PASIÓN EN CÓRDOBA 2025
PASIÓN EN CÓRDOBA 2025
PASIÓNENCÓRDOBA CUARESMA 2025
DE SIGLOS ORACIÓN
2,95 euros
5 de marzo 2025 Gratis con ABC
CUARESMA 2025
PASIÓN ENCÓRDOBA
Historias del Santo Crucifijo Una tesis rescata el carisma y estética de la cofradía barroca y el prestigio de los albañiles y escultores
que la integraron hasta el siglo XIX
FIRMAS
¡QUÉ TIEMPOS!
«Y SE LE APARECIÓ UN ÁNGEL DEL CIELO QUE LO CONFORTABA»
ANTONIO VARO
ESTRELLA FERNÁNDEZ-MARTOS
ENTREVISTA PEDRO ROJAS
«Las cofradías podemos dar problemas, pero no si tenemos un pastor que nos guíe»
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LAS VIDAS DE LA COFRADÍA DEL HUERTO
La hermandad de la Expiración formó hace medio siglo la primera cuadrilla de hermanos, que empezó de cero La hermandad d CUANDO SER COSTALERO ERA NOVEDAD
Los cirios que iluminan a la Virgen en su paso de palio pueden LA CANDELERÍA COMO UN LENGUAJE so ÍA
MÚSICA PARA INVITAR A LA MEDITACIÓN
La cofradía celebra un primer medio siglo de vida en que ha tenido cinco casas y siempre ha sido franciscana LA SOLEDAD, SENCILLEZ AL PIE DE LA CRUZ Z
Un valioso juego de mantos es el testigo que la estética antigua de la patrona de Córdoba era la de una imagen revestida LA ICONOGRAFÍA ORIGINAL DE LA FUENSANTA
Se incorporó a la Semana Santa en el siglo XVII, pero ha pasado por muchas etapas para resurgir con fuerza desde 1975 n 5 a
e Los cirios que L
Decenas de cofradías
atesoran valiosas piezas de música de capilla para Semana Santa, cultos y vía crucis internos as a
disponerse de una forma tan creativa como variada
Directora General Ana Delgado Galán
Director Julián Quirós
Director ABC Córdoba Francisco J. Poyato Pino
Coordinación Luis Miranda
Redactor jefe de Diseño Juan Soldán
Diseño Charo García, Antonio Montes, Carmen García y Guadalupe Ceña
ABC ANDALUCÍA Director Alberto García Reyes
Director general Álvaro Rodríguez Guitart
VALERIO MERINO
Directora de Publicidad Joaquina López Jurado (Telf. 957 49 76 75)
Foto de portada Valerio Merino
Editado por Diario ABC, S.L. San Álvaro, 8, 1 -3 (14003) Córdoba
Nuestra Señora de la Palma entra a la Catedral por la puerta llamada de las cofradías
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José Sánchez Revuelta habla de su vida junto al Cristo de Gracia y de su compromiso para trabajar y acompañarle HERMANO FIEL A SU CRISTO Y SU TÚNICA L
ABC Córdoba cumple un cuarto de siglo en que las hermandades han protagonizado la agenda informativa 25 AÑOS CON LAS COFRADÍAS EN PORTADA o s a S
La magna procesión será uno de los hitos de la Cuaresma con grandes imágenes en un entorno monumental EL BARROCO DESLUMBRA EN PRIEGO N
Los artesanos y artistas tradicionales y también los innovadores cuentan cómo es su trabajo y su mercado EMPRENDER EN EL MUNDO DE LAS COFRADÍAS s N S
Nuestra Señora de las Lágrimas en su Desamparo se sumó a la Misericordia tras ser titular de una hermandad rosariana UNA DOLOROSA DE LARGA HISTORIA o s a A
LUCENA EXHIBE SUS TESOROS
La ciudad prepara una procesión magna para el 27 de septiembre con su santería e imaginería en el escaparate
Las historias de una cofradía superviviente
LA HERMANDAD QUE AHORA CIERRA EL DOMINGO DE RAMOS REÚNE DESDE EL BARROCO UNA AMPLIA HISTORIA CON MUCHAS ETAPAS, DESDE LA PROCESIÓN OFICIAL DEL SANTO ENTIERRO A LA DISOLUCIÓN Y RENACIMIENTO
POR LUIS MIRANDA
EL RESURGIR
El Señor Amarrado a la Columna, en su paso un Domingo de Ramos
DEL HUERTO
ÁLVARO CARMONA
I MPLORAN los ojos, la boca y las manos. El Señor de la Oración en el Huerto habla con el rostro y también con las palmas que se elevan al cielo. «Y esa mirada alta, aún sin el sudor de la sangre», le cantó Pablo Gar cía Baena en su pregón sin sospechar que un tiempo des pués, aunque no faltó tanto para que él lo viera, aparece rían en una restauración los hilos de la hematidrosis, de la sangre que mana por los poros en horas de mucha an gustia. La devoción ante la imagen poderosa que pregun ta al Padre si es posible que pase el cáliz atroz sin que él lo beba tiene, 50 años después de la última y fecunda re organización de su hermandad, la condición de supervi viente. Se disolvió su cofradía varias veces, terminó la Se mana Santa de disciplinantes en que se había creado, se derribó la iglesia en que se fundó, cambió la Virgen que lo acompañaba, pero aunque apareciera y desapareciera, son muchos más los años en que la cofradía del Huerto ha formado parte de la Semana Santa de Córdoba. 2025 es para las cofradías un año marcado por la co fradía que hoy sale el Domingo de Ramos, y que celebra las bodas de oro de su última refundación, la que marcó su etapa actual y la convirtió en una de las más vigorosas y fuertes de la ciudad. Hablan de ella primero los documentos, más tarde la prensa y luego las voces que trabajaron en ella. Fue la her mandad de la Oración en el Huerto una rareza en la Se mana Santa barroca por ser la única cofradía de peniten cia que nació en una parroquia. Casi todas las demás se habían fundado en conventos masculinos, dice el profe sor Juan Aranda Doncel que porque las comunidades de frailes las promovían para tener una fuente regular de in gresos en las funciones que les predicaban. La primera noticia de su existencia la encontró el historiador en mayo de 1607, en un apunte del gasto de 16.014 maravedíes en cera y gastos de la cofradía «en lavatorio y música y todo el demás gasto de la disciplina». San Nicolás de la Ajer quía, que poco después sería San Nicolás y San Eulogio, era una de las iglesias fernandinas de la ciudad y atendía a una de las feligresías en que se dividió tras la Recon quistas. De ella queda hoy apenas la fachada que da a la Ribera, y por la que la llamaron San Nicolás del Río, pero nunca pareció tener mucho interés artístico. La Semana Santa de Córdoba se había configurado algo más de medio siglo antes, con el nacimiento de la Vera-Cruz, las Angustias, el Santo Sepulcro, Jesús Naza reno, la Soledad y el Santo Crucifijo, entre otras, y la Ora ción en el Huerto llevaba a penitentes que se flagelaban. Como todas las demás, excepto los hermanos de Jesús Na zareno, que portaban cruces al hombro. La cofradía tenía Los primeros datos de su existencia son de 1607 y fue en aquellos años la única cofradía de penitencia con sede en una parroquia: la de San Nicolás y San Eulogio de la Ajerquía
el cabildo de salida el Domingo de Ramos para preparar la estación de penitencia y el Lunes Santo una función re ligiosa antes de la salida, en que sus pasos iban con mú sica. Si los que han estudiado a la imagen lo consideran obras de la segunda mitad del siglo XVII, y próxima a la estética granadina y al taller de Pedro de Mena, la cofra día tendría otro titular anterior hasta que llegó el nuevo titular, de aspecto muy expresivo y que enseguida llamó a la devoción. Los historiadores del arte lo sitúan hacia el año 1670. Muchos no han dejado de subrayar el pareci do con Jesús Caído, que era todavía mayor cuando el Se ñor del Huerto tenía pelo natural. Es extraño en la mentalidad de los cofrades de hoy, pero no era la única imagen que representaba en la Semana Santa de Córdoba el momento de la agonía en Getsema ní: la cofradía de la Pasión de Cristo, del convento de Ma dre de Dios, también lo tuvo entre sus pasos y la imagen se conservó y hasta llegó a representar la coronación de espinas para la Merced, ya en el siglo XX. Pero fue la co fradía del Huerto la que arraigó con su procesión del Jue ves Santo, que tenía una cruz guiona que se llevaba en an das, como era normal en la época, y que se llegó a enri quecer con plata y carey, y después el paso del Señor de la Oración en el Huerto y el de la Virgen de los Dolores. La cofradía barroca del Huerto salió por última vez en el año 1797, aunque en el informe del párroco del año 1819 todavía existía. A partir de ahí el Huerto dejó de ser una cofradía barroca y comenzó a ser una hermandad del si glo XIX, de las que participaban en la procesión oficial del Santo Entierro. El reglamento del obispo Pedro An tonio de Trevilla imponía una serie de pasos, muy pocos, pero uno de ellos era el de la Oración en el Huerto. Su co fradía entonces no existía, pero en 1851 ya salió, acompa ñado por los curtidores y zapateros que seguían abun dando por su barrio, y después con una hermandad que nació en 1861, pero que tuvo una vida efímera. Eso sí, el Señor continuaba participando en la procesión oficial y por lo tanto nadie se había olvidado de Él. David Pinto Sáez, cofrade del Huerto y estudioso de su historia y de la Semana Santa de Córdoba en general, ha analizado estos años del siglo XIX y cuenta cómo, igual que salía el Señor del Huerto, también estaba una ima gen de Jesús Amarrado a la columna que estaba en el an tiguo templo de los franciscanos, y que no tenía cofradía. El decreto de Trevilla establecía que saldría una imagen que representase la flagelación y en las cofradías barro cas no existía, o no al menos como titular. «Ambas imá genes participaron en la procesión oficial, aunque el Huer to en más ocasiones que el Amarrado. En algunas ocasio nes no se representó el pasaje y un año, en 1886, acudió una imagen que está en una capilla del santuario de los Dolores. Y a veces iba el Amarrado, pero en el Huerto», dice. En cualquier caso, ambas imágenes iban por sepa rado, y fue así durante bastante tiempo.
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PASIÓN EN CÓRDOBA
EL RESURGIR DEL HUERTO, LAS HISTORIAS DE UNA COFRADÍA SUPERVIVIENTE
El Señor de la Oración en el Huerto, en su paso en una procesión del Santo Entierro en la calle Torrijos a principioos del siglo XX. Detrás va el Rescatado
ARCHIVO ABC
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«Las inundaciones de diciem bre de 1876 terminaron de arrui nar la vieja iglesia de San Nico lás y San Eulogio de la Ajerquía», cuenta David Pinto, y de allí sa lieron la pila bautismal y el Se ñor del Huerto para trasladar la parroquia al monumental tem plo que había sido del convento franciscano de San Pedro el Real. Ocuparía la capilla que perte neció a la cofradía de San Diego, la también desaparecida cofra día que había tenido como titu lar en los siglos XVII y XVIII al Cristo de la Expiración. El Señor del Huerto y el Señor Amarrado a la columna ya estaban bajo el mismo techo y sus destinos em pezaron a unirse. A finales del si glo XIX muchas cofradías, ade más de en la procesión oficial, sa lían en otras jornadas. «En 1891 y 1892 las dos imágenes salieron de San Francisco en una proce sión a la que se unieron desde San Lorenzo el Señor del Calvario y
El obispo Fray Albino impone, en 1947, a la Virgen de los Dolores Gloriosos la corona que ahora lleva la Candelaria. Arriba, el Amarrado con su antiguo misterio. Debajo, el Señor del Huerto en los años 40
Nuestra Señora del Mayor Dolor del hospital de Jesús Na zareno», relata David Pinto. Aquella imagen era la hoy ve nerada como María Santísima Nazarena. La cofradía del Huerto, ahora ya una hermandad de principios del siglo XX. Se reorganizó en 1917 con unas reglas muy de la épo ca, que fijaban dos salidas procesionales en Semana San ta. Una de ellas, para participar en la procesión oficial del Santo Entierro y otra de forma independiente, muchas veces el Martes o el Miércoles. David Pinto advierte: en aquel momento el Amarrado a la columna todavía no formaba parte de la recién re constituida cofradía. Y no fue así hasta 1922, cuando se unió a propuesta de Carlos Romero Berral, párroco de San Francisco. Lo atestigua un partículo de prensa que ha en contrado, del 22 de febrero, en que se cuenta cómo el sa cerdote habla de incorporar la imagen de Jesús Amarra do a la columna, «la cual carecía de cofradía, y se acuer da por unanimidad». Las crónicas de 1922 ya hablan de que iban «Jesús en el Huerto y Jesús Amarrado a la colum na, con su cofradía». Era ya una sola. David Pinto ha encontrado incluso la historia de la ad veración, que de Jesús en la columna pasa a ser Señor Amarrado a la columna. Tiene una teoría: cada Viernes Santo en el ‘Diario de Córdoba’ se publicaba una saeta que decía con la misma letra. Cada gota de sudor / que Jesús vertió en el huerto / hizo brotar una rosa / que Él perfu mó con su aliento. / Amarrado a la columna / te tiene la turba impía / a Ti que has roto los lazos / que al pecado
nos unían». Pasó la cofradía por el esplendor de los años 20 y por la dificultad de los años 30, con la República y la Guerra Civil y en 1941 se estableció donde la conocieron muchos cofrades: en el Martes Santo y como la única co fradía de Córdoba con tres pasos: el Señor de la Oración en el Huerto, el Señor Amarrado a la columna, que llegó a tener la advocación de las Penas, y la imagen de la Vir gen, con la advocación de Nuestra Señora de los Dolores Gozosos y Nuestra Señora de los Dolores Gloriosos. Hasta 1947, cuando la Expiración se estableció en esta jornada, en que estuvo más de treinta años, fue la única cofradía del Martes Santo. Las fotografías de Ricardo que forman parte del Archivo de Cajasur recogen al Señor de la Oración en el Huerto con melena de pelo natural, como la tiene en todas las fotografías, mirando a la cara al án gel confortador, que está subido sobre una nube y le mues tra el cáliz que tiene que beber. Hay olivos, como corres ponde al lugar en que Jesús se retiró a rezar, y también es tán los apóstoles Juan, Pedro y Santiago, que dormían cuando el Señor, como recuerda el relato evangélico, les había pedido velar con él. También era de misterio el con junto del Señor de las Penas, que tenía a dos sayones, uno a cada lado, golpeando con los látigos, y que muchos años llevaba calas, porque era corriente que los pasos se ador naban con lo que se encontraba en los jardines y huertos, y era una flor muy popular. Y detrás, la Virgen de los Do lores, en un paso sin palio que llevaba unos llamativos medallones en lo que serían los respiraderos, y con una
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EL RESURGIR DEL HUERTO, LAS HISTORIAS DE UNA COFRADÍA SUPERVIVIENTE
FOTOS: RICARDO / FUNDACIÓN CAJASUR
sencilla candelería. Tuvo entre su patrimonio una coro na que se contó entre las más personales de la ciudad. Es obra de Gabriel Lama en 1947 y se la impuso el entonces obispo de Córdoba, Fray Albino González Menéndez-Rai gada. Es una pieza de gran tamaño, con un canasto sos tenido por ángeles y en el resplandor los escudos de la hermandad, de España y de Córdoba. Es la que los cofra des de este tiempo han conocido en la cabeza de María Santísima de la Candelaria, pero todavía queda tiempo para hablar de ello. Una cofradía con tres pasos era algo extraordinario: de las 22 cofradías que salían en la Sema na Santa de Córdoba la mitad tenían un solo paso. La crisis de la década de 1960 madrugó y golpeó con dureza a aquella cofradía. En 1960 la carrera oficial se ha bía trasladado al Patio de los Naranjos y su entorno, pero no como forma de hacer estación de penitencia en la Ca tedral, sino por el valor patrimonial y estético en una épo ca en que la ciudad empezaba a abrirse al turismo. Cam bió al año siguiente para pasar también por el Centro y en 1962 las cofradías empezaban la carrera oficial en el Palacio Episcopal, seguían por Torrijos, entraba en el Pa tio de los Naranjos, salían por Santa Catalina y continua ban por Magistral González Francés, Cardenal González y San Fernando hasta Diario de Córdoba. Era un recorri do largo incluso para aquellas que iban a ruedas, que eran la mayoría. El Huerto la sufrió con dureza y se descom puso. Quedó disuelta casi en la calle. Lo vio un joven co frade de catorce años que era nazareno de las Angustias, y que vio cómo «se deshizo a la altura de la Catedral. Se quedó casi en la calle». Física y socialmente, porque ya en el año 1963 no salió en Semana Santa.
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Santa de Córdoba, y le dieron la advocación de la Cande laria, muy presente entre los vecinos por aquella antigua ermita que estaba en la calle del mismo nombre, y que ahora es un restaurante. El Huerto se reencontró con la Semana Santa de Cór doba el Domingo de Ramos de 1976, en el que desde en tonces ha sido su día, y en la época en que nació no podía más que asumir unos nuevos valores. Era el momento en que se creaban las cuadrillas de hermanos costaleros y la joven cofradía no podía formarla, pero sí recurrir a los faeneros de entonces: en su primer año fue Antonio Sáez, pero la historia quiso que aquella cuadrilla mítica, la de los hermanos Sáez, ya con Rafael al frente, rindiera su úl timo trabajo bajo las trabajaderas del Señor del Huerto en el año 1983. Antes la cofradía seguía creciendo. La re nacida cofradía llegó con un número de nazarenos acep table para la Semana Santa de Córdoba de entonces. No hubo que recurrir a llevarlos en final de a uno, como por entonces tenía que pasar en demasiadas ocasiones. En aquel 1976 fue con el Señor de la Oración en el Huer to una banda que se llamaba de la Guardia de Franco, y
En 1971, aquel chico ya tenía más de veinte años y veía cómo el mundo de las cofradías cobraba vida. Se habían reanimado Ánimas y la Expiración, luchaba por nacer el Vía Crucis y él recordaba haber visto al Huerto pasar bajo su casa, que estaba en la calle Claudio Marcelo. Así fue cómo Manuel Muñoz Rodríguez y su grupo de amigos tu vieron la idea de recuperar a la hermandad del Huerto en aquellos años. Fueron en 1971 y hablaron con el párroco, Francisco Gálvez, pero los frenó con una ducha de agua fría. Los desilusionó un poco, pero no tanto como para que dejaran de insistir. El Señor de la Oración en el Huer to, el Amarrado a la columna y la Virgen de los Dolores Gozosos o Gloriosos seguían esperando y Manuel Muñoz acudió a un sacerdote que en aquellos años, mucho más en los posteriores, iba a ser un gran amigo de las cofra días: Antonio Gómez Aguilar, para entonces ya párroco de la Trinidad. Era primo de su padre y convenció al pá rroco de San Francisco para que les diera un margen, para que creyera en ellos. «Habíamos arreglado la capilla, que estaba muy mal, colaborábamos con la obra social y nos movíamos mucho», contaba de aquellos años. Los esta tutos de la renovada hermandad del Huerto se presenta ron en 1974 y se aprobaron en febrero de 1975, hace aho ra cincuenta años. Quisieron incluso haber salido para ese año, pero lo vieron demasiado precipitado. Había que esperar un poco más y, mientras tanto, se iban buscando los enseres que en más de una década se habían dispersado por la ciudad y por la diócesis. Fran cisco Gálvez había ido prestando a quien se lo pedía, y por ejemplo el ángel antiguo estaba en Montilla y regresó de allí. Quedaba en el coro de la iglesia de San Francisco uno de los pasos que había tenido la hermandad en su etapa anterior, y el tallista Antonio Rubio se encargó de recu perarlo para que el misterio de la Oración en el Huerto fuera en él, y así fue hasta 1993. Quedó la vara del herma no mayor y algunas muy gruesas, de algo que existía en tonces en la Semana Santa de Córdoba y que eran los abre calles: unos nazarenos que llevaban varas unidas por cor dones para evitar que la gente cruzara. Se rehicieron para que fueran más finos y allí nació otra hermandad del Huerto: la de finales del siglo XX, con forme a las nuevas señas de identidad estéticas que la Se mana Santa de Córdoba iba tomando en aquellos años. Se reunían primero en torno a una mesa de ping-pong, más tarde en un local de la parroquia que había dejado la Caridad y luego en lo que ahora es su casa de hermandad en propiedad, junto al antiguo claustro. Los cofrades tu vieron claro salir primero con el Señor del Huerto, que para entonces ya no tenía el pelo natural que está en to das las fotografías, pero con la Virgen hubo dudas. Esta ba muy deteriorada en la encarnadura y en el candelero, y decidieron conservar lo único aprovechable: la masca rilla y las manos. Por sentimientos, más que por otra cosa, decía Manuel Muñoz. Le encargaron entonces a Antonio Rubio una nueva Dolorosa, la única suya en la Semana
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que dirigía Antidio Cabal, que fue banda de la cofradía en aquellos primeros años, porque la hermandad compró los instrumentos. En los primeros años el Huerto no de jaba de crecer. Dos años después del primer Domingo de Ramos se pusieron el reto de que saliera por primera vez la Virgen de la Candelaria. Hasta entonces no era raro en la Semana Santa de Córdoba ver a Dolorosas sin palio, y la misma titular anterior de la cofradía lo había hecho así. Manuel Muñoz recordaba que todos tenían la idea de Ma La hermandad se había disuelto en la calle el Martes Santo de 1962; en 1976, tras varios años de trabajo, el Señor del Huerto salió el Domingo de Ramos con su nueva cofradía El Señor de la Oración en el Huerto llegó en 1870 a San Francisco, pero el Amarrado no formó parte de su cofradía hasta 1922, poco después de la reorganización de 1917
ría Santísima de la Candelaria debía ya ir desde su pri mer año bajo un palio rojo. Fue de fabricación casi arte sanal. «Visto desde hoy es impensable, pero si comparas con lo que pasaba en aquella época era más que digno». La Virgen salió con una saya con bordados de una tú nica antigua del Señor, que era de cola, y que habían so brado al pasarla a una pieza nueva. Los varales fueron una donación de muchos hermanos de entonces y se man tienen todavía. Los respiraderos se hicieron con galonci llo de la tienda que Manuel Muñoz tenía en la calle Clau dio Marcelo, y que iban entre marcos de madera. El techo de palio era de malla con cordón dorado y rojo. Los hermanos iban anudando con toda paciencia, bajo la dirección de Rafael Carmona Nieto, que sería el segundo hermano mayor tras la refundación, cuando terminó la etapa de Manuel Muñoz. Una peana de madera lisa y pin tada y unas bambalinas de raso rojo terminaron el con junto. Fue además la cofradía pionera en traer a bandas
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El palio, ya terminado, de María Santísima de la Candelaria. A la derecha, primer plano de la Virgen, obra de Antonio Rubio en 1974
VALERIO MERINO
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tual para llevarla a terrenos vanguardistas y modernos. «Con qué mano tan dura la tristeza te toca / con qué im piedad te clava sus agudos puñales» fue uno de los tex tos que se dedicó a la Virgen de la Candelaria en ese cer tamen. No fue la primera cofradía en tener un boletín pro pio en que informar a sus hermanos, y a quienes no lo eran, de la actividad, pero en esos años ‘Getsemaní’, que era el nombre de la publicación, fue una de las más inno vadoras de aquel tiempo. Al poco la cofradía tendría cuadrillas propias e impor tantes, para el Señor y para la Virgen, y que además iban formándose en el paso de la Santa Cruz que salía en mayo. Tomó el mando Francisco Pérez Cantillo y junto a él fue muy pronto un joven que empezaba a mostrar dotes para tocar el martillo y que también le acompañaba en el Cris to de Gracia. Se llamaba Luis Miguel Carrión Huertas, le conocía todo el mundo como Curro y dio al paso de palio de la Virgen de la Candelaria una forma de andar refina da e inconfundible. Con el paso del tiempo estuvo al fren te de la cofradía en dos períodos como hermano mayor. Desde la década de 1990, la cofradía se renovaba. En 1994 se estrenó el nuevo paso de misterio, que la herman
de fuera de la ciudad, en una época en que todavía que daban cofradías que no llevaban acompañamiento mu sical, sin ser por eso de silencio. De aquella época recuer da Manuel Muñoz la agrupación musical La Estrella, de Alcalá de Guadaira, que iba con la Virgen de la Candele ria, porque entonces no era fácil contratar a bandas de música de plantilla completa. La formación fue muy po pular en la Semana Santa de Córdoba de los años 80. El Huerto se consolidó en el Domingo de Ramos como una cofradía popular y a la vez clásica, y de sus estacio nes de penitencia muchos recuerdan el paso por la Cues ta de Luján, la bajada con escalones que une la calle Am brosio de Morales con Diario de Córdoba, cuando ya se había cruzado el umbral de la madrugada del Lunes San to. Una gran multitud esperaba al Señor de la Oración en el Huerto y a la Virgen de la Candelaria. En los años 80 y 90 la hermandad, entendida en el as pecto social, destacó por la actividad social y cultural. De ese momento son los concursos de poesía, que sacaron a la lírica dedicada a las hermandades del lenguaje habi
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que está en el Evangelio, y eran los apóstoles. El paso los incorporó ya en el año 2018 y son obra de Jesús Gálvez. Antes habían pasado muchas otras cosas. Pensar en cofradías de tres pasos era casi impensable en la Sema na Santa de Córdoba desde la década de 1970, cuando ha bía muchas con uno solo. Los que tenían en las manos los libritos con los itinerarios sabían que además de los dos titulares de la cofradía estaba también el Señor Amarra do a la columna, que todavía quedaba en la capilla de San Francisco a la espera de regresar. Muchos lo descubrie ron en la calle en 1997, cuando presidió el Vía Crucis de la Agrupación de Cofradías en la Catedral, y muchos soña ban con verlo de nuevo ahora que la hermandad iba avan zando en sus dos pasos. Sucedió en el año 2004 y ahí también el Huerto inno vó, porque hizo lo contrario de lo que se habría esperado en un momento en que la Semana Santa respondía en tan tos lugares a un cierto estándar. Si se piensa en la flage lación, casi todo el mundo esperaría un gran paso de mis terio, figuras muy vigorosas y amplia escenografía en tor no al Señor, pero no sucedió nada de eso. El Señor Amarrado a la columna se restauró durante unos meses en el taller de Navarro Arteaga y regresó con su impron ta y con una nueva columna. La cofradía quiso trasladar lo hasta San Francisco desde la Catedral en procesión, so bre el paso del Cristo de las Penas, pero la lluvia constan te de aquella tarde de noviembre lo impidió. De alguna forma habría sido una prefiguración, por que el que antes se había llamado Nuestro Padre Jesús de las Penas se presentó en la Semana Santa de Córdoba más como un Crucificado que como la imagen de un paso de misterio. El Huerto había adquirido un paso de Manuel Guzmán Bejarano, en caoba y plata, que había sido del Cristo de la Misericordia del Puerto de Santa María, y al que José Carlos Rubio restauró para darle nuevas dimen siones e iconografía. Justo en el centro, sobre una peana de carrete dorada de cierta altura, iba la imagen, entre Los cofrades que refundaron el Huerto optaron por una nueva Dolorosa ante el deterioro de la anterior. La mascarilla antigua fue la base de la Virgen del Amparo
ÁLVARO CARMONA
dad encargó a Manuel Guzmán Bejarano, y que llegó ya completamente tallado para ir completando en los años siguientes el dorado. El acompañamiento para el Señor fue evolucionando. Muchos recuerdan todavía el monu mental ángel que labró Miguel Arjona, y que se situaba detrás del titular. Aportaba una estampa inconfundible. En 2004, la cofradía estrenó una nueva figura, que hizo el sevillano José Antonio Navarro Arteaga con unos pará metros muy distintos: mucho más pequeño y situado so bre una nube en diálogo con la imagen. Las fotografías antiguas fotografías muestran una composición pareci da, pero faltaba una parte del misterio, de acuerdo con lo
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cuatro faroles y sobre lo que casi todos los años había de ser un monte de cla veles de color rojo sangre. En aquel primer año llevó música de capilla, porque la hermandad quiso que tuviera un aire distinto al resto de la co fradía en la calle, pero al año siguiente se dio con el acompañamiento defini tivo: una banda de música de plantilla completa interpretando marchas fúne bres. El tambor ronco, el andar severo y la atmósfera de recogimiento logra ron algo del todo único. Para entonces la hermandad del Huerto ya había empezado a preocu parse del bordado de su paso de palio, como tantas otras. Rafael de Rueda, Ál varo Doctor y Francisco José Mellado concibieron un proyecto que se basaba en un frontal de la altar de Damián de Castro para la parroquia de la Asunción de Montemayor, y que se inició en 2001 a pasos lentos, pero seguros: Pérez Ar tés hizo el frontal y la trasera, Jesús Ro sado las laterales y el techo, con una gloria en que se representa la Presen tación de Jesús en el templo (es decir, lo que se celebra en la Candelaria) y Joa quín Salcedo los interiores, estrenados en la procesión extraordinaria del 1 de febrero de 2025 con la oración en latín ‘Sub tuum praesidium’. Es la plegaria que en español se lla ma ‘Bajo tu Amparo’ y en ese momen
Nuestra Señora del Amparo, en su solemne procesión de la tarde del 1 de noviembre
VALERIO MERINO
aquel día salió por primera vez. Unos años después su procesión quedó fijada en la tarde del 1 de noviembre, ya en la víspera de la solemnidad de los Fieles Difuntos, y con un tono recogido y serio que se plasma en las mar chas fúnebres. Para entonces el Huerto ya era una cofradía que había dejado atrás los años en que entraba y salía de la Sema na Santa para ser una de las que había liderado una eta pa de cambios en el mundo de las hermandades. Por den tro, en la vida social, y por fuera, en la presencia estética en la calle. Uno de los últimos hitos es la restauración del titular, que ofrece una estampa a la vez original y nove dosa para quienes lo han conocido en las últimas déca das: la intervención de Ana Infante de la Torre ha permi tido que vuelvan a apreciarse los hilos del sudor de san gre en la frente y en las manos. Su Domingo de Ramos, la última salida de la Virgen a la Catedral, con las calles ates tadas de fieles, y la misión del Señor de la Oración este otoño a la parroquia de San Ignacio de Loyola son el tes timonio de que su historia de supervivencia ha dado los mejores frutos.
to ya era otra advocación para la cofradía. La mascarilla de la Dolorosa antigua se había conservado y se mante nía guardada y la cofradía nunca la había olvidado. A me diados de la primera mitad del siglo XXI en el seno del Huerto surgió la idea de utilizar aquel rostro para una nueva imagen, una Virgen de gloria bajo la advocación de Nuestra Señora del Amparo. También ahí se buscó lo sin gular: José Antonio Navarro Arteaga realizó a partir de la mascarilla una imagen de talla completa, vestida con ro pas policromadas y estofadas, y de un carácter muy ver tical. Lleva en la mano izquierda al Niño Jesús, que está dormido. La Virgen del Amparo se bendijo en enero de 2006 y El primer techo de palio para la Candelaria lo hicieron en 1978 los hermanos de forma artesanal. En 2025 ya está completo con todos sus bordados en oro
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EL RESURGIR DEL HUERTO, LAS HISTORIAS DE UNA COFRADÍA SUPERVIVIENTE
PASIÓN EN CÓRDOBA
La primera cuadrilla de hermanos costaleros de
Córdoba, la de la Expiración, en San Pablo. Sin costal, los capataces Rafael Muñoz Serrano e Ignacio Torronteras
C OMO se repitió lo que hicieron, se repitió también la fotografía. Está un grupo de más de 25 jóvenes con los costales puestos y las fajas ceñidas. Si no fuera por los costales blancos, uniformes, discre tos, podría ser casi de cualquier año y en cualquier lugar, pero hay señales de que es una fotografía especial. La ram pa de San Pablo no está todavía colocada, así que la ilu sión de sacar a la cofradía a la calle todavía no está cerca. Las noches de ensayos no tenían a la Semana Santa en un horizonte cercano. A la vez que es la fotografía de una cua drilla de costaleros con sus capataces, es también una ima gen fundacional y cumple en este año medio siglo. Es la
fotografía por la cual pudieron hacerse todas las fotogra fías restantes, igual que aquella es la cuadrilla de herma nos costaleros por la cual llegaron muchas más en esos años. Fue la que llevó al Cristo de la Expiración el Martes Santo del año 1975. Para llegar al momento en que Rafael Zafra, hermano mayor entonces, preguntó a Rafael Muñoz Serrano, cuan do ambos veían la salida extraordinaria de la hermandad de los Estudiantes de Sevilla por su cincuentenario, si una cuadrilla de costaleros como la que la cofradía universi taria había creado de forma pionera se podría hacer en Córdoba, primero hay que regresar a viajar al panorama
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LA CUADRILLA QUE HIZO CAMINO AL ANDAR
HACE MEDIO SIGLO LA EXPIRACIÓN CREÓ EL PRIMER GRUPO DE HERMANOS COSTALEROS Y ABRIÓ LAS PUERTAS A UNA RIADA QUE LLENÓ LOS PASOS Y ELIMINÓ LAS RUEDAS EN CASI TODAS LAS COFRADÍAS La cuadrilla que hizo camino al andar
POR LUIS MIRANDA
HERMANDAD EXPIRACIÓN
de las hermandades de Córdoba en esos años. Era una Se mana Santa de calles vacías, cofradías que salían de sus templos en torno a la medianoche, pasos a ruedas y casi siempre en silencio, sin música. Él había conocido la Se mana Santa de Sevilla y se había enamorado de su estam pa popular, de cómo era capaz de reunir a tanta gente en las calles. Y se le había quedado algo en la memoria de los años 60: un año llovió el Martes Santo y la Expiración pi dió permiso para salir el Jueves, algo que entonces era fre cuente. La cofradía, después de la carrera oficial, pasaría por los escalones de la Cuesta del Bailío. «Generalmente nos veía muy poca gente, pero aquel año estaba a reven
tar», dijo. No es la dulzura de la memoria, porque tam bién lo cuentan las fotografías de aquel momento. Es de cir: los cordobeses debían ver algo atractivo. La Expiración era la cofradía más vital de Córdoba en aquellos momentos de la década de 1970. Había creado la primera caseta de Feria, se había hecho con el sitio de San Pablo en que ahora está su casa de hermandad. Había un equipo de fútbol y la hermandad siempre estaba llena de jóvenes y con mucha actividad. Hasta en verano. Había
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puede comprar en muchos sitios de Córdoba o se pide por internet, pero aquel era un objeto casi desconocido en la ciudad. «En la empresa donde yo trabajaba había un com pañero que era sevillano y cofrade, y me trajo un costal, para que viéramos cómo era. A partir de ahí empezamos a encargar las telas y muchas de las esposas de los miem bros de la junta de gobierno empezaron a hacerlos igua les», recuerda. Tampoco había mensajería instantánea ni redes sociales para convocar, así que fueron difundiendo su idea de forma verbal, hasta que juntaron a 26 personas para un paso que calzaba entonces 25. Rafael Muñoz Serrano murió en 2013 y como testigo de aquella cuadrilla queda entre otros su hijo, Rafael Muñoz Cruz, también capataz, y que le ayudaba como contraguía. Entonces se bastaban con dos personas. «A mi padre le La primera cuadrilla ensayó desde el otoño todas las noches de sábado por las naves de la iglesia de San Pablo. A veces el trabajo duraba hasta el amanecer
que conseguir que las cofradías salieran antes, para que las vieran los niños, que hubiera música detrás de los pa sos, y no sólo la Banda Municipal en la carrera oficial. «El de la cuadrilla de hermanos costaleros era el siguiente proyecto, uno más», resume. Tres cuartas partes de los pasos de la Semana Santa de Córdoba en aquellos años iban a ruedas. A los costaleros, o a los faeneros profesionales, eran fieles la Misericordia, la Paz, la Esperanza, la Expiración, el Santo Sepulcro la Sentencia. Muchos cofrades de Córdoba miraban a Sevi lla, que también pasaba por un momento de revitaliza ción, como gran parte de la sociedad española en aquel tiempo. El Martes Santo de 1974, el Cristo de la Buena Muer te salió con una cuadrilla de hermanos costaleros, que ha rían su estación de penitencia de aquella forma, como se dijo entonces. Rafael Zafra y Rafael Muñoz, el capataz de la Expiración, lo vieron en noviembre, en una extraordi naria, en la calle Laraña. El primero preguntó si sería po sible hacerlo en Córdoba; el segundo proporcionó una res puesta para la historia, y además cierta: «Lo que hace un hombre puede hacerlo otro hombre». Había mucho trabajo por delante. Hoy un costal que se
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Córdoba parecía imposible entonces. «Nos quedábamos casi hasta que amanecía», recuerda Rafael Zafra de aquel tiempo. Aquella preparación era insólita en aquel tiempo. Rafael Muñoz explica cómo su padre le enviaba al depó sito de Renfe, en Molinos Alta, cerca de donde en aquel tiempo estaban las vías del tren, para que convocase a los trabajadores que quisieran llevar pasos con ellos al man do. La familia Sáez, también grandes capataces de la épo ca, lo hacían en las Lonjas, siempre en busca de trabaja dores con capacidad para cargar peso. Se presentaban el Domingo de Ramos en la plaza del Conde de Priego, y Rafael Muñoz Serrano escogía a los que veía más apropiados: los 24 más altos para el Señor de las Penas, que salía por la puerta ojival de Santa Marina, y los más pequeños para el palio de la Virgen de la Esperanza, que lo hacía desde el local junto al convento de Santa Isa bel. No se hablaba de igualar, como ahora, sino de cuadrar, aunque el capataz se ocupase de que sus hombres se em parejaran por alturas. Eso era todo. No había relevos: sa lían los mismos que entraban, y tenían que sortear una
gustaba el mundo de las cofradías y de llevar los pasos desde muy pequeño. Tenía ilusión tremenda. Todos los días sacaba un paso. El Domingo, los dos de la Esperan za; el Lunes, Ánimas a ruedas, el Martes; la Expiración, el Miércoles Santo, la Paz; la Reina de los Mártires en la Ma drugada, el Santo Sepulcro el Viernes Santo y la Virgen de la Alegría». Los que llevaban los pasos no eran costaleros propiamente dichos, porque no tenían costales, pero Ra fael Muñoz ya empezaba a mirar a aquel modelo. «Mi pa dre fue el primer capataz que se vistió de negro, con el tra je que ahora llevaban todos. Antes podían ir con uno azul marino, o a rayas. Yo mismo lo he hecho así», rememora. La cuadrilla de hermanos costaleros de la Expiración partía de cero en todos los sentidos. «¿Verdes? No esta ban verdes, sino verdísimos, no tenían ni idea de cómo hacerse la faja o el costal», dice. Lo básico. Era normal, porque en Córdoba no se había visto. Rafael Muñoz e hijo eran de los que sí habían estado en Sevilla, y muchos años, conforme entraba la Reina de los Mártires y sin ni siquie ra cambiarse de traje, se marchaban en busca de la Maca
rena, por ejemplo. Sabían poco, pero aprendieron rápido, eso sí, porque entre que los costales que se trajeron eran de buena cali dad y los que se hicieron tam bién respondían, el aprendizaje no fue difícil. Se les enseñó a co locarse, a levantar y todas las formas de andar. Hoy se hacen tres o cuatro ensayos antes de Semana Santa, pero aquella cua drilla necesitaba más rodaje, así que trabajaban todos los sába dos desde otoño y lo hacían re corriendo las naves de San Pa blo. Lo de encontrar un paso en sayando por las calles de Primera cuadrilla de hermanos costaleros del Señor de la Pasión, en 1985. A la izquierda, dos jóvenes haciéndose la faja antes de una procesión
VALERIO MERINO
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salida difícil, porque el local, del que luego saldría tam bién la Virgen de la Soledad, era bastante estrecho. Tampoco había relevos en la primera cuadrilla de la Expiración, en la que estaban hermanos de la cofradía, pero también personas con curiosidad por el mundo del costal o de las cofradías en general. Allí trabajó Guiller mo Giménez de la Linde, que estaba entre los refunda dores del Santo Sepulcro y que se contó entre los gran des animadores del mundo de las cofradías las cofra días en aquellos años. También Javier Romero, que estaba entre Córdoba y Sevilla y que había conocido la Sema na Santa de la capital de Andalucía. Ensayó y trabajó con ellos, pero una gripe repentina le impidió ponerse la faja y el costal aquel Martes Santo. El recuerdo que guarda todo el mundo de aquel día es bueno. Rafael Muñoz era el capataz de la cofradía, pero para la Expiración eso significaba que debía estar al mando de la cuadrilla del paso de palio de Nuestra Señora del Rosario. Quien llevó a los hermanos costale ros del paso del Cristo de la Expiración fue Ignacio To rronteras, otro de los capataces de la ciudad en aque llos años en que comenzaba la transición al nuevo mo delo, y que siguió muchos años al frente de las nuevas cuadrillas. «Tenían mucho deseo de hacerlo bonito y fueron siempre sobre los pies, así que entraron algo más tarde de lo previsto», dice Rafael Muñoz Cruz de aquel día. Justificado, en cualquier caso. También Rafael Zafra dice que la primera experien cia fue exitosa: «Fue una novedad y despertó gran inte rés. Vimos que había más gente viéndonos en las calles, porque también se preguntaban si íbamos a acertar o no». El hermano mayor, que en pocos meses iba a ser además presidente de la Agrupación de Cofradías, no tenía ninguna duda: «Era gente joven la que mandaba y los que estaban en la cuadrilla, y cada ensayo era una fiesta». La nueva cuadrilla ya empezaba a tener formas nuevas. Los pasos antiguos de Córdoba no tenían lla mador, sino que se levantaban a la voz, con una palabra que se dividía en sílabas: «Arri-ba». Rafael Muñoz estu vo entre los primeros que usaron el martillo. El recorrido de la Expiración entonces era corto: nada más salir buscaban la calle Claudio Marcelo para empe zar una carrera oficial que continuaba por Las Tendi llas, Gondomar y Gran Capitán hasta Conde de Roble do. A partir de ahí la cofradía regresaba por San Zoilo, Torres Cabrera, la plaza de Capuchinos y Carbonell y Morand. Salió bien y pasó lo que pasa en el mundo de las cofradías: lo que ha tenido éxito en un sitio empie za a replicarse fuera. A partir de ahí los hermanos cos taleros llegaron a las cofradías que ya iban a hombros, primero, y desplazaron después a las ruedas que eran la mayoría. Muy pronto se notó que los hermanos cos taleros no sólo habían revolucionado la forma de llevar los pasos, sino también el propio mundo de las herman-
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No se conocían los costales en Córdoba y los trajo un sevillano que trabajaba en la ciudad. Con su modelo se confeccionaron los demás para aquella cuadrilla
para animarlo», dice. Era bastante necesario, porque no había relevos en aquellas primeras cuadrillas, pero sí algunos puntos de descanso. Para la cofradía de Jesús Caído, que pasó de las ruedas a los costaleros a final de los años 70, era en la Puerta Osario, donde había refres cos, cervezas y bocadillos antes de seguir hacia San Ca yetano. Incluso los del Santo Sepulcro lo hacían en el parking de Edaco, en la calle Conde de Robledo, con la absoluta discreción que requería su carácter de cofra día de silencio. Se presentaban los justos y no se podía desperdiciar a nadie. A veces faltaba uno por palo y en ocasiones lle gaba alguien cuya altura era difícil de aprovechar, pero había que hacerlo, porque un costalero con ganas y vo luntad de ayudar no podía dejarse escapar. Se utiliza ban suplementos, entonces. Ahora hay más conocimien tos técnicos y entonces había novedades. «¿Vio usted el seis por tres? Eran seis pasos hacia adelante y tres ha cía atrás», rememora Rafael Muñoz Cruz sobre algo que hoy no siempre agradaría, pero que es el testimonio de toda una época. Del ejemplo de aquellas cuadrillas llegaron todas las demás por un contagio muy rápido. Costaleros de Ra fael Muñoz Serrano, dice su hijo, fueron Javier Romero, Lorenzo de Juan, Juan Berrocal o Fernando Navarro, en tre otros muchos, además del actual presidente de la Agru pación de Cofradías, Manuel Murillo Estévez. Tomaron los hermanos costaleros el lugar de las viejas cuadrillas de faeneros y desplazaron para siempre a las ruedas entre los últimos años 70 y los primeros ochenta. El Císter, que era una cofradía que empezaba a dar sus pri meros pasos, se dio a conocer, entre otras muchas mane ras, por una cuadrilla de profesionales que contrataban las cofradías, y que además de conseguir recursos servía para animar a que crearan sus propios grupos de costa leros. Desde aquellos inicios hasta los actuales, en que hay, como recuerda Rafael Muñoz, que rechazar hasta a 30 as pirantes, se ha hecho mucho camino, pero la larga cami nata empezó con el primer paso de la hermandad de la Expiración y sus pioneros. Los capataces recuerdan que los costaleros no sabían ni cómo colocarse ni cómo levantar, pero aprendieron enseguida. El Martes Santo anduvieron con gusto
VALERIO MERINO
Sobre estas líneas, un ensayo de costaleros en una mañana de domingo de Cuaresma. Debajo, la cuadrilla del Señor de los Reyes, titular de la Vera Cruz, con los faldones levantados para mitigar el calor bajo el paso en una estación de penitencia
dades y la forma en que la gente salía a disfrutar de las cofradías en Semana Santa. Al año siguiente Ra fael Muñoz Serrano tomó el martillo del Santo Se pulcro y creó una cuadrilla de la que no sólo salieron hombres de abajo, sino también cofrades, como pa saría luego en tantos sitios. Y no es que por entonces abundaran. Rafael Mu ñoz Cruz cuenta lo que muchos capataces de aque llos años: era difícil encontrar a gente. La Virgen de los Desamparados, titular de las Penas, salía hasta 1986 en un paso de palio que calzaba 30 costaleros, pero alguna vez iban 25. «Ahí era fundamental la psi cología, que es lo que hacía mi padre. Daba mucho cariño a la gente, a todo el mundo le decía ‘niño mío’
ROLDÁN SERRANO
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Pedro Rojas, en la iglesia del Beato Álvaro de Córdoba, con el Cristo de la Luz al fondo
SI SE HABLA DE LA SAGRADA CENA NO SE PUEDE ELUDIR A QUIEN FUE SU HERMANO MAYOR 16 AÑOS Y VICEHERMANO MAYOR OTROS CUATRO, EN LA ÉPOCA DEL TRASLADO A PONIENTE «Llega un momento en que se antepone la cofradía a la familia» PEDRO ROJAS
POR LUIS MIRANDA
VALERIO MERNO
E L que escucha no puede creerlo. Pedro Rojas Vi llén (Córdoba, 1956) no siempre fue cofrade. Sí cristiano, salesiano y devoto incondicional de Ma ría Auxiliadora, y hasta había vestido la túnica de la cofradía del Buen Suceso, pero conforme llegaba el Miércoles Santo se iba a la playa. «Todo viene por mi mu jer, a la que le gustaban y le gustan las cofradías muchí simo. Me fueron metiendo poco a poco. Había que visitar los templos, había que ver las salidas y entradas, y esto se te incrusta tanto que lo llegas a necesitar, y te involu cras totalmente». Tan totalmente que fue hermano ma yor de una cofradía, la Sagrada Cena, durante 16 años, doce de ellos ininterrumpidos, y vicehermano mayor mu cho otros cuatro. El traslado de Poniente, la sede social de la hermandad, la nueva imagen de la Esperanza del Valle y el comienzo del proyecto del paso de palio son el fruto de su trabajo y de sus juntas de gobierno. —¿Es más fácil fundar una cofradía o mantenerla? —Es mucho más fácil fundarla. De hecho, lo estamos vien do hoy día, que se juntan 10 ó 20 personas y de momen to tienen una prohermandad y poco a poco se dan los pa sos hasta que se llega a la aprobación del Obispado y al ingreso en la Agrupación de Cofradías. Pero lo importan te y lo difícil es después mantenerla y hacerla que progre se y prospere en los fines por los cuales se funda. —Pero una cofradía necesita medios y dinero. ¿Es más difícil conseguirlo cuando quienes tienen que ayudar no la identifican por estar empezando? —Cuando se empieza, muchas veces es fruto de la ilusión particular de gente joven, pero que carecen de sitio don de reunirse, de imágenes, de sede canónica, incluso a ve ces de la comprensión de las personas del barrio. Y cla ro, supone una dificultad muy grande para los que están empezando. Se ven sin medios, y muchas veces hay que rogar para que uno participe para comprar flores, para montar cultos, y no digamos si hablamos de adquirir imá genes o vestirlas, con todo lo que conlleva de gastos. La hermandad de la Sagrada Cena, a la que Pedro Rojas no llegó en el primer momento, pero sí después, se fun dó en la parroquia de la Trinidad, amparada por Antonio Gómez Aguilar, uno de los sacerdotes que en los años 70 y 80 más amparó a las cofradías de Córdoba. Lo llamaba San Pedro, y le daba un consejo: «San Pedro, si quieres vi vir en paz, no pertenezcas a ninguna hermandad». Él le contestaba: «Hombre, don Antonio, me diga usted eso, que estoy recién entrado». Y él: «Hazme caso». «Pero a cualquier cosa que la hermandad le pedía, siempre esta PASIÓN EN CÓRDOBA √ «Soy salesiano por los cuatro 24
ba dispuesto. Si él no podía, nos buscaba otro sacerdote, para la Adoración Nocturna o para lo que pudiera ayudar. Siempre teníamos el sí de Don Antonio. Íbamos a él y re solvía el problema». —El sí en una época en que muchos otros sacerdotes de cían que no. —Claro, yo recuerdo tiempo atrás que había muchos cu ras que no querían hermandades ni en fotografías. Inclu so gente importante en la curia decía que las hermanda des no daban más que problemas. Hay que aceptarlo des de el punto de vista de que no nos involucramos todos con el movimiento religioso que supone una cofradía. Sí, damos problemas algunas veces, pero cuando tenemos algún pastor que nos guíe, no hay problema. Ahora, si na die nos hace caso, nadie nos guía o lleva, llega un momen to en que sí surge un problema. Seguro. —¿Mejor un pastor que un perro guardián? —Efectivamente, siempre lo hemos dicho. Recuerdo que a Fray Ricardo de Córdoba, fundador de la cofradía, una vez le preguntamos, muy bisoños como éramos, por lle var en el paso con el Señor, la custodia. Él nos explicó que no se podía llevar la custodia y la eucaristía la vez, por que era duplicar el misterio. Al principio pensamos que ponía pegas, pero al analizarlo llevaba razón. Y una cosa es guiar y otra decir voy a estar aquí y te doy detrás de las orejas si haces lo más mínimo. Afortunadamente, yo noto que esto está cambiando muchísimo. Hay cofradías que están en barrios, quizá porque hay mucho cura joven, y parece que se están aceptando y llevando a cabo unas fun ciones dentro de las parroquias que son importantes. Si estamos en una parroquia, es lógico que el párroco pida estar en una reunión, que hay que montar unos cultos y colaborar. Pero hay gente que dice que su Cristo o su Vir gen y se acabó. Y ese está equivocado: estamos en una pa rroquia y somos parroquia, y tenemos que ayudar en la feligresía, en la parroquia, como nosotros queremos que el párroco y la feligresía nos ayuden a nosotros. No pue de ser pedir y no dar nada. —Le cito una frase suya hace más de veinte años, cuan do se cambió a la imagen de María Santísima de la Es peranza del Valle. «Mi fe no depende de la imagen» —Lo tengo muy claro. A mí me decían si me gustaba más la Virgen del Rosario, la mía, la Paz, y siempre contesta ba: «A mí, María Auxiliadora». Soy salesiano por los cua tro costados, mi familia es salesiana. Para mí, como Ma ría Auxiliadora no hay ninguna, y hay que entender que María no hay más que una, bajo la advocación que que ramos verla. Se cambió la imagen y eso es una cuestión
«Para la casa de hermandad, le hice un planning a Rodríguez Carretero de cómo se podía pagar. Me dijo que sí, y luego me enteré de que era cofrade hasta la médula»
costados y mi familia es salesiana. Como María Auxiliadora no hay ninguna, aunque la Virgen es una bajo la advocación que la veamos»
PEDRO ROJAS: «LLEGA UN MOMENTO EN QUE SE ANTPONE LA COFRADÍA A LA FAMILIA»
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