PASIÓN EN CÓRDOBA 2025

I MPLORAN los ojos, la boca y las manos. El Señor de la Oración en el Huerto habla con el rostro y también con las palmas que se elevan al cielo. «Y esa mirada alta, aún sin el sudor de la sangre», le cantó Pablo Gar cía Baena en su pregón sin sospechar que un tiempo des pués, aunque no faltó tanto para que él lo viera, aparece rían en una restauración los hilos de la hematidrosis, de la sangre que mana por los poros en horas de mucha an gustia. La devoción ante la imagen poderosa que pregun ta al Padre si es posible que pase el cáliz atroz sin que él lo beba tiene, 50 años después de la última y fecunda re organización de su hermandad, la condición de supervi viente. Se disolvió su cofradía varias veces, terminó la Se mana Santa de disciplinantes en que se había creado, se derribó la iglesia en que se fundó, cambió la Virgen que lo acompañaba, pero aunque apareciera y desapareciera, son muchos más los años en que la cofradía del Huerto ha formado parte de la Semana Santa de Córdoba. 2025 es para las cofradías un año marcado por la co fradía que hoy sale el Domingo de Ramos, y que celebra las bodas de oro de su última refundación, la que marcó su etapa actual y la convirtió en una de las más vigorosas y fuertes de la ciudad. Hablan de ella primero los documentos, más tarde la prensa y luego las voces que trabajaron en ella. Fue la her mandad de la Oración en el Huerto una rareza en la Se mana Santa barroca por ser la única cofradía de peniten cia que nació en una parroquia. Casi todas las demás se habían fundado en conventos masculinos, dice el profe sor Juan Aranda Doncel que porque las comunidades de frailes las promovían para tener una fuente regular de in gresos en las funciones que les predicaban. La primera noticia de su existencia la encontró el historiador en mayo de 1607, en un apunte del gasto de 16.014 maravedíes en cera y gastos de la cofradía «en lavatorio y música y todo el demás gasto de la disciplina». San Nicolás de la Ajer quía, que poco después sería San Nicolás y San Eulogio, era una de las iglesias fernandinas de la ciudad y atendía a una de las feligresías en que se dividió tras la Recon quistas. De ella queda hoy apenas la fachada que da a la Ribera, y por la que la llamaron San Nicolás del Río, pero nunca pareció tener mucho interés artístico. La Semana Santa de Córdoba se había configurado algo más de medio siglo antes, con el nacimiento de la Vera-Cruz, las Angustias, el Santo Sepulcro, Jesús Naza reno, la Soledad y el Santo Crucifijo, entre otras, y la Ora ción en el Huerto llevaba a penitentes que se flagelaban. Como todas las demás, excepto los hermanos de Jesús Na zareno, que portaban cruces al hombro. La cofradía tenía Los primeros datos de su existencia son de 1607 y fue en aquellos años la única cofradía de penitencia con sede en una parroquia: la de San Nicolás y San Eulogio de la Ajerquía

el cabildo de salida el Domingo de Ramos para preparar la estación de penitencia y el Lunes Santo una función re ligiosa antes de la salida, en que sus pasos iban con mú sica. Si los que han estudiado a la imagen lo consideran obras de la segunda mitad del siglo XVII, y próxima a la estética granadina y al taller de Pedro de Mena, la cofra día tendría otro titular anterior hasta que llegó el nuevo titular, de aspecto muy expresivo y que enseguida llamó a la devoción. Los historiadores del arte lo sitúan hacia el año 1670. Muchos no han dejado de subrayar el pareci do con Jesús Caído, que era todavía mayor cuando el Se ñor del Huerto tenía pelo natural. Es extraño en la mentalidad de los cofrades de hoy, pero no era la única imagen que representaba en la Semana Santa de Córdoba el momento de la agonía en Getsema ní: la cofradía de la Pasión de Cristo, del convento de Ma dre de Dios, también lo tuvo entre sus pasos y la imagen se conservó y hasta llegó a representar la coronación de espinas para la Merced, ya en el siglo XX. Pero fue la co fradía del Huerto la que arraigó con su procesión del Jue ves Santo, que tenía una cruz guiona que se llevaba en an das, como era normal en la época, y que se llegó a enri quecer con plata y carey, y después el paso del Señor de la Oración en el Huerto y el de la Virgen de los Dolores. La cofradía barroca del Huerto salió por última vez en el año 1797, aunque en el informe del párroco del año 1819 todavía existía. A partir de ahí el Huerto dejó de ser una cofradía barroca y comenzó a ser una hermandad del si glo XIX, de las que participaban en la procesión oficial del Santo Entierro. El reglamento del obispo Pedro An tonio de Trevilla imponía una serie de pasos, muy pocos, pero uno de ellos era el de la Oración en el Huerto. Su co fradía entonces no existía, pero en 1851 ya salió, acompa ñado por los curtidores y zapateros que seguían abun dando por su barrio, y después con una hermandad que nació en 1861, pero que tuvo una vida efímera. Eso sí, el Señor continuaba participando en la procesión oficial y por lo tanto nadie se había olvidado de Él. David Pinto Sáez, cofrade del Huerto y estudioso de su historia y de la Semana Santa de Córdoba en general, ha analizado estos años del siglo XIX y cuenta cómo, igual que salía el Señor del Huerto, también estaba una ima gen de Jesús Amarrado a la columna que estaba en el an tiguo templo de los franciscanos, y que no tenía cofradía. El decreto de Trevilla establecía que saldría una imagen que representase la flagelación y en las cofradías barro cas no existía, o no al menos como titular. «Ambas imá genes participaron en la procesión oficial, aunque el Huer to en más ocasiones que el Amarrado. En algunas ocasio nes no se representó el pasaje y un año, en 1886, acudió una imagen que está en una capilla del santuario de los Dolores. Y a veces iba el Amarrado, pero en el Huerto», dice. En cualquier caso, ambas imágenes iban por sepa rado, y fue así durante bastante tiempo.

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PASIÓN EN CÓRDOBA

EL RESURGIR DEL HUERTO, LAS HISTORIAS DE UNA COFRADÍA SUPERVIVIENTE

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