GURMÉ Tío Pepe
Gente en Rama
¿Quién es? Dice que su vocación frustrada es el periodismo y que no descarta sacarse el título algún día, sobre todo por honrar la memoria de su padre, cronista deportivo desde la década de los 40. Mientras tanto ahoga sus letras en vinos de jerez que sirve tras la barra de Casa Moreno, una trastienda que ha hecho tan suya como los versos que decoran sus paredes. Trianero empedernido, cruza cada día el puente para adentrarse en un casco histórico que ha cambiado tanto como su clientela, formada en su mayoría por grupos de jóvenes que se aferran a sus tradiciones. Después de más de tres décadas es ya parte de ese pintoresco escenario en el que el tiempo ha querido detenerse caprichosamente para seguir mostrando la Sevilla más auténtica. los propietarios, que me tratan como de la familia. Me gusta conservar la esencia de los bares clásicos de Sevilla: las del mandil y la tiza en la oreja, las manos “colorás” de fregar, que se escuchaba la olla exprés y salían un montón de tapas recién hechas… El San Pancracio, el perejil, el espejo grande, el parroquiano dando su opinión… esos son los bares que me gustan. Es que tampoco se abren bares de ese tipo. Se cierra un bar emblemático y en vez de cogerlo una persona corriente que quiere montar su negocio y llevarlo a su manera llegan las cadenas y los fondos de inversión o el grupo de socios, que mete chavales con contratos de cuatro horas y que no cogen confianza con el cliente porque no dura ni un mes o lo trasladan a otro bar. Entonces es todo muy impersonal porque el camarero no siente el bar, no hay familiaridad entre el camarero y el cliente. ¿Con qué frase de las que tiene colgadas en la pared se queda? Si no sirvo no sirvo, es muy auténtica. Y yo soy mi amor platónico. ¿Y qué piensa de la falta de camareros con vocación que hay en el sector?
¿Cómo ve el cambio que está experimentando el centro? Los clásicos, los rancios, se sienten desplaza- dos por la juventud y los turistas, al menos es lo que yo aprecio. Antes los fines de semana tenía muchos parroquianos, gente que venía e incluso hicieron amistad aquí de venir cada sábado. Eso se ha perdido ya, cada uno viene con su grupo hecho, sobre todo los fines de semana cuando esto parece un parque temático para la juventud. Juventud sana, mucha de ella tercera generación de los parroquianos de siempre, pero chavales jóvenes con ganas de comerse y beberse el mundo. ¿Qué les da Casa Moreno a los jóvenes para que lo elijan como parada? Ellos aprendieron lo que vieron de sus padres y vienen buscando lo que ellos les enseñaron. A veces nos reímos porque adoptan las formas de sus padres e incluso visten igual y beben igual. ¡Llegan y piden un Alfonso! Eso está bien, que imiten a sus padres. Aquí viene juventud con clase, chicos jóvenes que prefieren estar aquí antes que en una hamburguesería o en la botellona y que saben perfectamente lo que es un palo cortao. Igual que tienen formación en los estudios la tienen en el mundo del vino. Usted es un camarero con alma de tabernero. Me gusta esa palabra porque me gustan los ba- res clásicos. El que no es feliz en su trabajo no es feliz en su vida, y yo echo aquí muchas horas como para no ser feliz aquí. Yo siento lo que hago. Quiero que esto se haga como se debe hacer y lo hago porque a mí me gusta así, no por “Me gusta conservar la esencia de los bares clásicos de Sevilla”
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