GURMÉ Tío Pepe
Psicólogos de Barra
Hay hosteleros que ya son auténticos psicólo- gos de barra, como ocurre con Jesús Becerra. Nuestro protagonista lleva desde su infancia aprendiendo cómo tratar al público para hacerlo sentir confortable, y después de décadas al frente de su restaurante ya es todo un experto cargado de intuición y saber hacer. En este en- cuentro nos habla de cómo ha tenido que adap- tar su negocio a cada momento, de la filosofía que ha transmitido a su equipo durante años y de qué premisas utiliza para que el cliente se sienta cómodo y bien atendido. ¿Cómo es el público de Becerrita y cómo ha evolucionado en los últimos años? Si hablamos de la zona de barra, los días entre semana es un perfil de trabajador que llega para tomar algo rápido o cliente exprés que quiere tomar algo y seguir. Durante la tarde llegan los amigos que quedan para intentar arreglar el mundo y por la noche pasa a ser más familiar y los fines de semana es Sevilla pura. El domingo sigue siendo el día de los abuelos. Hay cosas que han cambiado y ha sido a causa de las tecnologías. Antiguamente en la barra éramos como una secretaria de los clientes, sabíamos cuando les tocaba venir y mucha gente sabía que los podía encontrar aquí. Llamaban de la oficina buscando a alguien para darle una razón y nos extrañábamos si alguno no acudía a su visita rutinaria con nuestra barra. Hoy eso ha cambiado porque todo se soluciona a través del móvil, pero era bonito aquella manera de vivir los bares y restaurantes como parte de nuestros hábitos. “Nuestro equipo tiene ‘Los mandamientos Becerrita’ para atender al cliente”
¿Está el codo con codo completamente restablecido? Ha vuelto la segunda fila, la tercera no, salvos días muy puntuales. Ahora los días de bulla se crea una segunda fila esperando a que se haga hueco. Eso de la tercera fila y el plato de croquetas que se pasa entre dos clientes para los del fondo no hemos llegado a recuperarlo salvo días muy concretos como el Jueves Santo. También somos más ahora y hay más donde elegir por tanto. Son más y también se comenta que el centro se está vaciando de sevillanos… La zona cero de turismo es cierto que tiene que hacer encaje de bolillos para mantener velo- cidad de crucero los mediodías entre semana pero hay que tener en cuenta que muchas em- presas se han ido del centro, muchas notarías o sucursales bancarias también lo están haciendo y eso lógicamente se nota. ¿Cómo hacen para seguir atrayendo al cliente local? Nosotros siempre hemos dicho que estamos en tierra de nadie. Somos el límite del centro, de hecho la acera de enfrente ya no es el centro sino Santa Justa-Nervión. Eso nos ha obligado a esforzarnos más, a inventar más. Cuando mi padre abrió hace 70 años el paseo de Sevilla era de la puerta de Jerez a la Alameda y el otro de la Macarena hasta El Prado, esto era una feria todos los días pero hubo un momento en que la Ronda se quedó únicamente con el humo de los autobuses. Nosotros apostamos por continuar en la zona y es cierto que cada día va volviendo a ser lo que era. Tenemos varios hoteles cercanos y apartamentos turísticos, además de la cercanía entre zonas como Nervión o el centro, unido al aparcamiento que tenemos para clientes, hace que sigamos navegando.
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