ANDALUCÍA ABIERTA x VACACIONES 2021

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E l capricho del destino ha querido que la Al- hambra de Granada se adentre en el estío celebrando dos hitos reseñables . Por un lado, culmina la celebración de su 150 aniversario como Monumento Nacional y, por otro, reco- bra el pulso del año negro del coronavirus , el más devastador de su historia reciente. Las cifras de visitas empiezan a ser esperanzadoras. Aún lejos de sus colosales números de 2019, cuando rozó los tres mi- llones de visitantes, el universal palacio granadino sale lentamente de un letargo sin precedentes . Pero detengámonos en su historia. En el año 1714. El cam- bio de dinastía de los Austria a los Borbones marcó una fecha fatídica para los palacios nazaríes . Hasta ese mo- mento, la Alhambra había sido el símbolo de dominio de los reinos cristianos sobre la España islámica, que se apa- gó con la conquista de Granada por los Reyes Católicos en 1492. El prodigioso monumento granadino fue incorpora- do a la Corona como una de sus posesiones reales . Qui- zás la más emblemática de todas ellas. La centuria del XVIII no arrancó bien para la Alhambra . «El siglo más triste de su historia», aseguran los especia- listas. El monumento se desplomó en un proceso de de- cadencia lento, prolongado y agudo. Sus jardines se mar- chitaron, las suntuosas yeserías palidecieron, sus estucos se avejentaron y los azulejos vidriados languidecieron. El abandono se apoderó del formidable conjunto y durante décadas fue pasto del saqueo y morada de menesterosos. Fue entonces cuando emergió el mito romántico de la Alhambra en media Europa . Las leyendas se adueñaron del edificio y los escritores lo evocaron como el penúltimo reducto de Oriente en tierras del Viejo Continente. Nació el «alhambrismo». Los viajeros venían atraídos por la ma- gia irresistible del último eslabón de Al Andalus , que aún mantenía su majestuosa belleza frente a la colina del Al- baicín y sobre la blanca estampa de Sierra Nevada. Todo cambió en 1868. Un golpe militar de corte progresis- ta desaloja a Isabel II del trono y se inaugura un tiempo inédito en la historia de España, que culminó con la pro- clamación de la I República. La Alhambra es incautada por el Estado y en 1870, tras un enmarañado proceso ad- ministrativo, es declarada Monumento Nacional . El conjunto nazarí entra en una nueva era. El flamante po- der político establece un plan sistemático de conservación y consigna fondos públicos para la rehabilitación y man- tenimiento de la joya andalusí. La Comisión Provincial de Monumentos de Granada, creada tres décadas antes para gestionar el patrimonio desamortizado a la Iglesia, juega un papel crucial en esta nueva fase de la Alhambra. Lo urgente fue frenar su deterioro. Después, rescatar las fincas privatizadas y desactivar la subasta de otras mu- chas parcelas colindantes. No fue una operación sencilla. Pero el futuro de la Alhambra dependía de la celeridad y la determinación de los funcionarios públicos. En una acción concertada, se pudo recuperar la Casa del Cadí, los aljibes, la Acequia del Rey, el huerto de Machuca, el convento de San Francisco y otras fincas aledañas. La Casa del Partal estaba en manos de un ciudadano alemán. El Estado se vio obligado a lanzar una oferta expropiatoria para incluir- la en el conglomerado palatino. La intervención pública resultó un éxito . Pero no del todo: la techumbre del Partal fue desmontada por su antiguo dueño y hoy se encuentra en algún lugar de Berlín.

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