Pasión en Córdoba 20230222

L A historia se lee en la misa solemne del Domingo de Ramos y en la del Viernes Santo y el arte la ha plasmado demuchas formas distintas, pero, ¿cómo fue o cómo pudo ser, en todos sus detalles, la pa- sión y muerte de Jesucristo? ¿Cuál fue el orden, cómo se comportaron los protagonistas, quiénes eran? En Anda- lucía, los cofrades y los que no lo son tanto la imaginan con los rostros, gestos y escenografía con que la plasma- ron los imagineros que hicieron los misterios de la Sema- na Santa y que se inspiraron en el Evangelio, en tradicio- nes para escenas que no están en las Escrituras y también en el arte de todos los tiempos, desde la escultura y la pin- tura al cine. Pensar en cómo pasó realmente no invalida nada, pero mirar en la historia y la investigación que ha reconstruido aquellas horas completa el conocimiento. La Semana Santa de Córdoba hace hoy un recorrido por la Pasión de Cristo en el que no falta casi ninguno de los momentos narrados en los Evangelios o en la tradi- ción. El relato comienza en la tarde del que luego se lla- mará Jueves Santo, cuando Jesús se reúne con sus discí- pulos para celebrar una cena en la que les imparte sus úl- timas enseñanzas. Es el pasaje que recrea la hermandad de la Sagrada Cena en su paso de misterio y que recoge la institución de la Eucaristía con una mezcla entre la tras- cendencia del momento y el temor de Jesús ante el sufri- miento que se le avecina. No pasa por alto la disposición de los apóstoles, con San Juan justo al lado de Cristo y Ju- das Iscariote en un extremo, en ademán de salir de la sala. Los estudiosos no están seguros de si llegó a tomar el pan y el vino consagrado, pero sí coinciden en que abandonó el cenáculo antes de tiempo para buscar a quienes des- pués tenían que prenderlo. El sacerdote y periodista José Luis Martín Descalzo re- construye con ayuda de muchas lecturas cada minuto de la Pasión en la tercera parte de su libro ‘Vida y misterio de Jesús de Nazaret’ y sitúa a las once de la noche el mo- mento en que Jesús abandonó la casa en que habían ce- nado junto a los once apóstoles que allí permanecían. La casa estaba en Jerusalén y tuvieron que salir de la ciudad y cruzar por primera vez el torrente del Cedrón para lle- gar a lo que San Lucas llama monte de los olivos, San Juan Los estudiosos coinciden en que Jesús debió de llevar sólo el ‘patibulum’, el travesaño horizontal. La cruz completa pesaría alrededor de los cien kilos La principal divergencia entre Evangelios está en el momento de la sentencia. San Juan la sitúa tras la flagelación y coronación de espinas; los sinópticos, antes

un huerto de la otra parte del Cedrón y Mateo y Marcos una granja llamada Getsemaní. Esta palabra, que ha tras- cendido al lenguaje de las hermandades, significa literal- mente ‘molino de aceite’, así que el paisaje estaba claro. También debió de pertenecer a algún amigo, alguien que escuchaba la palabra de Jesús, porque no fue la primera vez que se retiraba a rezar allí. Al llegar, pidió a Pedro, Juan y Santiago, los más cercanos a Él, que lo acompaña- ran. Los demás esperarían. Es la hora de la tristeza, el comienzo de la Pasión. La Oración en el Huerto, uno de los misterios más antiguos de la Semana Santa de Córdoba, lo muestra en uno de los primeros momentos, cuando todavía no había empeza- do el sudor de sangre, pero sí con la presencia del ángel confortador, que está frente al Señor, como en diálogo. Cristo había pedido a los apóstoles que velaran con Él, para no caer en tentación, pero ellos no pudieron evitar dormirse y así aparecen, unos contra otros, en el paso. La sensación de soledad sería mayor, porque estaban a unos treinta pasos, aunque se muestren, por razones de espa- cio, con mayor cercanía. Poco después, llega la hora de que se lo lleven. Los his- toriadores se han preguntado muchas veces quién dio la orden de que prendieran a Jesús, porque en el grupo ha- bía judíos, guardias del templo y también un destacamen- to romano, lo que implicaría que Pilato estaría de acuer- do. Lo más probable es que fueran las autoridades reli- giosas judías, aunque con la protección de algunos soldados, que seguramente desconocían a quién buscaban, dice Martín Descalzo. A la cabeza de todos va Judas, que sabe dónde está Jesús y lo saluda con un beso, como se mues- tra en el misterio de la prohermandad de Puerta Nueva. Y desde ahí comienza el Prendimiento, que la herman- dad salesiana muestra cuando ya han atado al Señor, pero también con una escena en que se recoge la tensión y el desconcierto de los apóstoles y de los que iban a por Je- sús, que quedaron impresionados por la autoridad con que se identificó como el hombre al que buscaban. Eran las tres de la madrugada cuando condujeron a Je- sús de vuelta a Jerusalén. El misterio del puente del Ce- drón, que quiere representar el grupo parroquial de la Victoria, representará precisamente el camino en el que Cristo va prendido para someterse a los interrogatorios, y es, como se quiere mostrar allí, necesariamente violen- to y humillante, porque lo llevan con mucha rudeza. La tradición muestra a Cristo descalzo y es muy pro- bable que desde el huerto de los olivos fuese sin sanda- lias. Los romanos desaparecieron al llegar a la ciudad y los judíos lo condujeron ante Anás, tal vez el personaje más poderoso en el mundo judío. Había sido sumo sacer- dote y aunque según la ley el dignidad era vitalicia, los ro- manos procuraron que el puesto rotase. Él lo entregó a sus hijos y a su yerno Caifás, para no perder el control. El palacio de Anás debía de ser lujoso. El misterio que

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PASIÓN EN CÓRDOBA

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