Pasion en Sevilla 142 febrero 2023
Cuatro hermanos mayores, dos pregoneros y un concejal José Luis Amoscótegui iba igualado aquella histórica tarde del Martes Santo de 1973 en el zanco trasero izquierdo. Desde el primer ensayo, la hermandad les proporcionó a los integran tes de la cuadrilla las alpargatas, la faja y el costal. Algunos de los 36 hombres que esa tarde asombraron a Sevilla ya han partido a la Casa del Padre. Aquella cuadrilla estaba com puesta de grandes cofrades: de la misma salieron dos pregone ros de la Semana Santa (José s, s
Primera cuadrilla de hermanos costaleros de la hermandad de los Estudiantes, al mando el mítico Salvador Dorado «El Penitente»
de la Peña de los Estudiantes, José León-Castro del Gran Poder, Ramón Castro de la Candelaria y el propio José Joaquín Gómez, de Santa Marta). de la Peña de los Estudiantes
Joaquín Gómez y Enrique Henares), un concejal del
Ayuntamiento sevillano (José Luis Montoya) y cuatro herma nos mayores (Antonio Gutiérrez
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tan grande, lo que yo no comprendía era por qué había que pagar a unos individuos para que sacaran a tu Cris to y a tu Virgen. Empecé a tener muchas discusiones con mi padre sobre este asunto, pero él me decía que lo que yo proponía era algo impensable, que no se podía hacer porque el de costalero era un trabajo muy duro, reserva do a gente acostumbrada a las tareas de carga y descar ga del muelle o de los mercados. Me decía que me quita ra la idea de la cabeza, pero yo la seguía mascullando. Los años finales de los 60 y principios de los 70 fueron los que terminaron por convencerme de que había que hacer algo para que la tradición de los costaleros no acabase. Me acuerdo que cuando vi la prueba del paso mecánico, aque llo se movía de una forma muy irregular y muy rara. Fue entonces cuando me dije que mi idea tenía que salir ade lante sea como sea. Y, gracias a Dios, así fue. —Su idea es tildada en algunos sectores de descabella da, pero lo cierto y verdad es que en Sevilla estaba em pezando aflorar un problema serio de escasez de cos taleros. — Sí, sí. Eso es algo que yo vi con mis propios ojos y viví en primera persona. Yo desde adolescente acompañaba los pasos desde la Catedral a sus templos. Entonces íba mos 20 o 25 personas alrededor de los pasos, no como la bulla actual de ahora. Y como era aficionado y todos los pasos en aquella época llevaban los faldones levantados, pues yo me asomaba debajo y me acuerdo, especialmen te los Viernes Santos, de ver cuadrillas muy diezmadas a la vuelta, con la mitad de gente y con palos incluso va cíos. Adelantaban quince metros, echaban el paso a tie
rra y los costaleros se tenían que salir a descansar en los soportales de las casas a sentarse porque estaban destro zados. Y así muchos viernes santos con todas las herman dades. El culmen fue en 1972, cuando Montserrat tuvo que ceder una cuadrilla suya a la Soledad de San Buena ventura porque los costaleros no se habían presentado. —La forma de llevar los pasos entonces también era muy distinta a la de ahora... — Ahora los pasos se van paseando todo el tiempo. Anti guamente era sota, caballo y rey: un poquito de lucimien to a la salida por el barrio, en la Campana por supuesto porque allí estaban todos los hermanos mayores, los ma yordomos y los grandes cofrades, y luego un poquito en su barrio al entrar. Y si por el camino había una gran pro pina, caso por ejemplo de algún hermano que tuviese su madre enferma y se acercase al capataz para soltarle 20.000 o 25.000 pesetas, pues se le hacía un trabajito. Pero era sota, caballo y rey. La mayor parte del recorrido era al tambor y vámonos que nos vamos. Había dos cuadrillas en aquella época que se diferenciaban mucho: una, la de Salvador (El Penitente), porque Salvador ejercía el man do y era una cuadrilla muy disciplinada; y la otra, que era una cuadrilla de artistas, la de los ratones, pero cuando estuviera Rafael (Franco) delante. En el momento en que faltaba Rafael a aquellos artistas no había quien los con trolase, porque yo fui un año mandándoles y todavía me duele la cabeza. —Su idea dentro de la junta de gobierno tuvo una aco gida dispar. Se examinan ventajas, inconvenientes, com plicaciones y alternativas. Hay discusiones bizantinas.
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PASIÓN EN SEVILLA
EL CACHORRO NINCA MUERE
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