Pasión en Córdoba 20230222

H AY una historia lineal que siempre parece ser la misma y una historia de historias que puede parecer menos científica, pero que también sir- ve para explicar la vida de una institución que en este 2023 cumple siete décadas en la calle. La herman- dad del Prendimiento salió por primera vez en el año 1953 y desde entonces sus historias han sido muchas, pero siempre en torno a ciertas señas de identidad y en el mis- mo día: el Martes Santo. Si en sus primeros años a la cofradía la conocían como ‘de los Salesianos’ no hablaban sólo de su sede. Se había fundado en el seno de la Asociación de Antiguos Alum- nos Salesianos, que en aquellas décadas teníamucho peso por agrupar a grandes profesionales. Lo cuenta Juan Viz- caíno, nazareno desde 1958, unos días antes de cumplir los entonces preceptivos catorce años, y hermano mayor durante 16 años. En 1952 había cofrades de la Misericor- dia y de la Paz, como Juan Calero Cantarero, que fue her- mano mayor, «pero estaban por ser antiguos alumnos del colegio». La fiebre de fundaciones de nuevas cofradías empezaba a remitir: si entre 1937 y 1945 habían nacido ocho nuevas hermandades, a partir de entonces el creci- miento fue más lento: en 1949 llegó Ánimas, en 1952 el Prendimiento y en 1955 las Penas y el Amor. La mayoría de cofradías encargaba su patrimonio en Córdoba; la Buena Muerte miró a Sevilla y lo encargó a sus mejores artesanos, y el Prendimiento también se ins- piró en la ciudad, pero con los autores de Córdoba. La pri- mera intención de los fundadores fue representar el mis- terio de la Sagrada Cena, recuerda Juan Vizcaíno, y has- ta hablaron con Antonio Castillo Lastrucci, que entonces estaba al frente del taller más prolífico de Andalucía. La joven cofradía no podía hacer frente a un misterio con trece imágenes y además había en San Miguel otro grupo que quería hacer lo mismo, aunque tampoco lo conseguiría. Optaron por el Prendimiento, pero se traje- ron de Sevilla una idea que también marcó su identidad: un romano a caballo, como vieron en el misterio de la Exaltación. De ahí, recuerda Juan Vizcaíno, que el otro nombre de la hermandad fuera ‘el caballo’. Los cofrades comenzaron dando culto a una imagen que realizó Antonio Castillo Ariza y que se bendijo en 1953, poco antes de su primer Martes Santo. Allí comien- zan las historias de un misterio que fue durante muchos años el mayor de la Semana Santa y que admiraba por su tamaño y por la presencia del soldado ecuestre. Junto al Señor había un judío que le ataba las manos, un soldado a pie y también estaba Judas, con gesto de arrepentimien- to. La cofradía buscó en el colegio y consiguió 400 her- manos en poco tiempo y fue entonces la primera, y la úni- ca en varias décadas, en que todos sus cofrades llevaban capa. Lo normal era que sólo la llevasen los cargos. El Prendimiento tardó poco en completar sus pasos. El del Señor, que llevaba aquellos años una túnica de cola

Nuestra Señora de la Piedad, en su paso de palio

EL PRENDIMIENTO HA RECORRIDO UNA HISTORIA DE EVOLUCIÓN EN LA QUE TUVO QUE CAMBIAR A SU TITULAR Y MUCHOS ELEMENTOS, PERO HA MANTENIDO SU IDENTIDAD SALESIANA Y PERSONALIDAD Historias de 70 Martes Santos

POR LUIS MIRANDA

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HISTORIAS DE 70 MARTES SANTOS

PASIÓN EN CÓRDOBA

RAFAEL CARMONA

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