Pasión en Córdoba 20230222

A la izquierda, bendición de las aguas del Pocito, la fuente santa en que apareció la Virgen. En el centro, exvotos del santuario. A la derecha, la Virgen de la Salud, titular de la Feria de mayo, en la ermita que lleva su nombre, hoy integrada en el cementerio

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rio. Le falta, eso sí, su histórico brocal que —cosas de Cór- doba— llegó a ser desmontando y trasladado a uno de los patios de la casa de los Cruz Conde. Allí fue redescubier- to no hace mucho por el notario Manuel Ramos Gil que dio cumplida fe en un reportaje publicado en ABC: «En este pozo se halló la imagen de Nuestra Señora de la Sa- lud… Año 1665» La decadencia de la devoción y hasta la ruina del recinto han logrado ser rescatadas en tiempos muy recientes. Una moderna hermandad trata de refres- car ese fervor casi arqueológico, renacido de tantos nau- fragios; la Virgen vuelve a ocupar el camarín de la reco- leta ermita aunque la ciudad sigue ajena a Ella… Algunos años antes de la aparición de la Virgen de la Tras aparecer en 1665 en un pozo, la Virgen de la Salud pasó por San Basilio y luego por el convento de San Pedro el Real hasta quedar para siempre en su ermita La Fuensanta apareció en el hueco de un árbol, junto a una fuente en la que algunas personas enfermas habían encontrado curación en el siglo XV

aguas curativas nos sitúan en un mismo arco temporal y religioso. Pero merece la pena redescubrir la historia. El origen de la imagen, como en la Fuensanta, también tie- ne orígenes brumosos… Nos encontramos con otros dos humilde campesinos, Simón del Toro y Bartolomé de la Peña, que vivían de cul- tivar un breve predio a las afueras de la Puerta de Sevilla. Un día —corría el año de 1665— el arado se hundió en la tierra. Habían encontrado un misterioso pozo, rematado en un hermoso brocal que Simón, descolgado con una cuerda que sostenía Bartolomé, no tardó en explorar en- contrando una imagen de la Virgen en un hueco. ¿Había sido escondida por los mozárabes en los tiempos de la persecución religiosa? La imagen de la Virgen pasó por la casa de Simón del Toro, en el barrio de San Basilio; de allí fue llevada a la iglesia del convento de San Pedro el Real, la actual parroquia de San Francisco, antes de vol- ver al lugar al que había sido hallada en el que, andando el tiempo, se levantaría el camposanto. Era el comienzo de una devoción y con ella llegó la cons- trucción de la ermita, profundamente remodelada a co- mienzos del siglo XIX con hermosa portada neoclásica, que se sigue levantando junto al cementerio romántico que tomaría el nombre de la propia Virgen: la Salud. La advocación y el primer fervor nacían —como en la Fuen- santa— de las aguas milagrosas de ese aljibe que sigue abierto en el recinto, reconvertido en recoleto monaste-

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IMÁGENES CON LEYENDA PROPIA

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