Pasión en Córdoba 20230222

El Cristo de la Misericordia, en un altar de quinario en San Pedro

VALERIO MERINO

E N su libro ‘Iberia. Viajes y reflexiones sobre Espa- ña’, el escritor norteamericano James A. Michener comenta que ir a Sevilla a ver la Feria obviando la Semana Santa «es como escuchar sólo el cuarto movimiento de la Novena Sinfonía de Beethoven, ya que ahí es donde aparecen las voces humanas, pero se pierden la preparación que Beethoven planteó en los tres movi- mientos anteriores, cuando sólo toca la orquesta.» ‘Mutatis mutandis’ −y hay, desde luego, ‘multa mutan- da’− la comparación es válida para la relación entre los cul- tos cuaresmales y las procesiones de Semana Santa. Mu- chas personas, que incluso se consideran ‘cofrades’, pasan por encima de ellos y los ignoran. Sin embargo, cuando se dice que los cultos cuaresmales son la preparación espiri- tual de la estación de penitencia no se dice una frase tópi- ca ni se hace un fervorín bonito. Son el alimento en la raíz para que el día de la salida las ramas, las hojas y la flores

estánmás hermosas y lozanas, aunque lozanías de ese tipo —exclusivamente íntimas y personales— queden ocultas debajo del cubrerrostro. La experiencia de asistir a los cul- tos cuaresmales todos los días del ciclo que corresponda tiene algo de camino interior, de sucesión demomentos de paz, de reflexión, hasta de contemplación. En este mundo presuroso y estresado, nada mejor que buscar pausas de silencio, de quietud física y espiritual, demirar hacia aden- tro, y nada mejor que hacerlo mientras vemos al titular. Muy pocos cofrades disfrutan de esa experiencia irre- petible. Los ciclos de culto se cumplen porque están en las reglas y son parte de la tradición, pero en no pocos casos se reducen a una exhibición de arquitectura efímera más o menos elegante mientras gran parte de los bancos del templo tiritan en la fría desnudez de su vacío. La costumbre de formalizar los cultos a los titulares de una cofradía en series que duran varios días, generalmen-

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PASIÓN EN CÓRDOBA

TRIDUOS, QUINARIOS Y NOVENAS