Pasion en Sevilla 151 diciembre 2024

Recorrer el relato de la piedad popular

POR ANTONIO CATTONI

E l pueblo habló en sus cosas. Las miradas quedaron varadas en la piel de los cristos, en el tra bajo de ganchillo o seda borda da que arropa la quietud de las vírgenes o la soledad de los huesos en los relica rios. El congreso de hermandades y pie dad popular ha traído consigo un buen ramillete de magníficas exposiciones que permiten llegar a la fe de los mayo res a través de la emoción y del intelec to. Desde las muestras documentales con los legajos garabateados por los es cribanos del siglo de oro en Sevilla o en cualquier punto de América a la mag nificente ‘Fons Pietatis’ de la Magna His palensis. Por aquí entramos en el rela to. La piedad popular hizo posible la hi perbólica montaña hueca de Theophi le Gautier y a su vez ha sido ésta, la ca tedral de Sevilla, fuente de las más ex quisitas y delicadas devociones. Imágenes pintadas en sus muros, como la Virgen de la Antigua; cobijadas entre los arcos de la vieja aljama como la de la Granada, o el púlpito donde San Vi

misario Pedro Manuel Fernández. «No se puede enmascarar el templo: los dos temas que convergen en la exposición son religiosidad popular y catedral», cuenta a Pasión en Se villa. Por eso el color corporativo de los elementos museográficos es el kiesel-grau 7032 de la carta Ral: el tono de la piedra catedralicia. Sedes Hispalensis: Fons Pietatis La exposición está estructurada en tres bloques temáticos que abordan los orígenes, devociones y manifes taciones de la piedad popular, pero sin olvidar el impulso del cabildo. Los canónigos vieron en la prédica el poderoso instrumento que permi tiera abortar los brotes de erasmis mo o reforma en aquella Nueva York del siglo XVI que era Sevilla. Había que generar devociones para la sal vación de almas. Y es fundamental la Inmaculada Concepción, que en Sevilla adquiere su mayor momen tum. Ahí están la cieguecita, las in

M. J. RECHI

El triunfo de San Bernardo subraya la relación del Archivo de Indias con la ciudad de Sevilla

cente Ferrer hacía llorar a las piedras con su revoluciona ria homilética, pero por el que también pasaron San Fran cisco de Borja, San Juan de Ávila o el venerable Fernando de Contreras… Estaba claro que el continente tenía que ser contenido y además protagonista, como destaca el co

maculadas de Zurbarán o Murillo, los documentos de la Institución Colombina… pero también el Corpus con su imponente custodia. Y entre ambos, los seises, de azul o rojo. «Me gusta mu cho el cine Luchino Visconti. Preparaba los armarios con ropa de época dentro, aunque la puerta nunca se abriera en ninguna escena», apunta el comisario. Pues de ahí par tió la idea de formar un bodegón con la ropa, el calzado y todo lo que hay detrás de los niños seises. Es también un homenaje a don Herminio Fernández Barrionuevo. Y están las imágenes objeto de rogativas frente a pes tes o calamidades, sequías, inundaciones, guerras o epi demias. El Cristo de San Agustín o la Virgen de los Reyes, uno de los principales motores de la devoción popular se villana con sus ajuares y pecherines. Casi todo es patri

La piedad popular hizo posible la hiperbólica montaña hueca de Theophile Gautier y a su vez ha sido ésta, la catedral de Sevilla, fuente de las más exquisitas y delicadas devociones

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