Pasión en Córdoba 20230222

El rastro difuso de un creador RODRÍGUEZ RITTON

EL DIBUJANTE Y PINTOR SEVILLANO FORJÓ LA PERSONALIDAD ESTÉTICA DE LA COFRADÍA DE LA CARIDAD EN COINCIDENCIA CON LA INCOMPLETA REINVENCIÓN ARTÍSTICA DE LA SEMANA SANTA DE CÓRDOBA

POR ÁLVARO R. DEL MORAL

L A cofradía de la Caridad sólo se parece a sí misma y encarna, más allá de lamarcial puesta en escena del Tercio, una de las estampas más reconocibles de esa Semana Santa inmutable fijada en la me- moria de muchas generaciones de cordobeses. La tarde del Jueves Santo no se entendería sin la silueta inconfun- dible del Crucificado de San Francisco y su personal cor- tejo nazareno recortado sobre la luz de Poniente que se escapa por el alfoz de la Campiña, esbozado tras la Cruz del Rastro. Pero nada es casual. Esos aguafuertes senti- mentales no nacen por generación espontánea: llevan la firma de creadores providenciales que un día soñaron un universo estético para realzar las devociones. La explo- sión había comenzado algunas décadas antes, 138 kilóme- tros río abajo, con una onda expansiva más completa… La renovación estética de la Semana Santa de Córdo- ba también iba a experimentar su propia revolución—tras los balbuceos regionalistas de la preguerra impulsados por la hermandad de los Dolores y en menor medida por el Caído— gracias a tres firmas imprescindibles. Habla- mos del trabajo de Manuel Mora Valle en las Angustias; de las inconfundibles trazas que Rafael Díaz Peno ideó para otorgar su original identidad corporativa a la Mise-

ricordia y, también, al universo estético creado por Jai- me Rodríguez Ritton para reinventar la extinguida her- mandad asistencial de la Santa Caridad como cofradía de penitencia sin abandonar el halo regionalista que es- poleó ese breve fogonazo creativo. Fue un impulso esté- tico repartido en tres focos que, a pesar de su luminosi- dad, no creó escuela ni tuvo reflejo en la inmensa mayo- ría de las corporaciones pasionistas de la ciudadmás allá de experiencias intransferibles como la del pintor Mi- guel del Moral y el grupo Cántico. Aquellos creadores irre- petibles bucearon en otros moldes para recrear la atmós- fera barroquizante que sacó del olvido al antiguo Cruci- ficado de los Remedios partiendo de las cenizas de la antigua Sacramental de las Ánimas Benditas de San Lo- renzo. Ésa es otra historia que ya les hemos contado… Pero… ¿Quién era Ritton? La historia oficial no le ha hecho justicia y la memoria de su obra es demasiado delgada hasta para los anales de la propia hermandad del viejo convento de San Pedro el Real. Pero nada ha- bría sido igual sin su concurso, al dotar al cuerpo de pe-

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PASIÓN EN CÓRDOBA

RODRÍGUEZ RITTON, EL RASTRO DIFUSO DE UN CREADOR

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