Pasion en Sevilla 149 mayo 2024
Asuntos Internos
Agua bendita Joaquín Mesonero Morillo ceder a historias de costaleros que dejaban el andamio y se metían, durante toda la semana, bajo una viga a la que retaban diciéndole: o me parte el palo o lo parto yo. Cuando el padre de Joaquín dejó el costal siguió de cer ca las fatiguitas de la gente de abajo. Se hizo aguaó. Se compró un traje negro con corbata a juego y al niño Joa quín lo endomingó de la misma forma. Y ambos se pe garon a los faldones de un paso, cada día de la semana uno, para que bajo aquellos palos nunca hubiera una garganta seca. Me cuenta Joaquín que fueron los prime ros en Sevilla en dignificar la estética del aguaó, mar cando terno como el de los ‘men in black’, pero sin mar cianos a los que desmemoriar. De memoria me suelta Joaquín la fórmula que su padre tenía para bendecir el agua del bidón: ocho litros y una copa de Machaco. Nunca usaron el cántaro. Por cuestiones de movili dad y operatividad. Pero los dos jarrillos de lata (acero inoxidable) no faltaron ni una vez a la cita. Hoy, Joaquín, los mima en casa y los sigue utilizando cuando ejerce de aguaó con El Silencio y San Isidoro. Cumpliendo con la lección base que aprendió de su padre: cómo salir a buscar agua y llegar lo antes posible al lado del paso, donde está su lugar en la cofradía. No sé si a Joaquín le hizo falta, para enfriar la emo ción, beber de aquella agua bendita el día en el que, a su padre, en el Museo, le tributaron un homenaje a su me moria dedicándole una levantá. Joaquín fue el encarga do de hacer sonar el martillo y la levantá fue tan prodi giosa que asegura casi no vio menearse un varal. Lloró como solo lloran los hombres. Tan torrencialmente como cuando los candelarios le entregaron el llamador de pla ta al Oliva, ya muy enfermito, a sabiendas todos de que firmaba su finiquito con la Semana Santa y la vida mis ma. Tan honda despedida se la dieron aquellos cande larios que formaron la primera cuadrilla de hermanos costaleros que el Oliva y Joaquín, como figurante intru so haciendo peso en la parihuela, vieron hacerse con la pedagogía de una de las leyenda de los decimales, de un ratón de los que los Franco convirtieron en gigantes…
POR FÉLIX MACHUCA
C on poco más de diez años, Joaquín Mesonero, empezó a acompañar a su padre, El Oliva, caba llero principal de la orden de Los Ratones que comandaba la sangre de los Franco. Fueron ver daderos sísifos del costal que bajaban del andamio, de jaban de estibar en el puerto o arrastrar cajas de pescao en las lonjas, para meterse bajo un palio y demostrarle a Sevilla lo grande que eran. Pese a sus tallas de pitufos. Eran decimales en la cuenta larga de las cuadrillas se villanas. Pero qué decimales, qué fracciones más ente ras, qué cuartos más completos. Con aquella cuadrilla de los Franco, el Oliva, uno de sus ratones más poliva lentes, que entraba igual en un costero que en la delan tera de un palio, hizo el máster en buen gusto y en sa ber andar por Sevilla siendo los pies de la madre de Dios. Y con esa epopeya envuelta en su costal de la tela áspe ra de Ferrayoli, su hijo Joaquín, el que con diez años em pezó a aprender de su padre el bendito oficio de aguaó, vio forjarse la fama casi legendaria de su padre. El Oli va enseñó a andar a la primera cuadrilla de hermanos costaleros de la Candelaria. Y Joaquín no tenía cuencas en sus ojos para abrirlos más a las revelaciones que allí iluminaban las largas noches de aprendizajes de los her manos costaleros. Aún recuerda Joaquín cómo lo subían en la parihuela para meterle peso, como si fuera una imagen intrusa en el paso, abismándose en el orgullo de ver a su padre ejercer de maestro de uno de los oficios más santos de Sevilla. Todo en El Oliva es materia de sueños. Todo en El Oli va es argumento de personaje de literatura mágica. Com partí algunos botellines con él, en sus últimos años, en un bujío del Salvador que había sido tienda de zapatos de la familia del enorme Rafael Serna, ay Dios. Y aque llos tragos de rubia emoción sirvieron de base para ac
52
PASIÓN EN SEVILLA
CORPUS CHRISTI SEVILLA
Made with FlippingBook flipbook maker