La Voz GURME CADIZ Nº 10 Verano 2021

ENTREVISTA

¿Cómo comenzaste en el mundo de la hostelería? Pues hace ya veinte años. Mi padre siempre tuvo un almacén, pero en 1998 se hizo cargo de un bar en la calle La Palma, en nuestro barrio de La Viña. Yo no quería estudiar, estaba ya decidido a trabajar, así que me inicié con él durante un año. Luego me fui a El Faro. ¿Qué recuerdos te trae El Faro? Fue una experiencia espectacular, una de las mejores que he tenido en mi vida profesional. Siempre estuve en la barra, primero cuatro años de correo, llevando platos, y luego ya en la misma barra. Allí estuve otros seis años con los grandes de allí, con Diego, Enrique, Emilio… ¿Y el siguiente paso? Tras El Faro decidí emprender por mi cuenta, me hice autónomo y me hice cargo del bar de mi padre, que tuvo que dejarlo. Pasé tres años pero tuve que irme porque no me lo alquilaban más, así que volví a trabajar en barra, en esta ocasión en el Tío de la Tiza, en la plaza Pinto. Allí era todo batalleo, creo que no he trabajado más en mi vida que en esos tres años. En El Faro también había mucho jaleo, pero esto era diferente. El tipo de cliente también era algo distinto, buscaban un precio más barato, aunque en El Faro en realidad también te puedes tomar un par de tapas y una copa sin problema, eso se notaba más antes. De hecho, algunos de mis clientes en el Tío de la Tiza venían porque me conocían ya del trabajo anterior. De allí me fui con Mauro Barreiro. Juanpe me llamó, y al poco de montar Villanos también me vine con él. Aquí llevamos un par de años y espero que estemos muchos más. ¿Cuál es la mayor gratificación de tu trabajo? Para mí la gratificación más grande es que el cliente se vaya contento, que te dé la mano y te diga que ha disfrutado comiendo significa mucho. También me duele cuando alguien se va descontento. Me siento mal porque esto para mí es como si fuera mío. Además, aquí se hacen muchos amigos, gente

que viene a verte además de a comer. Eso de- pende de la forma de ser de cada uno, pero por suerte se me da bien tratar a los clientes. Pienso de mí mismo que soy simpático y eso lo notan. Pero claro, es que he tenido muy buena escuela. ¿Hay alguna mejor que El Faro? Pero no todo habrá sido coser y cantar, también habrás tenido malas experiencias… Claro, claro, también he tenido problemas con algunos. Ahí es cuando hay que tirar de expe- riencia y, como suele decirse, sacar el capote y llevártelo a tu terreno. Pero para que yo pierda los nervios tiene que ser una cosa muy grave, y yo aguanto mucho. Siempre intento razonar con ellos y relajar las situaciones, pero es que hay momentos en los que es imposible. A veces, cuando ya vas camino de casa, comienzas a pensar en lo que ha pasado y te entran ganas de

haberle dicho otras cosas, jajajaja… Pero no, en realidad el enfado se me pasa pronto. ¿Crees que el no haber tenido formación acadé- mica ha sido una desventaja? Yo siempre he dicho que mi escuela ha sido El Faro. Y muchos de los compañeros que llevan allí treinta años tampoco han pasado por escue- la, es allí donde se han formado. Esa ha sido mi casa, te vas de allí, empiezas en otro lado pero la formación que has recibido allí te la llevas para siempre. No echo en falta haber ido a una escuela, la verdad. ¿Y el cliente ha cambiado mucho con respecto a tus comienzos? El cliente ahora es un poco más exigente, pero yo creo que en los veinte años que llevo en el negocio no ha cambiado demasiado. Será por

mi forma de verlo, pero creo que el trato es el mismo, aunque es verdad que exigen más. Cada día que llego a trabajar pienso que es el primero, me lo tomo como algo nuevo, muy importante. Este trabajo me encanta, aunque haya gente a la que le cueste creerlo. Tratar con el cliente y que se vaya contento supone mucho para mí. También hay gente que está en esto solo por tra- bajar y viene a echar horas. Para mí es imposible porque con el tiempo me aburriría, no tendría motivación y eso se notaría en el servicio. Yo en- tiendo que haya gente que esté en este mundo porque no tiene otra cosa, pero si no estás bien tarde o temprano acabas derrotado. ¿Crees que la pandemia cambió mucho el servicio? Un poco sí que lo cambió. Hay más precauciones a la hora de recibir a los clientes, ubicarles en la

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