GURME Sevilla 33 Otoño 2024

Psicólogos de barra

¿Y cómo actúan cuando llega algún cliente engorroso? Lo mejor es mantener la distancia con esa persona. Si fuese grosero con alguien, ya sea cliente o empleado, me acerco y le pido que se marche. Hay que pararles los pies porque estamos trabajando, aunque es necesario tener mano izquierda y no ser muy grosero al plantearle que no moleste a los demás o que se tiene que marchar. La gente viene al bar a estar bien, en un ambien te distendido, y los hosteleros debemos propor cionar eso: que el cliente pueda desconectar en familia, con amigos o solo. ¿Se ha arrepentido alguna vez de haber cogido el camino de la hostelería? Me siento muy realizada como hostelera. Obvia mente cuando tienes un mal día te lo planteas, pero nunca me he arrepentido de dejar mis estudios y meterme en el bar. Tengo mi negocio y es un buen sitio que me hace sentir realizada cada día. Me permite tener cerca a mi hijo los días que tengo que trabajar y, aunque el horario es intenso, tengo flexibilidad. Lucía Blanco asumió la responsabilidad de continuar el legado de su padre cuando éste faltó. Lo que era el bar familiar donde José Blanco y Charo Martín volcaron sus ilusiones (dándole sus apellidos como si fuera un tercer hijo) es hoy un renovado establecimiento con un próspero futuro. Siendo apenas una adolescente vio cómo sus padres transformaron el local donde probaron suerte con una agencia inmobiliaria en un bar que no tardó en conquistar al público. Esa hazaña quedó grabada en su retina y con el tiempo decidió aparcar sus estudios de ingeniería electrónica para subirse al barco que daba de comer a su familia. ¿Quién es?

¿Qué es lo que más le gusta y lo que menos de su día a día? Me gusta mucho el trato con el público, me parece que es algo muy ameno porque hace que cada día sea distinto al otro. Lo que más me pesa, cuando alguien te hace un comentario negativo. Es otra de las cosas que mi padre siempre me decía, él quería que me quedara con todo lo bueno que me había pasado ese día, no con lo malo, pero me costaba porque quería corregirlo y mejorar. Al final, es el público el que me da lo mejor y lo peor de mi trabajo: me gusta tratar con el cliente pero me afecta mucho cuando alguien se va descontento. Lo de echar muchas horas, no suele pesarme si todo ha salido bien, porque me voy con una sensación gratificante. ¿Cómo es el trato que se da al cliente de Blanco Martín? Intentamos ser respetuosos y cercanos, sin pa sarnos en las confianzas. Pero nuestro público de diario ya son conocidos y sabemos cómo son y lo que quieren. ¿Cómo se gestionan las horas puntas en el bar? Nosotros trabajamos con reserva y eso nos ayuda mucho a organizarnos, aunque la barra no se reserva pero es pequeña y manejable. La clave para superar con éxito las horas puntas es tener personal y mucha organización. Además de público de las oficinas cercanas, ¿van también parroquianos a Blanco Martín? Los hay, buscan su esquinita y sabemos lo que van a tomar. Los camareros saben sus nombres, eso les hace sentir como en casa y les agrada. Conocemos a sus familias, les preguntamos por ellos… es un trato más cercano. También los hay que te cuentan su vida o te ha blan de sus nietos, de si su mujer está enferma o cualquier detalle de su familia.

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