Suplemento GRACIAS La Voz 29-11-2020
Suplemento GRACIAS La Voz 29-11-2020
LA VOZ
S U P L EMEN TO E S P E C I A L
Domingo 29 de noviembre de 2020 GRACIAS
LA CRISIS DEL CORONAVIRUS PONE A PRUEBA A LA SOCIEDAD GADITANA. FUERZAS DE SEGURIDAD, SANITARIOS, ONG, CIUDADANOS Y EMPRESAS HAN DADO LOMEJOR DE SÍ PARA CONTENER AL VIRUS
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Ignacio Moreno Bustamante Director de LA VOZ DE CÁDIZ
Unidos sí somos más fuertes
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Si algo bueno ha traído esta pandemia es la constatación de nuestras fortalezas Los sanitarios son los grandes héroes de esta dura historia, pero no los únicos
Pero no son los únicos. Porque no es una lucha que se libre sólo en los hospitales, sino en muchísimos otros frentes. Las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado, encabezados por Policía Nacional y Guardia Civil y se- guidos por policías autonómicas y locales, también es- tán siendo fundamentales para contener el virus. Una situación como esta requiere tomar decisiones compli- cadas –con restricciones temporales de la libertad in- cluidas– y no queda otra que cumplir las normas. Ellos se están encargando de que así sea, con una labor igual- mente abnegada, arriesgada, más pedagógica que res- trictiva. Y por supuesto el Ejército. Una vez
ábado 14 de marzo. Hace apenas ocho meses y parece que ha pasado un mun- do. El Gobierno decreta el Estado de Alarma ante las devastadoras conse- cuencias provocadas por una pande- mia, la del coronavirus, que nos ataca por sorpresa y sin piedad. Un mes an-
tes casi ni habíamos oído hablar del Covid–19. Y si lo hi- cimos nos parecía un tema lejano, tanto como la Chi- na, que no nos afectaría. Sin embargo, en pocas sema- nas se expande de manera inimaginable y se apodera de
nuestras vidas. En miles de casos, lite- ralmente. Entonces, al inicio de esta pesadilla, nadie podía imaginar cómo se desarrollaría. Ni el más pesimista ba- rruntaba lo que viviríamos después. Lo que aún estamos sufriendo. Lo que nos queda por ver. Confinamiento, toque de queda, restricciones horarias y de grupos de personas... una pesadilla que ni sacada de una película de ciencia ficción. Algunos se atrevieron a augu- rar que cuando acabara saldríamos mejor, más fortalecidos, más unidos como personas. Esto aún no ha aca- bado, aunque no parece que esos ‘vi- sionarios’ vayan a acertar en su pro- nóstico. Sin embargo, lo que sí es cierto, lo que ya hemos constatado, es que te- nemos muchas fortalezas que pasa- ban desapercibidas, que dábamos por hechas. Y que con esta crisis sanita- ria y económica se han hecho más
DE CÁD I Z ES LAVOZ
más, los militares han demos- trado ser un elemento funda- mental de nuestra sociedad, sin necesidad de que haya conflic- tos bélicos. Esta guerra, contra un enemigo invisible, también se está ganando gracias a ellos. Primero con la Operación Balmis, durante la que realizaron tareas de desinfección hasta en el últi- mo municipio de España. Y tam- bién con la Operación Baluarte, realizando labores de rastreo para detectar a personas en riesgo de contagio. Junto a todos ellos, los ‘esenciales’, trabajadores que han estado día a día al pie del cañón, desde trabajadores de supermerca- dos, de tiendas de alimentación, far- macias, profesores, limpiadores, re- partidores, periodistas, personal de mantenimiento... y un sinfín de per- sonas anónimas que se ofrecieron a
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LadoctoraRocío Jiménez y laenfermeraEsperanza Merinoen laUCIdel HospitaldePuertoReal, donde trabajanen turnos dedocehorasatendiendo a suspacientes. :: L.V.
«Esta guerra la ganamos seguro» Milesde trabajadoresde lasanidadgaditana luchandesde haceyaunmescontraelcoronavirussinperderelánimoy conelconvencimientodequedoblegaránal«bicho» P3A21
¡Descubre los
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patentes que nunca. No han resurgido, porque nunca de- jaron de estar. Simplemente ahora las visualizamos más y mejor. Empezando, cómo no, por nuestros sanitarios. Hombres y mujeres de hierro. Médicos, enfermeros, au- xiliares, celadores... del primero al último trabajador de la sanidad española han dado un paso al frente para rega- larnos su esfuerzo, su profesionalidad, su experiencia. Por más manido que esté el mensaje, por más que haya- mos repetido que ellos son los grandes héroes de esta gue- rra, nunca está de más recordarlo. Porque siguen ahí, en primera línea, sin descanso, para ser ellos los que nos re- cuerden que esta guerra «la ganamos seguro».
ayudar de forma desinteresada, al igual que todas y cada una de las organizaciones no gubernamentales, que han visto multiplicadas hasta el infinito sus tareas de servicio a los demás. Y por supuesto, miles de empresas, que también han sabido adaptarse a las circunstancias facilitando el tele- trabajo a sus empleados y adoptando todas las medidas de higiene necesarias. Y en no pocos casos, incluso po- niendo a disposición de quien lo necesitara sus recursos humanos y materiales para luchar contra esta pandemia. A todos ellos, un eterno y sincero GRACIAS.
Redacción Andrés G. Latorre y José Landi
Director Ignacio Moreno Bustamante
Fotografías Antonio Vázquez, Francis Jiménez y Archivo de LA VOZ
Director Comercial Guillermo Silóniz
Edita: Corporación de Medios de Cádiz
Director Álvaro Ybarra Pacheco Director General ABC Álvaro Rodríguez Guitart
AVISO LEGAL: Este suplemento se entrega gratis conjunta e inseparablemente con el ejemplar del día de LA VOZ
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GRACIAS
El año que nos cambió para siempre
Desde los héroes de la Sanidad, hasta transportistas, cuerpos de seguridad, militares, medios, agricultores todos han dado lo mejor de su profesión, su vocación y su humanidad para ayudar a los demás a enfrentar la crisis sanitaria y social más profunda que se haya vivido en 70 años D La pandemia ha traído dolor y muerte pero también una inmensa ola de solidaridad
nores índices de mortalidad a gran escala. Los números no son compa- rables. CIFRAS TERRORÍFICAS Para entender la talla de la amenaza, basta recordar que el número de per- sonas contagiadas en el mundo (o solo las registradas) es demás de 60millo- nes. El número de víctimas mortales roza el millón ymedio según el balan- ce publicado por la Universidad Johns Hopkins. Casi 30millones de afecta- dos se reparten entre tres países de gran población y superficie: Estados Unidos, India y Brasil. Las cifras han ido empeorado du- rante el mes de noviembre, en la denominada segunda ola, con ci- fras terribles de hasta 15 fallecidos
en la provincia de Cádiz en un re- cuento de solo 24 horas. Este mal tampoco sabe de eda- des ni razas, aunque se ha demos- trado estadísticamente más letal en los mayores de 65 años y en los hombres más que en las mujeres. Como único consuelo frente a pan- demias anteriores en la Historia de la Humanidad, los niños y los jóve- nes parecen casi a salvo, en un al- tísimo porcentaje superan la enfer- medad sin secuelas ni gravedad. La mortalidad de los menores de 30 años, aunque existe, es extrema- damente baja. España se mantiene ahora mis- mo en la sexta posición por núme- ro de casos a nivel mundial y el se- gundo de la Unión Europea (pese a
esde el pasado mes de marzo, la socie- dad gaditana, como la andaluza y la es- pañola, como la eu- ropea y casi toda la mundial, viven la mayor crisis que han conocido, al menos en los últimos 70 años. Como todos los retos que la his- toria plantea a los seres humanos, llegó sin avisar, sin que las pocas voces que advertían fueran atendi- das por la mayoría. Como en todos los momentos críticos de la histo- ria, la población carece de prece- dentes a los que agarrarse, de expe- riencia en hechos similares. Así ha ocurrido habitualmente con los grandes conflictos bélicos, políticos y religiosos, internos o internacionales, los grandes desas- tres naturales, las hambrunas, las transformaciones industriales y tecnológicas... Siempre son vivi- das por primera vez por las gene- raciones que deben afrontar su em- bate. Así ha sucedido, por tanto, con esta pandemia. Esa palabra, procedente de los términos grie- gos ‘pan’ (que significa ‘todo’, ‘to- dos’) y ‘demos’ (que significa ‘pue- blo’) deja poco lugar a la duda. Es una dificultad que atañe a toda la población, sin distingos. El virus originado en la región china de Wuhan es el primero de transmisión respiratoria que tiene un altísimo índice de contagio y una mortalidad notable desde la gran gripe de 1918. Se le ha deno- minado Coronavirus Covid-19, aun- que su nombre científico es algo más complejo. En cualquier caso, sea cual sea su denominacion, en un siglo no se ha conocido una si- tuación similar y no hay personas en el planeta que hayan vivido, o al menos lo recuerden, las dos si- tuaciones comparables. Desde entonces, hace 102 años, no se ha bía conocido una amena- za tan grave para la salud humana que se contagiara con un gesto tan constante y universal, tan repeti- do e imprescindible, como respirar. Otras enfermedades como la mala- ria, el tifus o, más recientemente, el VIH tienen otra vía de transmi- sión diferente (lo que forzosamen- te hace menor su contagio) o me-
Hemos conocido situaciones de entrega, riesgo y colaboración nunca vistas hasta ahora
Este año hemos visto escenas que ni hubiéramos sospechado, con mascarillas como protagonistas y con la
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su vida en peligro por tal de ayudar a los demás, por cumplir con su mi- sión, por hacer su parte. La tragedia social que vivimos, como una moneda, tiene la cruz de la muerte y la enfermedad pero la cara del compromiso y la solidari- dad. El sacrificio por el semejante, preocuparse y ocuparse con el otro, trabajar por los iguales están en la esencia de todas las religiones por- que viaja en el corazón del ser hu- mano. Humanidad, humanismo, so- lidaridad son sinónimos en el caso de los mejores ejemplares de la es- pecie. Con esa certeza, ha surgido la ocasión de dar a conocer historias de renuncia, de riesgo, acciones e iniciativas que han llevado a cabo los colectivos y profesionales ho- menajeados. Hablamos de los médicos y en- fermeros, de todos los trabajadores de recintos sanitarios, pero tam- bién de los limpiadores, distribui- dores, reponedores, cajeros, trans- portistas. También policías, mili- tares y bomberos. El listado de per- sonas y colectivos que merecen este homenaje es infinito, pero siendo imposible abarcar a todos ellos, LA VOZ ha realizado una selección re- presentativa entre los sectores pro- fesionales o colectivos cuya labor ha sido fundamental para que el país pudiera seguir adelante a pe- sar de las circunstancias adversas. Como dice el viejo dicho: no están todos los que son pero son todos los que están. Médicos, enfermeros, farmacéu- ticos y administrativos de Sanidad, pero también de Seguridad y De- fensa. El colectivo del tejido em- presarial español o las ONG que ve- lan por los colectivos más vulne- rables.Las residencias de mayores que han sufrido quizás el ataque más cruel de la enfermedad por agrupar al colectivo más frágil y vulnerable. Fueron cientos, miles, de personas las que dedicaron y de- dican parte de su tiempo en vol- carse para ayudar a los demás por ser parte de su profesión, de su vo- cación o, en la mayoría de los ca- sos, de ambas cosas a un tiempo. Tampoco faltará representación del sector Servicios y Transportes, del Primario (agricultores, distri- buidores alimentarios, dependien- tes...) cuyas labores se ha multipli- cado durante la crisis y han sabido que adaptarse con éxito a las nue- vas circunstancias. Con esta publi- cación, con este suplemento, LA VOZ se suma a un reconocimien- to público a los colectivos, profe- sionales y organizaciones que con valentía y generosidad han hecho frente común a la pandemia y se han dejado la piel, incluso la vida en algunas ocasiones.
tener menos población que otros como Italia o Alemania). Los núme- ros españoles, según el Ministerio de Sanidad, eran de 1.566.326 po- sitivos y 43.668 muertos. Son los oficiales porque otras muchas fuen- tes (con datos de fallecimientos en funerarias, centros de mayores u hospitales como fuente) aseguran que podrían superar los 60.000. En el caso de la provincia de Cádiz, más de 24.078 personas han dado posi- tivo y los fallecidos superan los 400 a día de hoy. TRANSFORMACIÓN SOCIAL Los números sólo son útiles si en- tendemos que detrás de cada dígi- to hay un drama, una tragedia, una historia. Son miles las familias es- pañolas que han sentido en su seno la crisis del coronavirus. Su impac- to ha transformado la sociedad y la realidad tal y como la conocíamos hasta ahora. Pero este tipo de cir- cunstancias, como todas las histó- ricas, no sólo provocan dolor y muerte. En estas circunstancias, tanto en aquellos días de marzo y abril como en el repunte de octu- bre y noviembre, también han pro- vocado el nacimiento de una in-
Las semanas de confinamiento y limitación de horarios o aforos han supuesto una dura prueba para toda la sociedad. :: A. VÁZQUEZ
mensa ola de solidaridad que ha inundado nuestro país. Los medios de comunicación tie- nen la responsabilidad de dar cuen- ta de lo que ocurre y hacerlo con información libre y contrastada, pero nuestro compromiso con la sociedad no puede quedarse ahí. Dentro de ese papel fundamental, reconocido como sector estratégi- co durante los días del estado de alarma, LA VOZ se plantea con esta publicación el objetivo de recono- cer y agradecer públicamente el tra- bajo, la entrega, la valentía y el co- raje de los profesionales y colec- tivos más implicados en la lucha contra el Coronavirus Covid-19, en primera línea o en la retaguardia, y poner en valor su compromiso y actitud, que han sido, son y serán un ejemplo. Porque los momentos más difíci- les también son los que sacan lo me- jor de cada persona y, en este caso, de cada colectivo. Profesionales, pro- fesiones enteras, han demostrado en estos meses del infausto año 2020 que están dispuestos a poner El listado de grandes reconocimientos es infinito, de farmacias a repartidores, limpieza, Ejército y transportes además de la primera línea sanitaria
El ejemplo esperanzador de la Educación
Uno de los efectos más doloro- sos, en el apartado social, de la pandemia de Coronavirus que nos asola fue la interrupción de la formación educativa pre- sencial, de las clases en cole- gios e institutos tal y como las hemos conocido siempre. El inolvidable 14 de marzo de 2020 quedaron interrumpidas hasta nuevo aviso y ese mo- mento no llegó hasta que ter- minó el curso. Sin embargo, con la llegada de septiembre y pese a la persistencia del ries- go, profesores, funcionarios, estudiantes y padres regresa- ron a las aulas con grandes me- didas de seguridad y bajos índi- ces de contagio. Su fuerza, su ejemplo y su riesgo suponen también una muestra de ente- reza para toda la sociedad. En un gesto cotidiano pero marca- do por la preocupación, todas las partes pusieron la suya para que la esencial maquinaria educativa volviera a funcionar. Lo han logrado pese al dolor que persiste en muchas casas y hospitales, han perserverado para enseñar a todos que, con precauciones extremas y paradas en el camino, es posible volver a luchar por un futuro sin pandemia que cada vez se acerca más.
solidaridad a flor de piel. :: ANTONIO VÁZQUEZ
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MÉDICOS
Un grupo de sanitarios agradece los aplausos en el acceso al Puerta del Mar . :: ANTONIO VÁZQUEZ
Los héroes que llevaban bata blanca Los médicos han sido una de las grandes fuerzas de choque contra el coronavirus; en las ambulancias, los hospitales y centros de primaria su esfuerzo ha sido titánico en la pandemia L La preocupación de losmédicos era contagiarse y no poder ayudar a sus compañeros a grandeza del colecti- vo médico fue tan grande que los adjeti- vos se nos agotaron a los periodistas cuando apenas se consumían diez de días oficiales
pandemia era «dame de baja» ponían muy a las claras la pasta de la que es- taban hechos nuestros médicos. A los doctores no les dolieron prendas en reconocer, como hizo desde el hospi- tal de Sanlúcar el doctor Manuel Bel- trán, que la forma de combatir al vi- rus «la estamos escribiendo a diario». Los primeros meses fueron los más duros. Fueron meses de salir a aplau- dir a las ocho de la tarde antes de que las caprichosas cacerolas terminaran por ahogar las palmas. Fueron meses de reinventarse, de buscar fórmulas nuevas contra un problema que nun- ca se había mostrado. Fue la época de hacer del teléfono un aliado, como contaba en estas mismas páginas el doctor Manuel Víctor Ramírez, direc- tor del centro médico de Pinillo Chi- co, que explicaba que este sistema fue fundamental para controlar a pacien- tes mayores y a enfermos crónicos sin necesidad de que se desplazaran has- ta el centro de salud. «En muchos ca- sos, la mera llamada del profesional les tranquiliza», explicaba este doc- tor. En los primeros compases, de ab-
zaba en este periódico que, cuando te- nían que ir a una vivienda, sólo entra- ba el médico para ahorrar EPIs) y con unos protocolos que iban cambiando cada cierto tiempo y que les hacían que no supieran exactamente a qué atenerse. Sufrieron en sus carnes los efectos del virus no sólo por un exceso de tra- bajo que los ha llevado a la extenua- ción, sino porque los contagios entre el personal sanitario han sido cons- tantes desde que se declaró la epide- mia. Los hospitales del Puerta del Mar, de Puerto Real o de Jerez llevan su- friendo brotes desde casi el primermo- mento. Y lo que vendrá. A finales del pasado septiembre, un centenar de profesionales del Puerta del Mar te- nía que guardar aislamiento por ha- ber estado en contacto con el virus. Y sin embargo, cuando se les hacía una entrevista, los médicos eran los primeros en dar las gracias. Así por ejemplo,GonzaloDomínguez, del Hos- pital de Jerez, daba las gracias al con- junto de la población por respetar las medidas sanitarias, por quedarse en
de pandemia. Los médicos llevaban días, semanas, alertando de que la si- tuación pintaba mal y de que el pro- blema no se limitaba aMadrid o a Bar- celona. EnCádiz empezaba a registrar- se el ingreso de pacientes aquejados de neumonías bilaterales.... El 7 de marzo se comunicó el primer positi- vo en la provincia de Cádiz. El 19, el primer fallecimiento. Todo lo que lle- gó, en cascada, a continuación es por todos conocido y en esta historia los médicos tuvieron un papel central. Desde muchas esferas se les ha lla- mado héroes y ellos han rechazado hasta el hartazgo el adjetivo. Eran pro- fesionales y como tales se han com- portado. Con todo en contra al prin- cipio, con una falta crónica de mate- rial de protección (sirva de ejemplo que un médico de urgencias comen-
casa y por las muestras de solidaridad de los ciudadanos. Fue de los primeros en reconocer que ellos también tenían miedo, «miedo por contagiar a nues- tros pacientes, a nuestros compañeros o a nuestros familiares». Más allá del deber de la responsabilidad, el doctor de emergencias Abel Saldarreaga te- mía, en los primeros compases de esta crisis sanitaria, contagiarse «porque tendrían que aislar a mi compañero y eso dejaría tocado el servicio». Testimonios como el de la doctora de la UCI de Puerto Real Mariluz Car- mona, que repetía que lo último que quería en los peores momentos de la
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MÉDICOS
«La población estaba muy concienciada en marzo, pero ahora...» Fernando Ramírez Médico de Atención Primaria
das de seguridad y las consecuencias las estamos sufrien- doahora. Eso sí, no se lepuede echar la culpa sóloa los ciu- dadanos. Ellos, como todos, estabandeseandoque esta si- tuaciónpasara y sehanencontrado conelmensajedeque la situación ya estaba controlada y que podían salir. Aho- ra, con el aumento de casos y de fallecimientos estamos volviendo a sermás precavidos. Tambiénha sido grave la relajación en los ambientes familiares. Hemos tendido a
La información y la prevención son dos armas esencia- les, en especial en situaciones como la de la pandemia actual. Un ejemplo claro de lo que supone ir adelanta- do es el de Fernando Ramírez, que bromea con que an- tes de la epidemia ya le llamaban ‘el médico mascari- lla’ porque defendía que, para tratar a un posible pa- ciente con una enfermedad infecciosa, había que pro- tegerse. El tiempo, le ha dado la razón.
–¿En qué momento comen- zaron a darse cuenta de que el coronavirus iba en serio? –Bueno, le puedo decir que en febrero yo ya traté a una pa- ciente joven que presentaba unos síntomas respiratorios que llamaban la atención. La paciente evolucionó bien, pero obviamente no había ni PCR ni nada similar. En esas fechas empezamos a sospechar que algo raro había. –¿Fue una ventaja que los primeros casos oficiales lle- garan más tarde a la provin- cia de Cádiz? –Indudablemente. Por com- pañeros de Madrid ya sabía- mos que esto no era una espe- cie de gripe o resfriado, como nos decían al principio de año. Y si ves que a 500 kilómetros ingresan pacientes con neu- monías graves, te pilla menos desprevenido. –En cualquier caso, supongo que las primeras semanas se- rían terribles. –Un auténtico caos. Para em-
pensar queunamigo, un hermano o un hijo no puede contagiarnos yhe- mos bajado la guardia. –¿Y respecto a la acti- tud hacia los médicos? –Puesme he llevado una ligera decepción. De los apalusos a las ocho de la tarde hemos pasado a ac- titudes de confrontación e, incluso, a registrar agresiones. Enverano te- níamos que escuchar que los centros de salud estaban cerrados (real- mente lo que tenían era el acceso controlado) porque los médicos éra- mos unos vagos y no queríamos trabajar. El tiemponos ha dado la ra- zón de que había que to- mar esta precaución, los centros de salud eran lu- gares de contagio. –Comomédico, ¿quéha sido lomás reconfortan- teyqué lomás frustran- te de esta pandemia?
soluta confusión, esto profesionales fueron los únicos que arrojaron algo de luz, ora con sus conocimientos, ora con su ingenio. Como en el centro de salud de El Cuervo, donde se atendía a los ciudadanos en la calle para evitar que casos contagiosos pudieran acce- der al centro. La provincia puede presumir de no contar con un colectivo demédicos de los llamados «negacionistas»; esto es, de los que piensan que el virus es una patraña inventada no se sabe con qué propósito y que tanto daño hacen a la salud en general. Al respecto, el cole- gio deMédicos deCádiz fue inflexible: los médicos quemostraran su rechazo público a la existencia de la pandemia, negaran la validez de las pruebas PCR o, en general, contradijeran los princi- pios marcados por la OMS serían ex- pulsados y podría, incluso, presentar- se cargos contra ellos en la Fiscalía. Los médicos son conscientes de que la batalla está lejos de acabar. El núme- ro de contagiados es más alto que nun- ca y hay que doblar esfuerzos par ha- cer rápidos diagnósticos, para atender a los enfermos que presentan sínto- mas y para evitar que se produzcan con- tagios en los centros médicos entre pa- cientes sanos y pacientes enfermos. La lucha sigue y, haciendo suyo el lema del cadismo, la lucha no se negocia. A pesar de contar conmedios insuficien- tes y tener que bregar contra la desin- formación de algunos, los médicos ga- ditanos han demostrado que, en esta lucha, los héroes llevan bata blanca.
El doctor Fernando Ramírez. :: LA VOZ
–Comomédicode atenciónprimaria, lomás frustranteha sido que el tiempo nos ha dado la razón. Llevamos déca- das denunciandocómoha caídoel sistemadeatenciónpri- maria.Antes de la pandemia, ya estabamuymal, conuna creciente lista de espera, conmédicos haciendo guardias de24horas yconel panormade atender aunos 50pacien- tes al día conconsultas de cincominutos y sinningúntipo de priorización. La pandemia ha sido la puntilla. Lo úni- copositivode la pandemiaha sidoqueha puesto a las cla- ras que la sanidadnoestababien, después de años claman- doenel desiertopara que se la dotara de recursos. De esto ha venido lomás reconfortante, el sentir que la sociedad se ha dado cuenta de que hace falta reforzar la atención primaria. Aunque, bueno, después de ver lo que ha pasa- do tras la primera oleada, tampocome fíomucho... –Viendo los datos que tenemos actualmente, ¿cómo esperan que sea el invierno? –Vamos a estar en una situación de contagios constan- tes durantemeses. La clave está en ver cómo se compor- ta la gripe. Con la presencia de gripes y procesos catarra- les confusos, o reforzamos la atención primaria o habrá problemas. Hasta verano que vieneme temo que no ten- dremos más tranquilidad. Mientras, habrá que pasar el invierno, aunque no veo el futuromuy halagüeño
pezar, hubo que cambiar lamanera de trabajar en los cen- tros de salud y en los hospitales, comenzar a operar con la atención telefónica, crear circuitos diferenciados... Y todo con una población asustada y una incertidumbre absoluta. A eso únele que a los médicos nos iban cam- biando los protocolos de actuación cada poco tiempo, porque se sabía poco sobre la enfermedad y cómo tratar- la. Luego estuvo la falta demedios y las dudas sobre cómo utilizarlos (para tratar a unpaciente potencialmente con- tagiado usábamos un EPI pero, ¿y si lo atendíamos en su casa por otra dolencia?) –¿Tenían ustedesmiedo en esos primeros compases? –Por mucho que insistieran con lo de los héroes, noso- tros somos humanos. Claro que estábamos preocupa- dos. En mi casa, yo trataba de no relacionarme mucho conmi mujer y conmi hija por si estaba contagiado sin saberlo. De hecho, estuve durmiendo en otra habita- ción. Es duro cuando se te acerca tu hija para abrazarte y le dices que no puedes. –En general, ¿cree que el comportamiento de la so- ciedad está siendo el correcto durante la pandemia? –Sime lohubierapreguntadoenabril lediríaqueestá sien- do ejemplar. Llegado el verano, y en adealnte, yame ha ido decepcionando, se han relajado demasiado lasmedi-
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8 GRACIAS
FUERZAS ARMADAS
Compromiso de quienes nunca fallan
Las Fuerzas Armadas han desempeñado un papel crucial durante la pandemia, en un principio con la operación ‘Balmis’ y, en esta segunda oleada, con la operación ‘Baluarte’
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scribía un reputado literato madrileño, de cuyo nombre ahora no quiero acordarme, que es- taría tranquilo mientras que en la
calle no se desplegaran los militares. Lo que quizá ignoraba es que, preci- samente, ha sido el despliegue mili- tar lo que, en los confusos días del co- ronavirus, más ha tranquilizado a la población española, andaluza y gadi- tana. Los militares han estado a la al- tura en los primeros compases de la crisis sanitaria con la operación ‘Bal- mis’ y ahora, en lomás crudo de la se- gunda ola de esta enfermedad, están dando la talla con la ‘operación Baluar- te’. El que todos los ayuntamientos y administraciones reclamen y aplau- dan su presencia es un gran indicati- vo de la admiración que levantan. La capacidad de reacción demostra- da durante la ‘operación Balmis’ fue abrumadora. El dispositivo fue acti- vado a partir de la declaración del es- tado de alarma, el 14 de marzo de 2020. Los militares realizaronmisio- nes fundamentalmente dirigidas a de- sinfección de instalaciones, residen- cias, instalación de «hospitales de cam- paña», traslado de cuerpos sin vida y ataúdes, transporte aéreo dematerial sanitario, colaboración con la Guar- dia Civil o la Policía Nacional en cues- tiones de seguridad, reparto de ali- mentos, protección de centrales nu- cleares y puesta enmarcha de dos hos- pitales de campaña enMadrid y Zara- goza... Participaron principalmente efectivos de la Unidad Militar de Emergencias, la Inspección General de Sanidad, el Ejército de Tierra, laAr- mada y Ejército del Aire. En la provincia deCádiz, se les pudo ver en todas las localidades, con el agradecimiento expreso de su labor de todos los alcaldes y alcaldesas, fue- ran comunistas, populares o socialis- tas. El despliegue gaditano tuvo como protagonistas a los infantes de Mari- na. Un total de 1.100 componentes de este cuerpo realizaron labores de de- sinfección (unas 490) y de apoyo (140) enCádiz. Además, estuvieron patru- llando por las calles principales cuan- do se decretó la cuarentena y prestan- do apoyo en los principales nudos de comunicaciones, como aeropuertos y estaciones de tren.
Rastreadores de la Armada realizan su labor de seguimiento en Cádiz. :: ANTONIO VÁZQUEZ
tallones de San Carlos, sede del Ter- cio de Armada. La delegada recordó que en sus misiones en la provincia, los militares recorrieron 184.730 ki- lómetros. La situación se estabilizó y, duran- te unas semanas, dio la impresión de que ya no haría falta recurrir a las tro- pas. Sin embargo, la segunda ola puso en evidencia el escaso esfuerzo que habían hecho las administraciones públicas en los cacareados rastreado- res. La solución, una vez más, llegó desde los cuarteles. Si la anterior mi- sión se llamó Balmis en honor al mé- dico militar español que a principios del XIX llevó la vacuna de la viruela a las provincias de ultramar, esta se- gunda se llamó ‘Baluarte’ al ser este elemento como punto fuerte de la defensa contra el asalto de tropas ene- migas. En la provincia de Cádiz 150 militares procedentes del Tercio de Armada (TEAR) de San Fernando y de la Base Naval de Rota forman par- te de este cometido, de los 360 mili- tares que están efectuando labores de rastreo en Andalucía.
Un esfuerzo con reconocimiento
Un total de 160 rastreadores de contactos han salido de los cuarteles de San Fernando y Rota
De sobraes sabidoque losmilita- res realizansu laborpor suvoca- ciónde servicioysusentidodel deber. Sinembargo, es justore- conocerles su labor en lospeores momentosde lacrisis. Espor eso queel periódicoABCreconoció la ‘operaciónBalmis’ ensusVIII Premios SabinoFernándezCam- po, que seconcedieronel pasado 18de junio. El juradodeestepre- mio, del queespatrocinador BBVA, tuvoencuenta la rápida capacidad logísticade losunifor- mados, quepocashoradespués de ladeclaracióndel estadode alarma sehabíandesplegadopor lacasi totalidaddel estado.Ade- más, el gobiernocreóunameda- llaconmemorativapara losmili- taresypersonal civil delMinis- teriodeDefensaqueparticipa- ronen la ‘operaciónBalmis’.
«Todos vosotros, desde el Almiran- te de la Flota hasta el o la Infante de Marina, habéis escrito una página de oro de la historia de las Fuerzas Ar- madas en España y Andalucía en tiempos de paz y no puedo dejar pa- sar la oportunidad de transmitirlo hoy aquí al almirante de la Armada, Antonio Martorell, almirante de la Flota, y al general de División del Cuerpo Infantería de Marina, Anto- nio Planells, comandante general de la Infantería de Marina», le dijo la de- legada del Gobierno en Andalucía, Sandra García, en una visita realiza- da en julio al Antiguo Cuartel de Ba-
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NAVANTIA
Tecnología punta para salvar vidas
oy, inmersos como estamos en los efec- tos de la segunda ola de la pandemia del coronavirus, miramos atrás con asombro de cómo Navantia se comprometió con la sociedad en la salida de la crisis sanitaria: en los primeros días, utilizó su ‘know-how’ para fabricar mascarillas protectoras con la tecnología 3D H Lasmascarillas se fabricaronescuchando laspropuestasque les hacían llegar los propios sanitarios
nuestra relación con el personal sa- nitario de distintos hospitales». El ritmo de trabajo era incompa- tible con el descanso. La necesidad de material durante la primera ola del virus hizo que la producción fue- ra frenética desde la primera sema- na. Las impresoras 3D estuvieron funcionando 24 horas al día los sie- te días de la semana. Así que decidieron dar un paso más. «Continuando el camino, de- cidimos realizar un diseño de gafas antisalpicaduras. Ya escaseaban en el mercado y son equipos muy soli- citados por el personal sanitario. Después de hacer nueve prototipos llegamos al diseño final. Es una com- binación de cuerpo de gafa impre- so, y una goma realizada mediante molde con silicona hipoalergénica. Este diseño también se ha enviado al CNMP para su homologación». Trabajo, capacidad de innovación y
do los diseños de viseras que estaban circulando en foros de innovación a nivel nacional (institutos de inves- tigación, universidades redes de ma- kers, etc.), para conocer qué se esta- ba haciendo y desarrollar un diseño adecuado y funcional para fabricar las pantallas de protección antisal- picaduras». A partir de esta informa- ción, los miembros del equipo per- feccionaron un diseño que «permi- tiera una mayor productividad a la vez que pudiera llegar a ser homolo- gable por el Centro Nacional de Me- didas de Protección (CNMP), perte- neciente al Ministerio de Trabajo». Para llevar a cabo la labor, los miembros de este equipo tuvieron en cuenta las necesidades del pro- pio personal sanitario: «escuchar- los, conocer su feedback sobre las piezas que íbamos desarrollando, nos permitió lograr que las panta- llas verdaderamente les ayudaran a
pudimos afrontar los primeros com- pases de la crisis sanitaria, en el arranque de la primavera. Eran días en los que a la confusión de las re- comendaciones sanitarias se unía una carencia extrema de medios. Los propios sanitarios adolecían de lo más básico: mascarillas, EPIS, guantes... La solidaridad llegó por parte de ciudadanos que se presta- ron a elaborar mascarillas caseras y de empresas que dieron lo mejor de sí para tratar de ayudar. Y entre ellas estuvo, desde el primer mo- mento, Navantia, que aportó su ma- yor valía: una capacidad de resolu- ción de problemas combinando la alta tecnología y el ingenio de su plantilla. Así, ante la gravedad de la situación, en el Centro de Exce- lencia de Fabricación Aditiva de Navantia (conocido como CEFAN y una de las referencias en la im- plantación de la impresión 3D en el sector naval) decidieron movi- lizarse para apoyar en la lucha con- tra la pandemia con la fabricación de pantallas protectoras, que rea- lizarían con un conjunto de impre- soras 3D. Víctor Casal, responsable del Ce- fan, explica cómo fue el proceso que llevaron a cabo, que parece por mo- mentos el guion de una serie de ac- ción. «Comenzamos con una reu- nión en una tarde de un domingo, en la que dimensionamos los me- dios y capacidad necesarios. El lu- nes por la mañana iniciamos con el área de Compras los tramites de ad- quisición de equipos y materiales. La localización de las impresoras 3D con entrega inmediata no fue fácil. De las 25 que compramos, 18 vinie- ron de Reino Unido. El miércoles comenzaron a llegar las primeras impresoras, y el jueves ya contába- mos con todas ellas. Montar una granja de impresoras 3D en dos días fue increíble. El mismo jueves to- das estaban operativas e imprimien- do piezas». Casal indica que desde el primer día «estuvimos estudiando y proban-
protegerse mejor, que pudieran lle- varlas con más comodidad a lo lar- go de tantas horas en primera línea ante el virus», detalla el propio res- ponsable del Cefan. Un ejemplo de esto fue el diseño de una pantalla facial más grande que puede usarse conjuntamente con ga- fas de protección en las Unidades de Cuidados Intensivos (UCI). «Habla- mos de un diseño íntegramente de- sarrollado en el Cefan, a partir de
Las mascarillas salían directamente de las instalaciones rumbo a los hospitales. :: CEDIDA
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NAVANTIA
Arriba, uno de los operarios de Navantia maneja la maquinaria; abajo, las impresoras 3D preparadas para imprimir. :: CEDIDAS
Medidas de prevención desde antes de marzo
de la situación, la compañía fue reactivando progresivamente las actividades, especialmente con el inicio de trabajos críticos en las obras si bien se adaptó todo el entorno laboral a la nue- va realidad. Semana a semana, se fueron reactivando laborales en función de la realidad cam- biante. Y es que una de las priorida- des de Navantia ha sido la de garantizar la seguridad de sus trabajadores. Para ello, uno de los puntos calientes era el ac- ceso a las instalaciones. Es por eso que se colocaron medido- res de temperatura con cáma- ras termográficas que alerta- ban cuando un trabajador su- peraba los 37,5 grados. Ade- más, se ha implantado una en- trada escalonada a las instala- ciones tanto para la plantilla de Navantia como para las in- dustrias colaborativas. Ade- más, se han señalado de ma- nera clara los accesos para asegurar la distancia social a la entrada y a la salida. En el interior de la factoría, se han reforzado los protocolos de limpieza con un sistema dia- rio que se refuerza ante la sos- pecha de un caso positivo (en el que, además, se desinfecta de manera especial). La empresa ha adquirido más de 3.000 dis- pensadores de gel hidroalcohó- lico y ha entregado más de 1.500 kits de limpieza entre los trabajadores.
Navantia es una de las principa- les empresas de la provincia de Cádiz. Y, para serlo, es impres- cindible mantenerse siempre en la vanguardia. Uno de los as- pectos que no pueden descui- darse es el de la salud laboral y, durante la epidemia del corona- virus, ésta ha sido una de las prioridades de la compañía. An- tes, incluso, de que se decreta- ra el estado de alarma. Cuando desde muchos sectores aún se bromeaba con lo que era una en- fermedad que se consideraba como poco más que un resfria- do, en la compañía ya se ponían medidas de prevención. Sirva como ejemplo que el 24 de fe- brero se gestó el primer proto- colo de actuación por la llegada de dos cruceros (con trabajado- res de hasta 60 países distintos) a las dársenas de Cádiz y Puer- to Real, según señala Manuel Delgado, responsable corpora- tivo del Área Médica de Navan- tia en la Bahía. En los primeros compases de la pandemia, con la declaración del Estado de Alarma, desde Na- vantia se pararon todas las acti- vidades productivas no esen- ciales. Del mismo modo, se fue- ron potenciando las actividades laborales en remoto. Con el paso de las semanas y la mejora
empleo de la tecnología de vanguar- dia se unieron para seguir dando res- puestas a la sociedad. No todas las personas que estu- vieron trabajando en este proyecto pudieron estar físicamente en el CE- fan. Así, para evitar situaciones de riesgo, se limitó el trabajo presen- cial a aquellas labores que no podían ser realizadas en remoto. La elabo- ración y modificación de diseños, la coordinación con Compras, el traba- jo conjunto con Asesoría Jurídica,
etc. se estuvieron realizando por per- sonal que formaba parte del equipo y que trabaja en remoto. Y como es de bien nacidos ser agradecidos, Víctor Casal le resta mé- rito al profundo esfuerzo realizado por él y su equipo y agradece «la red de colaboradores externa en torno al Cefan que se ha desarrollado para aunar esfuerzos: nuestro cliente principal (Armada Española), enti- dades públicas (Universidad de Cá- diz), centros tecnológicos (Centro Avanzado de Tecnologías Aeroespa- ciales (CATEC)), empresas especia- lizadas (Surcontrol, Altran, Ween- dee, GTD), empresas que han rea- lizado donaciones (Respsol, recreus, Sicnova, Suministros DOPE), a los que agradecemos enormemente su apoyo. Con ellos hemos podido lle- gar más lejos, e incrementar la capa- cidad productiva total del proyec- to». «Subrayar que todo esto no hu- biera sido posible sin el respaldo in- condicional de la Dirección, y el apo- yo del Comité de Empresa», añade.
El equipo que desarolló las
protecciones contó en todomomento con el apoyo de la dirección
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CUERPOS Y FUERZAS DE SEGURIDAD DEL ESTADO
Los malos de la película que velan por los intereses de todos Deben asegurarse del cumplimiento de normas que no deciden y que la mayoría considera imprescindibles. Lo han hecho con carencias de personal, de material y entre el riesgo de contagio, pero con el aplauso de la sociedad U na situación colec- tiva, sin excepcio- nes, como la pande- mia por Coronavi- rus Covid-19, ha te- nido varios efectos directos, inmedia- tos. Uno de los más
vida cotidiana pero resulta impres- cindible recordar que es a ellos a los que recurrimos cuando las cosas se ponen realmente feas, cuando pre- cisamos de rescate o defensa, de orientación o auxilio ante una ame- naza trivial o mortal. Es la realidad por más que a muchos miembros de la sociedad a la que amparan les cues- te reconocerlo. Junto a las policías locales de cada municipio español, policías y guar- dias civiles han sido los encargados de tratar de aplicar las normas pre- cipitadas, desconocidas, dubitativas a veces, que las instituciones iban aplicando para tratar de enfrentar una amenaza desconocida, una pan- demia como no se había conocido en un siglo, desde 1918. Los controles de carretera, los que garantizaban que se cumplieran los cierres perimetrales de localidades o comarcas, los que han velado por el cumplimiento de los horarios y los locales, han sido ellos. Y lo han hecho porque una mayoría de noso- tros, los ciudadanos, considera que esos límites eran herramientas vá- lidas para tratar de contener los con- tagios. Hasta que las vacunas lle- guen, y surtan efecto, no hay otro remedio conocido contra el maldi- to Coronavirus que reducir la canti- dad, frecuencia y duración de con- tactos entre personas a la menor ex- presión posible. Es incómodo, difí- cil y hasta doloroso. Pero es real. De hecho, desde marzo hasta aho- ra, se las han tenido que ver con una mínima parte de la sociedad, ni un diez por ciento, que se resiste de for- ma constante o esporádica, flagran- te o inconsciente, a cumplir las nor- mas sanitarias básicas: renunciar a los encuentros de muchas personas,
trascendentes fue reordenar las prio- ridades. De repente, de un día para otro, de una semana para la siguien- te, de febrero a marzo, y ya sin des- canso, todos entendimos el orden de importancia de cada oficio, de cada producto, de cada vocación, ac- tividad y acto, de cada gesto y cada hábito. Lo que antes se tenía por im- prescindible resultaba, de pronto, accesorio. Lo que resultaba comple- mentario aparecía, en cuestión de horas, fundamental. Los que resul- taban invisibles se volvían, en po- cas horas, necesarios. Es uno de los efectos psicológicos del enfrentamiento comunitario al miedo a la enfermedad y a la muer- te. Reordena los valores y las esca- las de una forma impensable en tiempos de bonanza, salud y tran- quilidad. Los Cuerpos y Fuerzas de Seguri- dad del Estado, vulgo Policía Nacio- nal y Guardia Civil, son unas de esas encarnaciones de Santa Bárbara. Sólo son vistas como entidades que ejer- cen el control y aplican normativas, horarios, sopena de sanciones ymul- tas. Más aún cuando esas limitacio- nes, de movimientos, de aforos, de aperturas o cierres, se han converti- do en un elemento fundamental para luchar contra una maldición desconocida y que puede atacar a to- dos en cualquier momento. Son los malos de esta película de terror en la que se ha convertido la
Una policía aplaude a los sanitarios del hospital de Cádiz :: ANTONIO VÁZQUEZ
llevar mascarilla, mantener las dis- tancias, respetar controles y colas. Estos trabajadores, funcionarios, han sido los encargados de aplicar esas normas, que no deciden ellos, pero que deben defender como na- die, los primeros, en cualquier cir- cunstancia y en representación de todos. Su nivel de riesgo ha sido ele- vadísimo, sólo por debajo de traba- LasFuerzasde Seguridadhan adaptado susestructuraspara evitarque loscontagios mermensus filas
jadores de centros sanitarios, hospi- talarios y de la tercera edad. Han estado obligados a estar en contacto estrecho, cercano y por tan- to de riesgo, con desconocidos du- rante las peores semanas de la pan- demia, las de marzo y abril o las de octubre y noviembre, sin conocer descanso entre ellas. En muchos caso, además, lo hicieron sin la do- tación material necesaria. Como prueba, ABC publicaba que los primeros test rápidos de corona- virus no llegaron hasta los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado hasta mediados de abril. Es decir, un mes después de que se decretara el estado de alarma el 14 de marzo de 2020. Inicialmente, y con deficien- cias de calidad y formalidad de las en- tregas por escasez de productos, se entregaron 200.000 test al desorien- tado Gobierno. Para entender lo ridí- culo de la cifra, basta recordar que sólo en la Comunidad de Madrid los
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CUERPOS Y FUERZAS DE SEGURIDAD DEL ESTADO
Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del estado suman 56.000 personas. REORGANIZACIÓN Las plantillas de Policía Nacional, Guardia Civil y policías locales, sin olvidar a un colectivo esencial como el de Bomberos, se han visto obliga- das a modificar sus estructuras para adaptarse al coronavirus y evitar que los contagios mermen sus filas. No en vano, los agentes afectados en la provincia, entre positivos y cuaren- tenas, superaban ampliamente los dos centenares –sólo en el primer mes de estado de alarma– en una provin- cia como Málaga, de similar pobla- ción a la de Cádiz, según una infor- mación publicada por el diario ‘Sur’. A este impacto se sumaban las cua- rentenas preventimas. La proporción es clara. Cada baja en el servicio por un funcionario infectado provoca, de media, otras diez por compañeros que han tenido contacto con él y tienen que aislarse en su domicilio por pre- vención. Esta situación sólo se ha vis- to aliviada desde el pasado verano con la progresiva implantación de distin- tas fórmulas de test. Para mitigar esta situación, las Fuerzas de Seguridad se reorganiza-
ron, se adaptaron para mostrar que su vocación es convivir con las difi- cultades. La fórmula más utilizada desde la pasada primavera es el bino- mio estable: dos agentes que traba- jan siempre juntos, independiente- mente del turno, de manera que si uno de ellos enferma, afecta a su com- pañero, que se queda en casa para cumplir la obligada cuarentena. Solo equipos concretos como las unidades de Prevención y Reacción (UPR) de la Policía Nacional o las unidades de Seguridad Ciudadana (Usecic) de la Guardia Civil se mantienen operati- vos en grupos más numerosos. Los grupos de investigación tam- bién se han organizado en parejas fi- jas que, además, tratan de no coinci- dir en el mismo turno, siempre con la misma filosofía: si una entra en cuarentena, que afecte lo menos po- sible al resto de los compañeros y, en consecuencia, al resto servicio. Mu- chos de los agentes que antes se de- dicaban a estas labores han pasado ahora al colaborar en el patrullaje, ha- ciendo funciones de prevención para el cumplimiento del real decreto por el que se ordena el confinamiento de la población o las limitaciones demo- vilidad entre territorios, salvo para
los supuestos autorizados dentro del estado de alarma ordenado por el Eje- cutivo y la Junta de Andalucía. Dentro de este plan de adaptación, todas las reuniones de jefatura y tam- bién las de las brigadas, los denomi- nados ‘briefings’, donde los mandos impartían instrucciones a los agen- tes, pasaron a ser telemáticas. «Y las pocas que se hacen, las imprescin- dibles, se hacen respetando la distan- cia de seguridad», advertían el pasa- do mes de marzo fuentes policiales. A todo ello se le sumaron otras me- didas: el establecimiento de turnos de seis días de trabajoy seis días dedescan- so. Este reparto sustituye a la anterior proporciónde seis días de trabajoycua- tro de descanso, para hacer que todos los turnos seanalternos y evitar que se solapen, permitiendo así que los bino- mios seanlomásestancosposibles.Des- deelSindicatoUnificadodePolicía(SUP) han lamentado las carencias en la flota de vehículos policiales ante el aumen- tode la presencia en la calle imprescin- dible en losmomentosmás difíciles de laprimeraola (marzoyabril) o la segun- da (octubre y noviembre). El coche patrulla es la unidadmíni- ma de las fuerzas de seguridad. Los agentes que van en su interior son, ha-
bitualmente, los primeros en llegar a las emergencias y quienes toman el pulso a la calle día a día. De hecho, la mayoría de los policías y guardias ci- viles pasan en algún momento de su carrera por Seguridad Ciudadana (ra- diopatrulla o Zeta, según el argot em- pleado). Tras la orden interna del Mi- nisterio del Interior en la que se cen- traban todos los recursos por el confi- namiento y las medidas del estado de alarma, muchos agentes de los grupos de investigación judicial volvieron a calzarse el uniforme y salir a patrullar, también para reforzar esta división y facilitar el trabajo de sus compañeros. María, una de ellas (que prefiere no usar su nombre real), explica que no hay temor que pueda conel sentimien- to del deber: «Desde que juras el car- go estamos preparados para esto, lle- vamos el uniforme en las venas». Llevaba dos días patrullando jun- to a otro compañero del mismo gru- po judicial (para mantener los bino- mios herméticos y minimizar conta- gios y cuarentenas). Asegura que, en un primer momento, la calle «impo- ne un poco», pero «tranquiliza» sa- ber que sus compañeros ymandos es- tán al otro lado de la radio para faci- litar su trabajo.
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SOLIDARIDAD
‘Qué bello es vivir’, incluso ahora
Miles y miles de ciudadanos, hasta ocho de cada diez según el presidente de la Junta, decidieron hacer lo que debían, cumplir con su parte y auxiliar de forma anónima a los que tienen cerca
R
esulta muy com- plejo poner cifras, dar forma concre- ta, a los sentimien- tos. Aunque la si- tuación social que se vive en todo el
mundo desde marzo por la pandemia de coronavirus tenga mucho que ver con la ciencia, los efectos psicológi- cos y sociológicos de un fenómeno tan desconocido sonmuy difíciles de casar con las mátemáticas. Es una entelequia fijar qué porcen- taje de minutos de cada día estamos más tristes o preocupados que antes, qué niveles de ansiedad o miedo te- nemos en estos meses por encima de las cifras comunes hasta el malhada- do año 2020. Sin embargo, la cantidad (a veces, pocas, la calidad) de las intervencio- nes de responsables públicos ha sido tal que uno de ellos se atrevió a po- ner cifra al porcentaje de ciudadanos que viven esta terrible situación sa- nitaria y económica con un alto gra- do de responsabilidad y compromi- so individual. Juanma Moreno, pre- sidente de la Junta de Andalucía, en su intervención pública del pasado 22 de noviembre, para prorrogar las medidas de limitación de la movili- dad, llegó a decir que un «80% de los ciudadanos» cumplen escrupulosa- mente con todo lo que se les pide. 80 de cada 100, 8 de cada 10, nada menos. Es una estimación que debe ser comprendida en tono coloquial de un dirigente que pretende contac- tar con sus conciudadanos, pero si la damos por buenas resulta ser muy gratificante. Cada día, el público se desayuna con casos de irresponsabi- lidad, de fiestas clandestinas, sancio- nes por incumplimiento de las nor- mas o recalcitrantes ejemplos de ne- gacionismo. Sin embargo, según ese informal compendio de un presidente auto- nómico (una persona quemaneja una cantidad de datos e información que difícilmente le llega a otros ciudada- nos) es el reflejo de una realidad: ocho de cada diez, cuatro de cada cinco, ciudadanos y ciudadanas de España cumplen con su deber. Se creen las normas, las reciben como medidas de prevención, como un mal necesa- rio, imprescindible, para superar una situación dramática con el menor nú- mero de víctimas posibles. Llevan su mascarilla siempre, respetan la dis-
Gran recogida de alimentos en la plaza de la Catedral de Cádiz. :: ANTONIO VÁZQUEZ
vecinos con síntomas leves de gripe. Una simple tos, antes anodina, es una señal de alarma que a pocos pasa de- sapercibida. Sin embargo, lo que para muchos es una bocina que intimida, para mu- chos (ojalá esos ocho de cada diez) es una llamada a la colaboración. Así, han aparecido redes vecinales crea- das de urgencia en diferentes pun- tos de Andalucía y España, desde Cá- diz y Jerez a Sevilla y Granada, de Cá- ceres a Oviedo y La Rioja. Gratis y de forma voluntaria. Somos el país con más donantes de órganos del mun- do, por si alguien lo había olvidado. Dar el corazón en vida es una varian- te más. «Vecinos/as. Me ofrezco gra- De los aplausos de las ocho a dejar euros en el súper para alimentos de otros, de comprar medicinasal vecino acuidarniñosy amenizarcumpleaños
tancia, hacen colas, se amoldan a los horarios, sufren en sus negocios las limitaciones de aforos y tratan de desplazarse lo imprescindible. Cada hora, de cada día, de cada semana. Así durante los ocho meses largos de du- ración de una etapa tan difícil que aún durará otros tantos. Cuando se habla de compromiso y solidaridad no se puede olvidar su faceta más im- portante: la individual, la personal y anónima. No sólo los colectivos profesiona- les (sanitarios, cuidadores, transpor- tistas, productores, distribuidores, farmacéuticos...) han mostrado una actitud ejemplar e inquebrantable. Muchos españoles, sin estar inclui- dos en ninguna organización, asocia- ción o grupo han mostrado lo mejor de la condición humana en estos días. Los ejemplos son centenares. Des- de los aplausos de las ocho de la tar- de de aquellas primeras semanas de marzo y abril hasta los euros que se añaden a la cuenta en la compra para que vayan al Banco de Alimentos. Las escenas de solidaridad, las ejempla- res, las humanas y particulares, co- tidianas, son muchas. Los portales de los edificios dejaron de ser un lu- gar de paso para convertirse en una frontera inesperada, pero insalvable, para ancianos, mujeres embarazadas, trabajadores de centros sanitarios o
tuitamente para el cuidado de ni- ños/as, traer compra o medicamen- tos. Debemos permanecer unidos. Cuenta con mi ayuda y no salgas de casa. Sandra, 3ºY». Mensajes como este de Sanda Piñón enAranjuez (Ma- drid), de real, se han multiplicado en los últimos meses. Sólo hay que traducirlo a cada gesto que cada uno de nosotros ha visto, ha vivido y ha realizado en estos ocho meses de te- mor pero también de ayuda. Los que hicieron de ‘canguro’ con los que no podían pagarlos cuando cerraron los colegios; los que hicie- ron los recados al vecino que no po- día salir, grupos espontáneos, gestos individuales para prestar ayuda. En estas redes, en muchos casos infor- máticas, se unen ofertas de servicios, de productos necesarios de segunda mano pero que no se usan o sacar a pasear a los perros de los ancianos, incluso animar conmúsica o concur- sos los cumpleaños de los niños que no pueden reunir a demasiados ami- gos. Pueden parecer gestos cursis o exhibicionistas pero el efecto que crean en sus receptores hace que se conviertan en tratamientos casi tan necesarios como las vacunas. Ojalá, como dijo Juanma Moreno, sean ocho de cada diez, cuatro de cada cinco. Sería un gran aliciente en mi- tad de la tormenta de dolor.
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