Pasion en Sevilla 151 diciembre 2024

M ACAREN A ESPERANZA

Y comprenderás

POR JUAN MIGUEL VEGA

S iempre he pensado que si alguna vez acaeciera una hecatombe nuclear, no habría un lugar en el mundo donde me sentiría más seguro que en la Basílica de la Macarena. Lo pienso cada vez que acudo a ella y dejo flotar mi espíritu en el silencio de su penumbra, sintiendo -más bien, constatando- la presencia cierta de la divinidad, asomada a unos ojos que VE nos miran desde el camarín del altar mayor. No, creo que no tendría ningún miedo si tal desgracia ocu rriese; que mi ánimo estaría confortado y dispuesto para afrontarla con serenidad. Allí me sentaría tran quilamente a esperar la Sentencia lleno por completo de Esperanza. En la vida, hay un antes y un después del encuentro con la Macarena. Lo he sabido de muchos; y lo sé de mí también. Hay macarenos de cuna, que recibieron la de voción por la Virgen de la Esperanza desleída en la le che materna y crecieron sintiéndola como algo inheren te a sus vidas. Luego estamos los demás; los que vivía mos en un limbo sevillano, ajenos desde la distancia al milagro sin sentirnos concernidos ni convocados... has ta que día, Ella nos llamó. ¿Explicarlo? Es imposible. Los inescrutables caminos de Dios. De eso se trata. Del más hermoso misterio que guarda Sevilla. Un misterio que, sin saber por qué, un día se te desvela. Desde entonces, lo imaginé muchas veces. Alguna vez en algún lugar, alguien terminó de labrar ese rostro; se abrió una ventana y la claridad del día por vez primera lo iluminó, descubriendo en él las trazas de la dicha y el dolor unidas sobre la paradoja de una armónica asime tría sólo posible para un ungido por el genio. Pienso en ese instante en que se obró el milagro; en el autor exta siado ante una obra que quizá desbordó todas sus ex pectativas. ¿Era el rostro que había imaginado o, senci llamente, apareció? Nadie lo sabrá jamás. Lo que esa cara ha significado para tantos de nosotros es algo que sólo la emoción y la fe pueden explicar. Acaso a ti, que ahora lees esto sin entender nada, también te ocurra. Puede que la Macarena te llame. Si lo hiciera, no lo du des, ve y comprenderás. Nadie ha vuelto arrepentido.

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MAGNA HISPALENSE

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