuera de los periódicos y que se hizo vie- ja tan pronto. Hoy, si no aparece en un periódico algo, es que no es verdad. Los Campos Elíseos de la realidad contada por cualquiera se iban a llenar pronto de basura, incorrecciones, desinforma- ción y propaganda. Aun no había llegado esa hora. Vivía- mos el mundo con asombro, que es la única manera de vivirlo. Veíamos una entradilla en cada esquina. Cádiz se pre- sentaba cadamañana –y cada noche, por qué no decirlo– como un territorio in- finito de historias y realidades, el paraí- so de las pasiones del hombre, sus gran- dezas, las miserias y el sacrosanto mis- terio del ‘age’. Estábamos en ese sitio y en esa edad. A otra gente, ese momen- to de abrir los ojos a la vida le coge en el despacho de una ‘bigfour’ con viaje a Zúrich de ida y vuelta en el día dos ve- ces al mes; a mí me pilló en la barra del Manteca, y claro, no es lomismo. Por la calle, un tipo vendía los periódicos en un antiguo cochecito de niños y los acu- naba como bebés de teta. Poblaban las aceras genios metafísicos y personajes de otro mundo. Se sentaba uno en un banco en la plaza de las Flores a ver y oír pasar la mañana, o paseaba por las mu- rallas de la Alameda con el alma dispo- nible, que escribióGabriel Celaya y des- pués acudía al ensayo del coro de Qui- co Zamora y, ya se tomaba por Scott
el Carnaval de 1994, JesúsQuintero ves- tido de Lord Byron admitió que tres mil años no se podían cantar en veinte mi- nutos, y tresmil años no se pueden con- tar en quinientas palabras, pero si te dan dos páginas, unamáquina de café y una hora de cierre intempestiva, se puede intentar. Haciendo memoria, ya se decía en- tonces que los periódicos cada día con- tabanmenos. A la prensa escrita la iban a sustituir las redes sociales, los blogs y cualquier ciudadano con un teléfono con cámara. Se había puesto demoda la coplilla apocalíptica del fin del periodis- Llevábamos un tiempo haciendoperiódicos para nadie. Los ‘Números cero’; eran comovivir enbroma, como ser inmortales La redacción tomó la velocidad y el rumbo necesarios para presentarse en la provincia con éxito
La primera redacción de LA VOZ, en los primeros compases de la vida del periódico; 18 años después, la ilusión y la profesionalidad siguen intactas. :: LA VOZ
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