Pasión en Sevilla Cuaresma 2023

Hijos de Olmo

Es cierto que no se puede entender la labor de Álvarez Udell sin el taller de bordados en el que trabajaba como proyectista, el de Hijos de M. Olmo. Continuadores de un negocio de pasamanería con amplia trayec- toria, los herederos viraron hacia el bordado cofradiero con agujas destacadas como la de la oficiala Concepción Fernández del Toro. Del talento imaginativo de Álvarez Udell

y la pericia del taller emergieron obras como el manto de la Virgen de la Concepción (curiosamente, unos bordados que también cobijaron a dos vírgenes distintas, la de Cristó- bal Ramos y la que vendría a sustituirla, la actual de Sebastián Santos), el soberbio simpecado y la túnica del Nazareno del Silencio o el manto de Nuestra Señora de las Lágrimas de la Exaltación.

El taller de Olmo en 1923. Junto al bastidor, con el techo de palio del Patrocinio, posa Herminia Álvarez Udell, Conchita Fernández del Toro, José Olmo junto a bordadoras y hermanos del Cachorro

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maño. A ambos lados lucen unos que evocan a una pun- ta de flecha y, a continuación, los de más caprichosa fi- gura, una suerte de escudo del que surge otra forma pun- tiaguda. Faltarían dos más para completar el surtido, en este caso dos gotas de distinto calibre. De esta ma- nera, son cinco los modelos que hacen único a este pa- lio, sin olvidar las colgaduras de los varales, que mere- cen mención aparte. Las ‘galletas’, como se conocen cariñosamente en el seno de la hermandad, son creaciones de pasamanería circulares cubiertas por hilo de oro y realzadas al cen- tro con pedrería, como si Álvarez Udell hubiera queri- do atar las bambalinas a la orfebrería de la manera más Otro aspecto que hace sobresalir a este palio es el hecho de ser el primero con bordados ejecutados íntegramen- te sobre malla de oro de nudos. El experto Javier Sán- chez de los Reyes recuerda que había algunos antece- dentes, «como el del Rosario de Montesión o el rojo de la Macarena, pero en estos casos el tejido era tul y ma- lla de bolillos, respectivamente». Además, es posible que el diseño se realizara antes de 1920, fecha de la que da- tan los primeros documentos del trabajo en los libros de actas del Cachorro. Curiosamente nombrando al ta- ller de Hijos de Olmo, pero no a Herminia. Este material otorga el aspecto aéreo y calado de las caídas y del techo, también centenario, configurado éste en dos zonas claramente diferenciadas. Por una parte el perímetro, el de malla, y por otra un rectángulo central en terciopelo burdeos rojizo que culminaba en una glo- ria de la Inmaculada (sustituida en 1935 por el escudo del Cachorro). Aquí vuelven a aparecer las palmetas y los ro- leos de las bambalinas, esos bordados gruesos y sinuo- sos que simulan retorcerse sobre sí mismos y que hacen las veces de enmarque, al tiempo en que albergan un bor- grácil y elegante posible. Un bordado pionero

JUAN JOSÉ ÚBEDA

En el centro de la bambalina delantera, entre los gruesos róleos de doble bordado, se aprecia el hilo conductor del diseño

dadomás reducido a base de bolitas u hojas en su núcleo. El color del terciopelo también tiene su sentido, pues se trataba de la apuesta de la corporación en un momen- to en el que se empezaba a superar la clásica dicotomía del negro o morado como fondo del bordado en las co- fradías. El palio que dejaban atrás, el de las Hermanas Antúnez de 1894 y que ahora yergue sobre los Dolores de Utrera, era negro. Al pasar al rojo simbolizaron la Pa- sión de Cristo, la Redención del hombre por la sangre derramada e incluso la condición de la Virgen como Ma- dre del Amor Hermoso, tal y como explica Antonio Ma- ñes en ‘Esplendor y simbolismo en los bordados’. El primer conjunto Aunque si hubiera que señalar la mayor aportación de

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PASIÓN EN SEVILLA

EL CACHORRO NUNCA MUERE

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