Pasion en Sevilla 151 diciembre 2024

Pasion en Sevilla 151 diciembre 2024

PASIÓNENSEVILLA DICIEMBRE 2024

HISPALENSE MAGNA

4 diciembre 2024

Precio: 3 euros Venta conjunta con ABC

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Los momentos insólitos

El jesuita, autor del libro ‘Religiosidad popular: lugar teológico’, abre este especial sobre el Congreso de Hermandades El jesuita autor Primer tramo, por Daniel Cuesta SJ

El poeta dedica la ‘Galería cofradiera’ de este mes a la entrega de la Rosa de Oro a la La décima de Joaquín Caro Romero

Recopilamos los capítulos que pasarán a la historia de esta Magna, tanto encuentros entre hermandades como la música

Esperanza Macarena

ABC

DICIEMBRE 2024

PASIÓN ENSEVILLA

Procesión de clausura del Congreso 6

8. Virgen de los Reyes

14. Gran Poder

22. Virgen de Setefilla

24. Virgen de Valme

26. Virgen de Consolación

28. El Cachorro

34. Esperanza de Triana

40. Esperanza Macarena

ENTREVISTA Juan Cruzado Candau, hno. mayor del Amor «Es verdad que estamos viviendo un tiempo en el que han coincidido muchas efemérides, y la Magna es algo tremendamente excepcional»

Número 151 4 diciembre 2024

3,00 euros De venta exclusiva con ABC de Sevilla Números atrasados 902 530 770

Director ABC de Sevilla Alberto García Reyes

Director Pasión en Sevilla Javier Macías

ABC Andalucía Director general Álvaro Rodríguez Guitart

Diseño y maquetación María José Torres-Ternero

Comercialización rginfante@abc.es

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Fotografía de portada M. J. Rodríguez Rechi

Ponencias y mesas redondas

Las hermandades han respondido a Guía de besamanos por el Congreso

Análisis de las grandes exposiciones

Editado por Diario ABC, S.L. C/ Albert Einstein, 10. Isla de la Cartuja. 41092. Sevilla Teléfono: 954488600

Javier Rubio analiza los personajes que acudirán a Sevilla para las conferencias organizadas para el Congreso

Desde la gran muestra de la

Depósito legal: SE-5123-07 ISSN: 3012-7823

la llamada del Arzobispado y pondrán en

Catedral a la de Cajasol, pasando por el Archivo de Indias. Contamos

besamanos a sus imágenes durante estos días

cómo son las exposiciones

Primer Tramo

MANUEL GÓMEZ

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MAGNA HISPALENSE

Lo extraordinariamente ordinario

podemos tenerlo todo y en todo momento, pudiéramos vivirlo todo también, despegando nuestra espera de lo temporal y lo espacial. La proliferación de lo ‘extraordinariamente ordina rio’ permite poder asistir, en tiempos y lugares distin tos, a manifestaciones de piedad que en su esencia es tán ligadas intrínsecamente a un tiempo litúrgico y a un lugar concreto. Eliminamos los elementos de espe ra y de renuncia a lo nuestro. Posibilitamos un sinfín de posibilidades, que multiplican aquello que de por sí está llamado a ser único. Aunque no es malo presenciar una vez en la vida uno de estos acontecimientos extraordinarios, no es bueno perder el ritmo de la espera e insertarnos, sin darnos cuen ta, en una espiral cuasi comercial de la búsqueda de la continua novedad que elimina la monotonía de la rutina. Ante esta realidad cabría preguntarse qué buscamos con esta ‘peregrinación’ en busca de procesiones y ritos de piedad popular, así como qué frutos está dejando esta dinámica en nuestra alma. Cuestionémonos si lo hace mos buscando el encuentro con Dios en estas potentes mediaciones, o si tratamos de llenar el aparente vacío o la monotonía de la vida cotidiana. Si anhelamos co nocer internamente a Cristo a través de sus misterios, o por la intercesión de su Madre y de los santos, o, por el contrario, pretendemos coleccionar experiencias. Pese a que Dios puede sacar bienes de todo, lo cierto es que unas búsquedas producen un aumento de fe, esperan za y caridad que inflama nuestra vida cristiana, mien tras las otras tienden a encerrarnos en nosotros mis mos, provocando la ansiedad por ver, conocer y sentir más, desde una superficialidad que no traspasa ni trans forma el corazón. La vida cristiana está llamada a ser contracultural, si guiendo el mandato del Señor de estar en el mundo sin ser del mundo. Por ello me pregunto si no habrá llegado el momento de volver a dar importancia a esa espera que prepara y dispone el alma para lo extraordinario, en lu gar de dejar que la inmediatez y el exceso en que vivimos acaben robándonos aquello que anhelamos.

POR DANIEL CUESTA GÓMEZ SJ

V ivimos en unos tiempos marcados por la inme diatez. Hemos caído en la trampa de pensar no sólo que todo es posible, sino de asumir que todo tiene que ser rápido. Las compras por in ternet son lo más paradigmático de todo ello. Hoy, el mundo digital nos permite encontrar aquello que necesitamos (además de muchas cosas superfluas), y nos las hace llegar casi de inmediato. Si observamos con una mirada atenta, probablemen te nos demos cuenta de que este modo de vivir ha im pregnado y corre el peligro de enraizarse en el mundo de la religión en general y de la religiosidad popular en particular. Algo especialmente paradójico, puesto que, como sabemos, estas realidades se basan precisamen te en la fe y la esperanza. Virtudes que calman las an sias de las personas, encaminándolas a vivir no tanto desde el ritmo frenético de la tierra, cuanto desde aquel de las realidades del Cielo. En la entraña de la religión cristiana está la pedagogía de la espera, la de la pacien cia y de la fe que calman al creyente introduciéndolo en la vida del Espíritu. La religiosidad popular comparte esos tiempos de es pera que marcan el ritmo del actuar de Dios. El devoto espera que llegue el momento en el que su imagen des cienda para ser venerada en sus cultos y acompañada posteriormente en procesión. Un cofrade asume que probablemente no podrá conocer tal o cual procesión de otra ciudad (al menos sin el esfuerzo de perderse la suya propia). Un seguidor de Cristo comprende que la lluvia u otros contratiempos alarguen el tiempo de es pera. Pero, no por ello siente que Dios se aleje de la rea lidad de su vida. Sin embargo, en los últimos tiempos, siento que es tamos asistiendo a un cambio profundo en la entraña de esta sabiduría. Puesto que pareciera que, al igual que

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MAGNA HISPALENSE

La procesión de las dos madrugadas CLAUSURA DEL II CONGRESO DE HERMANDADES Y PIEDAD POPULAR

las calles de Sevilla, como afluentes de un único río de piedad. Mal que nos pese, nos hemos acostumbrado a que los tiempos litúrgicos ‘no se cumplan’. Y así, acelera dos como vamos en nuestra vida diaria, la rutina de lo extraordinario se desborda y descoloca al que más allá de la búsqueda de un palio en cada esquina, sabe encon trar también a Dios en los sagrarios y en los conventos. Porque a esta gran procesión de clausura, que irá pre cedida por un solemne pontifical en la Catedral, Sevi lla le va a construir hasta una carrera oficial a la medi da del evento. A las cuatro y veinte de la tarde se abri rán las puertas de la Seo para que la Virgen de los Reyes inaugure el cortejo, que continuará con el Gran Poder, la Virgen de Setefilla, la Virgen de Valme y la de Conso lación, que llegan desde Lora, Dos Hermanas y Utrera respectivamente. Detrás el Cachorro, y por último, las dos Esperanzas, que desde Triana y la Macarena mar can los compases finales de un camino que lleva su nom bre. En total cinco horas y media de procesión, hasta que el palio de la Macarena alcance el puente de Triana a las 21.35 horas. No obstante, si tenemos en cuenta los traslados pre vios y los regresos a sus templos, Sevilla vivirá a las puer tas de la Navidad la friolera, nunca mejor dicho, de 40 ho ras de procesiones ininterrumpidas, a las que hay que unir las decenas de besamanos y veneraciones que pre paran las hermandades para conmemorar la celebración del Congreso. La piedad popular se transformará inevitablemente durante dos madrugadas, la del 7 y la del 8 de diciem bre, en gozo para unos y en transtorno para otros. Y Se villa, volcada en cuerpo y alma, escribirá en los anales de su historia infinita cómo Dios y su Madre se hicie ron presentes, más que nunca antes, en el corazón de los cofrades.

POR ALEJANDRA NAVARRO

L A ciudad, entre desconcertada y ansiosa, espera con impaciencia este fin de semana un hito his tórico que, no por esperado, lleva causando ex pectación desde su anuncio. Como colofón a un congreso centrado en la piedad popular y las hermanda des, Sevilla, ciudad mariana por excelencia y fiel defen sora de la Inmaculada Concepción, se convierte en una fecha tan señalada como el 8 de diciembre en epicentro cofrade con la celebración de una procesión magna que sacará a la calle y en pleno Adviento las principales de vociones, no sólo de la ciudad, sino del mundo. Jamás se pudo contemplar en otros tiempos un corte jo como el que, con mimo y dedicación, han preparado desde el Arzobispado con el Consejo y las hermandades implicadas. Juntas estarán las advocaciones marianas de la Virgen de los Reyes, patrona de la Archidiócesis, la Es peranza de Triana, Setefilla, Valme y Consolación, tan colmadas de fe rural y verdadera, y la Esperanza Maca rena, Rosa de Oro de San Gil. Juntos el Señor de Sevilla, el nazareno que con la cruz a cuestas llega desde San Lo renzo mostrando su Gran Poder infinito, y el Crucifica do del Cachorro que expira, vive, muere y resucita en el Patrocinio. Unida Sevilla y juntos los cofrades que, des de dintintos puntos del planeta, ya acuden a esta ciudad hiperbólica para confirmar que, en una sociedad líquida como la que vivimos, el relativismo moral no puede con la fe en los misterios de Jesús. Bajo las luces de la Navidad y con los belenes anun ciando el nacimiento del Niño Dios, ocho pasos con sus hermanos e insignias correspondientes van a recorrer ra is x un da n na ro ue de te do es de Es an ca la, Lo ca el es ad da on n us er

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PASIÓN EN SEVILLA

MANUEL GÓMEZ

RECHI

VIRGEN DE LOS R EYE S

La Madre de Sevilla

teje la familia Ramitos en la esquinas de esa tumbilla que no es más que la brújula que marca el camino devocio nal del sevillano. Nadie sabe por qué en la oscura madru gada de la víspera de la Asunción hay peregrinos que de safían la distancia para caminar hacia Ella, herederos de una tradición que halla en cada paso un motivo más para sentir que la felicidad se esconde en el puerto amable de sus manos. Nadie sabe qué se esconde tras las décimas que riman al albor de unas lágrimas que brotan con sólo verla, manantial caudaloso de las ausencias y fuente de agua viva frente a la soledad que habita en la memoria y araña el corazón. Nadie sabe por qué después de tanto tiempo esperán donos, Ella sigue estando ahí. Sí, en ese altar de la gloria ante el que se postraron los más poderosos y los más hu mildes para rogarles todos su protección. No, nadie lo sabe. Cómo tampoco sabemos hacia qué horizonte de eternidad miran sus ojos tranquilos, ni por qué entre sus labios se esboza una leve sonrisa que calma el dolor de los jirones del alma. ¿Y qué más dan entonces los por qués si la verdadera recompensa está en que siga salien do a nuestro encuentro aunque ni siquiera la busque mos? Lo es todo por ser Ella y es nuestra por ser Sevilla. Todo lo demás es por su propio ser como Virgen, Patro na y Madre. Esa por la que Dios reina y que será para siem pre nuestra Virgen de los Reyes.

POR MARIO DAZA

H AY porqués que no necesitan justificarse y ges tos que se explican por el simple hecho de que suceden. Y no hace falta más si es la Virgen la que está justo en medio de esa encrucijada en tre Dios y el pueblo, pues es ahí donde encuentra su ver dadera razón de ser. Nadie sabe por qué el sol de la auro ra agosteña refulge en la piedra que enmarca los muros de la Catedral para alumbrar el rostro nacarado de la jo ven de Nazaret. Nadie sabe por qué San Fernando vio en Ella la espada sin sangre y la cruz de la verdad que lo em pujaron hace casi ocho siglos a reconquistar Sevilla con la fuerza de la Palabra y la bondad del Niño eterno que juguetea entre sus brazos. Nadie sabe por qué esta ciu dad la tiene como el ancla más firme que sustenta la fe en sus más duros temporales y como el oasis que calma la sed de sus desiertos más áridos. Nadie sabe cuáles son las palabras que musitan los la bios de sus camareras cuando sólo ellas la tienen delan te para envolverla de amores entre oros, sedas y joyas. No, nadie sabe por qué razón de ser huele a nardos en di ciembre como metáfora de esas mil varas que cada año es ue la n er ro os o en m on ue u fe ma la n as. di ño

VIRGEN DE LOS R EYE S POR JAVIER COMAS

La sonrisa etrusca ICONOGRAFÍA A ntonio Rodríguez Babío, delegado de Patrimonio de la Archidiócesis, des taca que en la iconografía, «encon tramos a la Virgen con el niño en su regazo que nos lo está entregando a nosotros. María aparece como en Belén o como en la Epi fanía. En cuanto al contenido artístico, esta mos hablando de una imagen de la segunda mitad del siglo XIII con un valor incalculable. La Virgen de los Reyes es una escultura devo cional única, de escuela francesa de las que ya no quedan muchas. En la parte de Francia y el norte de Europa, por la II Guerra Mundial, se perdieron muchas de las capillas que alber gaban estas imágenes. Por ello, quedan muy pocas piezas como esta en todo el mundo». Los orígenes de la Virgen de los Reyes han copado cientos de libros de historias y leyen das de la ciudad. Babío señala que «al mar gen de la leyenda, podríamos cuadrarnos res pecto a sus orígenes franceses. Todo indica que parte de un regalo de San Luis a San Fer nando pero está claro que lo traería el propio Fernando III». Una de sus características más llamativas está en el mecanismo interno que conserva la imagen con la que bendecía al pueblo. «Era una cosa común en la época. Po niéndonos en contexto, las personas que acu dían a la Catedral estarían en una misa y ve rían como la virgen se levantaba y bendecía. Debía ser algo muy efectista».

RECHI

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JUAN FLORES

L a Virgen de los Reyes ha estado presente en la vida de la ciudad en los problemas, en las catástrofes y en las celebraciones. «Eso ha pro vocado que el pueblo la tenga como suya y que su imagen se represente en cientos de azulejos en nu merosos lugares de la ciudad, la provincia, España y fuera de nuestras fronteras: la Virgen de los Reyes es un icono de por sí», esgrime Babío. Otra de las características principales está en su patrimonio devocional. Joyas, mantos y coronas co Del pueblo a los reyes TRASCENDENCIA DEVOCIONAL

pan este gran tesoro que estos días puede verse ex puesto, en su gran mayoría, en la exposición ‘Font Pietatis’ en la Catedral. Entre todas estas piezas, Ba bío señala que «es muy complicado elegir una, pero evidentemente serían la corona de la coronación y los pecherines, porque cada pieza ha sido donación de una persona, con lo que conlleva para ese devoto que en su día hizo la ofrenda. Piezas de altísimo ni vel artístico pero, sobre todo, de un valor devocional incalculable».

El nuevo techo de palio que estrenará en la Magna la Virgen de los Reyes

ABC

E l cuidado de la Virgen corresponde al Cabildo Catedral, una de las peculiaridades que hacen única también a esta devoción. «Dentro del ca bildo hay un número de capellanes reales que son los que se encargan directamente del culto y todo lo que tiene que ver con la imagen. También hay que ci tar la asociación de la Virgen de los Reyes y San Fer nando», señala Babío que, «a pesar de este hecho, la Virgen de los Reyes es una devoción del pueblo, su ciu dad y todos los sevillanos». La imagen estrenará este 8 de diciembre la nueva tumbilla con la que Javier Sánchez de Los Reyes ha re cuperado el diseño original de Juan Talavera y que ha sido bordada por el taller de Santa Bárbara. Una pieza de primer nivel que ya es el nuevo cielo de oro de la pa trona.

EL DETALLE

Una ‘hermandad’ de canónigos y un nuevo cielo de oro

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VIRGEN DE LOS R EYE S

E duardo Bejarano es la cuarta generación de una saga que lleva casi un siglo delan te de los pasos y aún continúa delante de la Virgen de los Reyes. Señala que «lo más peculiar del paso es la propia tumbilla. Estamos hablando de un palio con solo cuatro varales», algo inusual en el concepto de paso de palio que se asienta en la ciudad. «Por eso, el andar siem pre tiene que ser sobre los pies, con un paso muy corto y sin alargar mucho el paso porque se des cuadraría». Cuatro generaciones delante de la Patrona de Sevilla EL CAPATAZ

JUAN FLORES

GRAN P

ODE R

Señor de Sevilla

POR JUAN JOSÉ BORRERO

«Verdaderamente este hombre era el Hijo de Dios»

«Verdaderamen Marcos 15. 39

Q ué sería, Señor, sin el dolor de tu hombro, sin la espina de tu ceja, sin la sangre de tu rostro; sin el surco de tu herida, sin la paz de tu retina, sin el carbón de tus ojos. Qué sería, Señor, sin tu calvario, sin las manos amarradas esperan do; sin el cuello ladeado que, al mirarnos, pregunta por el viernes que faltamos. Qué sería, Señor, sin tus siglos de madera, sin los besos, sin la eter nidad de tu paciencia, sin tu evangelio. Qué sería, Señor, sin tu zancada; sin tu espalda encorvada y decidi da, sin el talón desnudo, alzado. Qué sería, Señor, sin tu amor desmesurado, sin tu cruz, sin tus mila gros. Qué sería, Señor, sin tu noche, sin el frío, sin el chasquido del alma, sin tu paso. Sin el silencio que nos llama, sin tu pasión, sin tu llegar, sin tu zarpazo. Qué sería, Señor, sin tu prólogo de muerte, sin la vida en tu epitafio; sin el cáliz redentor, sin tu esperanza … Qué sería de nosotros, Señor del Gran Poder, sin tu sagrario. ué sería Señor sin

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GRAN P ODE R POR FRAN PIÑERO

Un icono del realismo barroco ICONOGRAFÍA N uestro Padre Jesús del Gran Poder es la evolución, hacia un culmen de patetismo y humanidad, del modelo de nazareno con la cruz a cuestas introdu cido en el arte español en el último tercio del siglo XV y que logró imponerse a esa fórmula coetánea de presen tar al Redentor con la cruz del revés. El catedrático de Historia del Arte de la Universidad de Se villa José Roda Peña recuerda cómo su creación, a manos del cordobés Juan de Mesa, supuso un «salto cualitativo hacia el realismo barroco» por su «porte monumental y una impo nente faz que sobrecoge por su fuerza dramática, acentuada por la pérdida de buena parte de su encarnadura, dándonos la impresión de un rostro llagado que le confiere una perso nalidad única e irrenunciable». Todo ello pese a que la propia época en la que fue gubiado -1620- la escultura e imaginería sevillana estaba viviendo una etapa «de prodigiosa riqueza creativa». El plus que aporta esta imagen es su manera de llevar a una espiritualidad «más próxima y accesible», que desvela lo sagrado sin complejas narrativas teológicas, como ya había apuntado décadas atrás San Ignacio de Loyola respecto al cariz en que había que en focar la divulgación religiosa. Juan de Mesa lo consigue imprimiendo a su obra cumbre sufrimiento, que no crudeza extrema. «Las espinas que atra viesan la ceja y la oreja izquierda, así como la torturante co

rona tallada sobre el propio bloque craneal, de tonalidad ver de oscura muy naturalista» son recursos excepcionales. Aunque la rotundidad del Gran Poder por las calles de Se villa se completa sin duda con su paso procesional, que ha servido en sí mismo de fuente de inspiración para los tallis tas neobarrocos. En ello influyen dos cuestiones. La técnica, que lleva al tramo productivo más brillante del de por sí ex cepcional Francisco Antonio Ruiz Gijón; y la histórica, en tan to que se trata de las andas más antiguas de la Semana San ta de Sevilla. Lo son desde la segunda mitad del siglo XIX – se finiquitaron en 1692–. Roda Peña recuerda cómo «en 1852, González de León no dudó en calificarlo como ‘uno de los mejores que hay en esta ciudad’». El erudito decimonónico describió el canasto y pea na como «de muy buen gusto», «mucho movimiento y en samblaje, calada de exquisitas labores». Además, como concluye Roda, el paso no sólo destaca por su maestría artística, patente en las ocho cartelas principa les, los 24 ángeles volanderos o en los seis pasionarios; sino porque también acentúa el significado de la propia advoca ción: «La idea de la omnipotencia divina y de su infinita mi sericordia para con el pueblo de Israel se pone de manifies to en escenas veterotestamentarias y en la parábola evangé lica del hijo pródigo, encarnándose en el Nuevo Testamento en la figura de Jesús de Nazaret», aquí del Gran Poder.

El frontal del canasto del paso de Jesús del Gran Poder

EUGENIO FERNÁNDEZ

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las vías más importantes para expandir devo ción». Así lo explica José Luis Gómez Villa, jefe de Intervención en el Patrimonio del IAPH, al que no se le escapa la trascendencia del Gran Poder en Latinoamérica. El primer anclaje lo sitúa en la creencia erró nea de que el Nazareno de Quito (Ecuador), de 1640-1650, era obra de Martínez Montañés por su parecido con el de San Lorenzo, que hasta 1930 no fue certificado como de Juan de Mesa. «Con el sincretismo de las religiones indíge nas a principios del siglo XX fue desaparecien do su presencia hasta que el discurso más na cionalista de la patria lo recoloca como el pa radigma de la devoción católica y pasa a llamarse Jesús del Gran Poder», explica como germen de la Feria quiteña y las procesiones de Semana Santa. También ayudó a expandir su grandeza el que varias embarcaciones que navegaron ha cia Las Indias durante el siglo XVIII llevaran su nombre. Gómez Villa cita al navío Gran Po der de Dios y a la tartana El Señor del Gran Po

Devotos del Gran Poder en la Archidiócesis de Monterrey (México)

HDAD. GRAN PODER

der, que «partieron desde Cádiz a Buenos Aires (1748) y La Habana (1765), respectivamente». Al primer vuelo trasatlántico -ya en 1928-, y con destino Brasil, también se le denominó en su honor. La ida y vuelta del toreo desde finales del siglo XIX es otro acicate, pues los maestros y apoderados lleva ban al Señor de Sevilla en sus capillas. «Sabemos que los Bienvenida tenían una réplica que es la que ahora está en Las Ventas, y que en la Monumental de México hay cuadros del Gran Poder». Todo esto hace que en los inicios del siglo XX surjan hermandades o imágenes inspiradas por todo el conti nente: Nueva York, Buenos Aires, Guadalajara, Tacna y Arequipa… Esta última, de Antonio Illanes, destaca por su semejanza al partir de un sacado de puntos. El nexo sigue vivo. Una parroquia que se está termi nando de construir en Guadalupe, Monterrey, ha pasa do a llamarse de ‘Jesús del Gran Poder’ por el impulso de un sacerdote devoto del señor. «Incluso una de sus campanas tiene rotulado el nombre y la silueta del na zareno, que luce en un gran cuadro similar al que hay en el tanatorio de Sevilla», concluye.

De San Lorenzo a Iberoamérica TRASCENDENCIA DEVOCIONAL Q ue pocas tallas tienen el peso de la unción de la de Juan de Mesa es algo que queda patente en las más de 30 hermandades de toda España que tienen como titular a Jesús del Gran Poder. Por otra parte, existen azulejos, cuando no retablos cerámi cos, en puntos patrios bien alejados de la propia exten sión devocional de Sevilla que sería Andalucía. Desde Zafra a Madrid, pasando incluso por Getxo, en Vizcaya. Y hasta más allá del Estrecho, con ejemplos como el que luce en la Pensión La Bohemia de Ceuta o en una lápida del conocido como Cementerio Español de Tetuán, ya en Marruecos, de la Fábrica de la Viuda de Mensaque y Vera. De hecho, «es sin duda la imagen más reproducida como grabado y estampa, y desde más antiguo, dos de

N o t e n e mos s u c u rs a le s !!! " " "

La luz sobre el rostro de Dios EL DETALLE E l Gran Poder es la única de las ocho devotísimas imáge nes que conforman la Magna a la que no suele ser posi ble contemplar sobre su paso bajo la luz del sol. Por más que la Madrugada caiga con los horarios del estío, no hay más oportunidad que intuir sus facciones con el tímido ful gor de la mañana aún naciente. Sin embargo, la salida de este diciembre ofrecerá estampas de mínima cadencia en la histo ria reciente de la hermandad. La que permitió la Misión a los Tres Barrios en 2021, las Misiones Generales del 65 y, en mayor o menor medida, la celebración por el fin de la Guerra Civil en 1939. Eso sí, habrá que afanarse para dar el regalo a las retinas. El sol saldrá a las 8:26 del domingo 8 y se pondrá a las 18:06, lo que aplicado a los horarios procesionales del Señor —a las 9 de la mañana ya se encontrará en el templo metropolitano para volver a salir a las 16.40—, dejará una escasa hora y media de luz plena como contexto perfecto. Estará estrenando el pasado de sus faldones, pero eso carece de importancia. Tampoco la ten drá la túnica escogida, en esa eterna pugna sobre cómo se de muestra realmente su majestad, si desde la humildad o la opu lencia del bordado. Ni siquiera mermará su unción verle discu rrir bajo festivas bombillas de led. Él, que es simbiosis pura con el pabilo y el guardabrisas. Nada de ello tendrá el mínimo peso. Simplemente el Gran Poder volverá a recorrer Sevilla y para ello, el mes de la noche será recordado por su luz.

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La voz y los pies del Señor EL CAPATAZ A Manuel Villanueva aún le perdura el recuerdo de llevar al Gran Poder a esa otra Sevilla que apenas se intuye de la Carrera Oficial. Tres años después vuelve a tener la responsabilidad, y el orgullo, de mandar a la cuadrilla por una ocasión excep cional. De nuevo con la piedad popular como telón de fondo. «Nunca imaginaba lo que podía llegar a disfrutar con el Señor en aquella Misión a los Tres Barrios. Eso se lo tengo que agradecer toda la vida», explica un capataz que suma casi 30 años en la órbita de San Lorenzo y que todavía sigue sintiendo «cosas especiales» cada vez que, antes de tocar el martillo, le busca con la mirada y le pide algo. «Tengo sentimientos personales con todas las

porque asumen también la cuadrilla de la Virgen, pero esta vez «todos disfrutarán de ir con el Señor de Sevilla». La ilusión por la efemérides choca un poco con la cau tela ante un evento que se espera masivo. «Va a haber muchísima gente pero yo pienso que va a salir bien, creo que el que viene, viene a verlo y a comportarse. En Se villa se han hecho muchas manifestaciones religiosas, de mucha bulla, y salvo aquellas madrugadas nunca ha pasado nada». Con la Magna, Manuel Villanueva habrá vivido los principales capítulos de la historia reciente de la her mandad –con permiso de las Misiones Generales del 65–, pero no por ello piensa en que éste sea el broche: «Seguiré hasta que él quiera», concluye.

imágenes que saco. Pero él es el Señor de Se villa y eso, quieras o no, te deja un pellizqui to». La primera vez que llamó fue en 1970, en tonces como segundo de Domingo Rojas y Ma nuel López Díaz ‘El Moreno’. Aunque tres años después dejaron la labor, Rojas y Villanueva volvieron a la cofradía en 1981, para mandar otros tres años en este caso en el palio del Ma yor Dolor y Traspaso. La etapa actual comenzó en 2003, cuando se afanó en que «al Gran Poder se le vea an dando. Que te olvides del paso y simplemen te veas a una persona cargada con la cruz, su friendo, que puede atender tus plegarias». De hecho, afirma que, cuando está parado, a me nudo se retira porque muchas personas se acercan para desahogarse delante de él. «Me da cosa escucharles, porque le hablan como si fuera otra persona de carne y hueso», recal ca. El poder de la talla se refleja también en la importante lista de espera de chavales que quieren llevarlo sobre su cerviz, y que el ca pataz ve «imposible de quitar, hagas lo que hagas». De cara a la Magna le acompañarán su her mano Carlos, su hijo Antonio y su sobrino Car los. La familia se desdobla cada Madrugada

La cuadrilla del Gran Poder, comandada por Manuel Villanueva

La calle Santa Ángela de la Cruz, engalanada con banderolas de la Virgen de Consolación de Utrera

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P ROVINCI A DEVOCIONES DE LA

Las arterias de la fe S evilla se alza desde hoy instituida como epicentro uni versal de la religiosidad popular, el corazón de la fe, un órgano que bombea al ritmo de la oración, la plegaria, el rezo íntimo que se escapa entre los labios para llamar al Señor o a su bendita Madre. Ese corazón está cruzado por arte rias que riegan las siete letras de la provincia de un amor de si glos por María y su Hijo. Hasta aquí, la antigua ciudad romana Hispalis, llegarán en pocas horas ríos de fervor que nacen en tres manantiales ancestrales de piedad, un triángulo imperfec to donde María se erige en la primera discípula del mensaje de Jesús. Muchos son los sevillanos que sólo saben de Dios a tra vés de los ojos de la Virgen. Desde el Sur, como el aire que se cuela desde las últimas tie rras españolas que vieron los marineros que emprendían su via je hacia el Nuevo Mundo, llega la Virgen del barco que el capi tán Rodrigo de Salinas dejó a finales del siglo XVI en Utrera, el nombre que llevaron a América y que veneran en rincones de Cuba, México o Ecuador. Los peregrinos de Consolación, como los que partían a la Carrera de Indias, vienen dispuestos a ha cer del 8 de diciembre un 8 de septiembre en su Santuario. Como Austro, el dios mitológico de los vientos del Sur, desde el cerro de Cuartos a la Santa Iglesia Catedral, los nazarenos pondrán su saeta más directa en el alma de la ciudad: Váleme, Señora. La mirada ante la que se postró el Rey Santo volverá a brillar en Sevilla. Se pronunciará su nombre, un acto de fe, po pular, en sí mismo, como sentenció el propio Romero Murube. Cinco letras, 68 centímetros y Dos Hermanas, los tres pilares de una devoción sin límites. Sin pañuelos blancos atados a sus sienes pero con el mismo amor puro que le profesan cuando pisa el suelo de Lora del Río. Con la presea con la que fue coronada hace más de 35 años, la Virgen de Setefilla, la ‘Serranita Hermosa’, hará brillar una de voción medieval de los que sembraron y trabajaron unas tierras que lindaban con la Campiña, la Vega y la Sierra Morena. El caudal de la religiosidad en la provincia es inabarcable. Valme, Consolación y Setefilla son tres granos de mostaza del campo de la fe que es Sevilla, que germinó en Gracia, Valle, Águi la, Rosario, Agua Santas, Pastora, Asunción, Rosario, Purísima, Inmaculada, Remedios, Magdalena, Nieves, Cuatrovitas, Alcor, Encarnación, Robledo, Monte, Carmen, Estrella, Dolores, Pilar, Soledad… flores de un jardín de devoción popular. POR JESÚS DÍAZ

J. M. SERRANO

POR JULIO MAYO Patrona de Lora del Río Nuestra Señora de Setefilla

ICONOGRAFÍA

M aría Santísima de Setefilla es una imagen le tífica de candelero, hecha para ser vestida, de tamaño reducido, que sostiene al divino Infante entre sus manos y porta un peque ño cetro, realizada por el imaginero sevillano Agustín Sánchez-Cid Agüero entre 1936 y 1938, tras ser destrui da la antigua al estallar la Guerra Civil. Se inspira en la primitiva titular, de estilo fernandino para unos estu diosos y para otros, como el profesor Hernández Díaz, de estilo gótico, que originariamente fue una efigie se dente completamente tallada en madera, dispuesta so bre un trono con el Niño Jesús asentado sobre sus fal das. A esta nueva representación de la Virgen se le aco plan antiguas piezas de vestuario (sayas y mantos bordados en oro) y otros elementos como el típico ros trillo, ráfagas, media luna y corona. En esta Magna lu cirá ráfagas de rayos biselados y la corona dorada rea lizada por el platero sevillano Juan Ruiz en el año 1800, que es la misma presea que sirvió para su coronación canónica en 1987. En Sevilla procesionará en el paso grande sobre cu yas parihuelas irá de modo conjunto tanto la peana como las antiguas andas, que es como procesiona cuando está en Lora en el Corpus o el 8 de septiembre. A imagen y semejanza S etefilla es una advocación mariana de origen me dieval cuyo original título devocional está tomado del topónimo del poblado que, en siglos pasados, existió a unos doce kilómetros de distancia, en las primeras estribaciones de Sierra Morena. Era la imagen titular de la pequeña iglesia de aquel lugar dedicada ori ginariamente al título de la Encarnación, primer nombre suyo. Un enclave serrano estratégicamente ubicado en la frontera de Sevilla con Córdoba, que atraía a un impor tante número de pastores, arrieros, labradores y ganade ros de reses vacunas que acudían a participar de un mer cado ferial en torno al 8 de septiembre. Fruto de aquellas concentraciones mercantiles, en la que participaban ve cinos de pueblos comarcanos, fue como Setefilla comen TRASCENDENCIA DEVOCIONAL Proyección comarcal

zó a extender el radio de gracia de su poder milagroso ha cia los alrededores, convirtiéndose en una devoción de proyección comarcal. Así surgió la celebración de su po pular romería, procesión y función. Una vez que aquel lugar de difícil acceso, pertene ciente entonces a la Orden militar de San Juan de Mal ta, fue despoblándose y sus habitantes vinieron a ave cindarse a la propia Lora, la imagen comenzó a ser tra ída hasta la localidad como Protectora en momentos de grandes adversidades y carestías agrícolas. La signifi cación de estos traslados, colmados de un extenso pro grama de ritos, ha resultado determinante en la defini ción del fenómeno devocional de una imagen peregri na que recibe culto en un entorno rural y es llevada al templo parroquial cada cinco años. Setefilla constituye el principal elemento de cohesión de la sociedad lore ña, tradicionalmente segmentada en distintos gremios.

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E s el único paso de la Magna que no será llevado por costaleros bajo las trabajaderas. Setefilla irá portada en unas grandes parihuelas que susten tan cuatro varales alargados, en los que pueden acomodarse entre veintidós y veinticuatro personas, pues la llevarán indistintamente tanto hombres como muje res a lo largo del recorrido. Desde la salida de la Catedral hasta la calle Reyes Católicos, todos ellos irán vestidos con traje y corbata oscura (las mujeres con vestido acor de al acontecimiento), muy similar al atuendo que lucen en la procesión del Corpus Christi, cuando la Virgen está en Lora, si bien, la mayoría de los setefillanos que parti cipan en la procesión de alrededor de la ermita, cada 8 de septiembre, suelen llevar tocada su cabeza con el tradi cional pañuelo que antiguamente llevaban los hombres del campo. Una vez que la Virgen emprenda el camino de regreso hacia San Andrés, el paso ya no volverá a posar se más en el suelo, y será llevado como lo marca la tradi ción, de la forma que los loreños quieren y veneran a su ‘Serranita hermosa’, la Virgen cantada y querida por Gra cia Montes, que será multitudinariamente tomada por toda Lora en las calles de Sevilla. Como marca la tradición EL DETALLE

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M anuel Turismundo Campos Rodríguez es el en cargado de comandar las andas de Setefilla, un hombre joven, alto y fuerte sabedor como na die de las tradiciones de su Hermandad mayor y la Virgen, a la que él mismo cataloga como la principal seña de identidad de Lora del Río. Su forma de mandar, las gestualizaciones que hace delante del paso, el talante que le caracteriza y el eco de su potente voz recuerdan la figura de su padre: el histórico y mítico capataz Emilio Campos. Aunque este paso carece de llamador, su capa taz va posicionado en la delantera de las andas, muy cer ca de los varales donde se colocan los hombres, desde don de detiene y levanta el paso con la voz. No lleva acompa ñamiento musical ni tiene conformada una cuadrilla de costaleros tal cual, aunque siempre arropa el paso un con siderable número de personas. Para esta ocasión tan es pecial se han establecido unas cuadrillas que irán releván dose (pues también se turnarán los hombres con las mu jeres), por lo que toda la gente que ha solicitado portar el paso durante el recorrido oficial ha sido citada en la Casa de la Virgen para ser igualados por su capataz de modo extraordinario, con el fin de que Setefilla procesione en el tramo oficial de forma armoniosa y solemne. A la voz de Turismundo EL CAPATAZ

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POR VALME J. CABALLERO Protectora de Dos Hermanas Virgen de Valme

Váleme Señora ICONOGRAFÍA L a Virgen de Valme toma su advocación de la sú plica ‘¡Váleme Señora!’, pronunciada por el rey San Fernando en el cerro de Cuartos, en 1248 ante la dificultad que presentaba la conquista de Se villa, en manos de los musulmanes. Así, la Imagen, que mide 68x28x17 centímetros, data del siglo XIII, la Baja Edad Media. Según cuenta Hugo Santos Gil, estudioso de Valme, «es una talla de madera que representa a la Virgen se dente como Madre de Dios (Theothokos), sosteniendo sobre su rodilla izquierda al Niño Jesús, que bendice con la mano derecha y con la izquierda porta una paloma. Como atributo, la Señora lleva en su mano diestra una flor (suele ser una rosa)». En lo que a policromía se refiere, relata Santos Gil, «actualmente, tras la restauración de 1894, el manto es azul, la túnica rojiza y se mantiene la del Niño. Los ro pajes están enriquecidos con la técnica del estofado el oro». Respecto a las formas de vestir, antes de 1647 la talla La devoción a Valme se remonta a la reconquista de Se villa, cuando ni siquiera existía Dos Hermanas. La hermana mayor de la hermandad de Valme, Isa bel María Caballero Holgado, señala que «la devoción del pueblo nazareno desde el inicio ha sido indiscuti ble, de ahí que se trajera y se quedara en Dos Hermanas después, por ejemplo, de grandes epidemias…». Esta fe en Valme se fundamenta porque con «las súplicas y la jaculatoria de Váleme Señora, se han con cedido y repartido muchas gracias y favores: el prime ro fue San Fernando», explica Isabel María. Y senten cia que, como dijo Romero Murube «Valme es la ora TRASCENDENCIA DEVOCIONAL Ocho siglos de devoción

R. DOBLADO

gótica fue colocada sobre un candelero para simularla de pie y vestirla con ropajes sobrepuestos. «En 1894 fue devuelta a su primitiva fisonomía medieval, gracias a la restauración historicista realizada por el escultor Adolfo López, bajo la dirección del pintor Virgilio Matto ni. Desde entonces, se la reviste con manto, toca y coro na, pero sin ocultar la visión frontal de la talla. Siempre aparece sentada», expone Hugo Santos.

ción más breve, más sencilla y más intensa que pueden pronunciar los labios humanos». En este sentido, la hermana mayor asegura que «Val me y Dos Hermanas son indisolubles, forma parte del sentimiento más hondo del pueblo y su idiosincrasia; es seña inequívoca de su identidad. Además, en una ciu dad con una expansión exponencial, que acoge a mu chas personas de fuera, es nuestro nexo de unión». Así, desde la hermandad, tienen como misión man tener, fomentar y difundir la devoción, el culto y el amor a María de Valme desde Dos Hermanas a través de la Sa batina semanal, cultos y acciones sociales y formativas.

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D e forma extraordinaria, es la segunda vez en poco más de un año que la Virgen de Valme procesiona por la capital hispalense. En 2023 fue para conmemorar el 775 aniversario de la conquista de Sevilla y la reposición del culto cristiano. En esta ocasión, será en la procesión Magna que clau surará el II Congreso Internacional de Hermandades y Piedad Popular. De todas las imágenes que compondrán el cortejo, la Virgen de Valme es, junto a la Virgen de los Reyes, de talla completa. Ella es la Protectora de Dos Hermanas desde 1897. En 1964, fue nombrada Patrona de la Excma. Corporación Municipal y, en 1995, recibió la Primera Medalla de Oro de la Ciudad concedida. TRASCENDENCIA DEVOCIONAL Nuevo manto para la Magna L os capataces del templete de la Virgen de Valme, diseñado por Javier Sánchez de los Reyes, y cu riosamente autores materiales del mismo, son los orfebres Juan Lozano Pérez y Juan Lozano Navarro, padre e hijo respectivamente. Los acompañan como auxiliares Jesús Quintano, Miguel Ángel Castillo, que ya estuvieron el pasado año y se suma Antonio Nar váez. Ellos son los responsables de los 16 costaleros que calzan en el paso y de las cuatro cuadrillas, todos her manos de la hermandad y entre unos 20 y 45 años, que se turnarán durante el recorrido. Como indican los capataces, «la mayor dificultad que tiene al andar este paso es que debe hacerlo muy, muy suave, donde los costaleros lleven las piernas muy de rechas y rígidas para que el templete se mueva lo me nos posible. Además, al ser tan pocos costaleros y con el peso del paso cualquier tipo de movimiento que no sea ese se apreciaría arriba y no puede ser. Es funda mental la coordinación entre todos y, más que nunca, el trabajo en equipo». «Intentamos que vaya siempre por el centro de las calles para los desniveles no se noten tampoco», añaden. El martillo, instrumento principal de los capataces, es una voluta de ornamentación barroca y con la tiara Pontificia. Además, como detalle y para recordar el he cho cuando la Virgen de coronó en 1973, momento en el que se posó sobre la antigua tumbilla un pajarillo, lleva el pequeño alado tallado. Orfebres del costal EL CAPATAZ

La Virgen estrenará un manto de raso, datado en el último tercio siglo XVIII, con bordados de tres tipos (base, plano y a realce). La decoración es con motivos florales, principalmente rosas, en sedas de colores. Lle vará la corona de oro con la de 1973, realizada por Fer nando Marmolejo, y con oro donado por los nazarenos tras haber realizado una campaña popular para conse guirlo. Así, la Virgen va coronada con el fervor, la devo ción y la fe de su pueblo. El paso irá adornado, entre otras flores, con nardos, flor por excelencia de Valme y llevará el acompañamien to musical de la Banda de Música de Dos Hermanas San ta Ana. Referente al traslado de la imagen se hará de for ma privada desde el municipio hasta la capital hispa lense y viceversa, una vez que finalicen los actos.

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POR ALBERTO FLORES Patrona de Utrera Nuestra Señora de Consolación

El gótico anónimo ICONOGRAFÍA L a Virgen de Consolación es más que una devo ción en Utrera. Es un icono de poder que cimen ta su fuerza en la tradición y que gravita en el in consciente colectivo de la ciudad desde el siglo XVI, teniendo tras de sí una espectacular historia, en la que son muchas las voces protagonistas. En cuanto a la imagen, el historiador utrerano Anto nio Cabrera Carro apunta que se trata de «una talla de origen gótico y autor anónimo. Cronológicamente se ha situado en el siglo XIV o en el XV, aunque ha sido trans formada a lo largo de los siglos». Una imagen que Cabrera indica que «llegó a Utrera en 1507, aunque no será hasta 1558 o 1560 cuando em piece el apogeo de esta devoción tras el milagro de la lámpara de aceite». La iconografía de la Virgen de Con solación se basa, en primer lugar, en la descripción del Apocalipsis de «...una mujer vestida del sol, con la luna debajo de sus pies...». «De ahí el uso de ráfaga y media luna. Sostiene al Niño en la mano izquierda, por aque llo der ser Jesús la figura de más rango y presidir el con junto, quedando María a su derecha». Una iconografía que se completa con la famosa réplica de un barco que sostiene en la otra mano. TRASCENDENCIA DEVOCIONAL Utrera de Consolación L a historia de la devoción a la Virgen de Consola ción es sin lugar a dudas una de las más ricas de la provincia, ya que no son muchos los que co nocen como hasta finales del siglo XVIII, la pa trona de Utrera fue la protagonista de una importante romería que concentraba en la localidad hasta una trein tena de hermandades. «Durante los dos siglos en los que se celebró, la romería a la Virgen de Consolación era uno de los eventos más multitudinarios de la Baja Andalu cía», explica Antonio Cabrera.

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La época del apogeo de Consolación comienza en 1561, coincidiendo además con la Carrera de Indias, ya que Utrera se encontraba en un lugar de importancia estra tégica, entre Sevilla y los puertos gaditanos. El trasiego que se vivió por las tierras utreranas, permitió que la de voción a la Virgen de Consolación, cruzara el Atlántico. «Se fundaron ciudades como Consolación del Sur en Cuba, además de santuarios a esta advocación en lugares como Zaruma (Ecuador) o Tachira (México), hablando de un culto que sobrepasó fronteras», destaca el historiador.

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El Barquito EL DETALLE

L a situación especial del santuario de Consola ción, y el auge que esta devoción tomó entre los que se embarcaban en los navíos que se marcha ban en busca de fortuna a las Indias, contribuyó a lo largo de décadas a convertir a la patrona de Utrera en una Virgen de carácter marinero. Un carácter que quedó establecido para siempre en 1579 cuando el capi tán Rodrigo de Salinas le regaló el que es sin duda su exvoto más famoso, el barquito de Consolación. Se trata de una pieza de un valor extraordinario, rea lizada en oro y cristal de roca, que no es otra cosa que una réplica en miniatura de un barco de la época, por lo que también sirve para entender cómo eran los navíos. Fue un regalo realizado a la Virgen por parte de una per sona que se había encomendado a Ella, por su fama de milagrosa, y que había conseguido hacer riqueza con el comercio ultramarino. Un barquito que también navegará de la mano de la Virgen por las calles de Sevilla y que algunos especia listas como Julio Mayo y Salvador Hernández, apuntan que pudo salir del taller de Juan de Arfe.

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Coronada por Sevilla LA PROCESIÓN

D esde que en el año 1771 se suspendiera por gra ves desórdenes públicos la romería de Conso lación, la Virgen ha salido a la calle de mane ra intermitente. A partir de ese momento el fe nómeno devocional a Consolación siguió vivo de otra manera, siendo la Virgen la que ha concentrado miles de visitas en su bello santuario, sobre todo en la madru gada del 8 de septiembre, en la que se vive una jornada muy especial en Utrera, a la que acuden miles de pere grinos de toda la comarca. El 1 de mayo de 1964 fue coronada canónicamente, y al año siguiente comenzó la tradición que se ha mante nido hasta hace pocos años de salir en esa fecha y no el 8 de septiembre, el día de su festividad. Por todos estos antecedentes la procesión de la Virgen por las calles de Sevilla, va a ser todavía más especial e histórica. La Virgen de Consolación va a caminar por las calles de Sevilla con sus mejores galas, con su corona y lo hará precisamente en el templete en el que fue coronada hace más de medio siglo, ejecutado por Fernando Marmole jo y que ha sido recientemente restaurado.

A. F.

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EL C

ACHORR O

J. M. SERRANO

¡Ave Cachorro!

POR EDUARDO BARBA

L Levan meses contándolo. Lo anuncian como si fuera algo nuevo. Con pompa y alharaca. Dicen que el Señor irá a Roma en mayo por el Jubileo de las Cofradías. Falso. Otro bulo. Ni se va ni se ha ido jamás. Él está siempre en Roma. Sufre, agoniza, reina desde el centro mismo del Imperio. Sevilla es Roma y Roma, Sevilla. Julia Rómula y Remo a los pechos de la misma loba. Pobre el que aún no se haya percatado de que el Patrocinio domina el otro lado del Tíber, del Be tis, que es lo mismo, y de que desde ese extremo occi dental de la urbe se divisan perfectamente las siete co linas. Todos saben que el Capitolio está justo en el Alto zano, el Esquilino en la Campana y el Aventino subiendo la Cuesta del Bacalao. De la espalda de la misma basíli ca chapinera parte la Ruta de la Plata, calzada romana que transporta a la Itálica del emperador Trajano, con estatua en Santiponce y calle paralela a Amor de Dios, y de su sobrino y sucesor Adriano, el amante de la filo sofía que descansa en el Castillo de Sant’Angelo, en ple no Paseo de la O, a la vera del puente. Sí, ahí. En el mis mo arrabal en el que un siglo después detuvieron a dos alfareras cristianas clandestinas, Justa y Rufina, con las que en realidad nunca pudo ningún césar porque am bas ya sabían que la verdad flotaba en el aire que se cue la por los respiraderos de Guzmán Bejarano. Que es el mismo que exhala el Padre por el hueco gubiado de su boca. La Bocca de la Veritá de Ruiz Gijón. En la vieja ciudad se mantiene firme el Coliseo, en la Avenida, apenas a unos metros de la Fuente de Híspa lis de Delgado Brackenbury y en cuyo salón de honor lucen aún las pinturas murales sobre zócalos verdes de piedra italiana, por supuesto. Tan sólido como las co lumnas de Mármoles y las dos de la Alameda desde las

que Hércules y Julio César charlan con el Conde de Ba rajas. O como el portentoso Panteón, en un rincón de San Lorenzo. Intramuros presume de belleza Santa Ma ría la Blanca, donde también cayó una nevada, en el 54, como en Santa María la Mayor cuando el patricio Juan soñó con su amada y se lo confesó al Papa Liberio. Y alardea el Palacio de la Condesa de Lebrija de Los Amo res de Júpiter convertidos en mosaico donde la calle Cuna habla latín de la misma manera que lo hacen las teselas simétricas de la época de Tiberio bajo el suelo de la Encarnación. En cada calle, en cada templo, en cada adoquín posa su suela quien se vanagloria de vivir y re zar en el mismísimo eje del universo mientras se juega a los dados los ropajes de su fe. Por el cardo deambula Longinos buscando la Alfalfa e intentando olvidar una lanzada. Por la vía decumana, desde la Puerta de Car mona y sus termas hasta el foro, desfila la Centuria con viento macareno de corneta. En pleno Trastévere, a lo mos de Calamar, Quinto Cornelio apunta con su dedo el trayecto hacia el Calvario al nazareno que en realidad nunca se cae. De la misma manera que el Cristo de la Expiración nunca muere en la ciudad eterna. Que es la suya. Hasta en el mismo corazón de cada hermano, bor dado en la túnica, está inserto el escudo papal. De San Pedro a la Plaza de España. Del dios Baco a los salazones de Trifón. Del Pópolo del Triunfo al Pos tigo de Constantino. En el Campo Di Fiori de la Magda lena, en los Tejares de Navona y en el Zurraque Máximo. En el Ara Pacis del retablo mayor de Dancart y en la vía Condotti al revirar hacia el Baratillo. Allá por donde deja su rastro de amor la Sangre de Jesucristo de la Vía Apia a la calle Castilla. Hasta el final de ella. Hasta el último estertor. ¡Ave, Cachorro! ¡Salve, Triana!

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