ESPECIAL 28 F 2023

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ABC

MARTES, 28 DE FEBRERO DE 2023

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ANTEQUERA 1978 El lunes 4 de diciembre de 1978, justo al año de las impresionantes manifestaciones en las ocho capitales más en Barcelona y Madrid, los

partidos políticos andaluces firmaban el pacto para conseguir la autonomía «en el marco de la Constitución». Ese día, el Pleno de la Junta de Andalucía adoptó el 4D como «Día de Andalu- cía» y se reconoció la bandera verde, blanca y verde como símbolo de la región.

UN ACUERDO CLAVE

Alfonso Guerra y Antonio Delgado de Jesús, de UCD, en el extremo de la Asamblea de Parlamentarios

del pacto autonómico por parte de las fuerzas políticas andaluzas tu- viera lugar en la ciudad que había dado nombre a un texto legal cono- cido como la Constitución de Ante- quera de 1883 elaborada por los miembros andaluces del Partido Fe- deral con evidente sesgo cantonalis- ta, consecuencia directa de la expe- riencia de la I República. Casi un siglo después, once par- tidos que representaban al 99 por 100 de los votantes en las primeras elecciones democrática de junio de 1977 suscribían el llamado Pacto de Antequera en el que las fuerzas po- líticas se comprometían a «impul- sar y desarrollar los esfuerzos uni- tarios encaminados a conseguir para Andalucía, dentro del plazomás bre- ve posible, la autonomía más eficaz en el marco de la Constitución». Para ello, en el punto segundo se obligaban a promover diversas accio- nes y apoyar diversas iniciativas en- tre las que destacaba un proyecto de Estatuto de Autonomía con el man- dato expreso de llegar a «soluciones acordadas por consenso que hagan que dicho borrador de Estatuto sea representativo de la voluntad de todo el pueblo andaluz, y susceptible de ser aceptado por todas las fuerzas po- líticas que suscriben este pacto». Los firmantes del pacto autonó- mico fueron: José Rodríguez de la Borbolla, secretario general, por el PSOE; el también secretario general de UCD, José Javier Rodríguez Alcai- de; Fernando Soto, secretario gene- ral del PCE; el presidente de la jun- ta regional de Alianza Popular (AP), Manuel Sánchez Cañete; Alejandro Rojas Marcos, fundador y secreta- rio general del Partido Socialista de Andalucía (PSA); Isidoro Moreno como secretario regional del Parti- do del Trabajo (PTA); Manuel López Portillo, presidente regional de la Democracia Cristiana Andaluza (DCA); Fernando Jiménez-Girón y Moya, como secretario provincial de Sevilla de Izquierda Democrática (ID); Pedro Ruiz Berdejo, secretario provincial de Sevilla de Reforma So- cial Española (RSE); Juan Ceada, se- cretario regional de la Organización Revolucionaria de Trabajadores (ORT); y Francisco de Lorca Nava- rrete, secretario provincial de Sevi- lla de Acción Ciudadana Liberal (ACL). Firmó también el presidente de la Junta de Andalucía, Plácido Fernández Viagas.

Antequera se ganó su sitio en la historia del autono- mismo andaluz con aquel pacto de 1978 suscrito el 4 de diciembre en una jornada en la que también se reunió la asamblea de parlamentarios y el Pleno de la Junta de Andalucía. Muchos de los nombres propios de aquella jornada desempeñaron más tarde papeles protagonistas en la Transición. Jaime García Añoveros, futuro ministro de Hacienda, explicó la posición del partido en el Gobierno, la UCD de Suárez: «La autono- mía no es insolidaridad, ni espíritu de campamento; y que, si la insolidaridad es siempre rechazable, en el caso de una región subdesa- rrollada es, además, estúpi- da. La solución de los problemas de la región requiere de apoyo de fuera». Ni quince meses después, UCD pedía la abstención en el referéndum del 28 de febrero de 1980. UCD, del apoyo a la abstención en el referéndum

UN PACTO PARA RATIFICAR EL COMPROMISO POLÍTICO ANDALUZ Los partidos confirmaron en la ciudad que bautizó a la Constitución confederal de 1883 su pacto para desarrollar la autonomía

Por JAVIER RUBIO

E n los inicios del proceso au- tonómico, las fuerzas polí- ticas y sus representantes estaban deseosos de anu- dar la nueva intentona autonomis- ta con los hitos del pasado, no sólo

con el impulso de Blas Infante sino también con aquellos episodios más desconocidos o cuya reivindicación entraba de lleno en el campo de la ensoñación histórica. Así surgió la idea de que la firma

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