Pasión en Sevilla Cuaresma 2023

Primeras fotografías de Jesús ante Anás

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ra así en la época. Él lo rescata de otros tiem- pos y hace que espectador esté contemplan- do un teatro». Para Darío Fernández, Castillo fue el pri- mero que introdujo la tipología clásica del llamado misterio de tribunal, con un impron- ta muy atrevida y fresca «impresionista sin serlo. Bebe mucho de la pintura. Son imáge- nes que están sacadas de un cuadro, provo- cando un enorme efectismo». «Es un pasaje que deja con el semblante boquiabierto», apunta Navarro Arteaga. «En esos años la gente estaba acostumbrada a obras como las de Bidón y, a partir de 1923, Castillo empieza a darle calidad a los miste- rios. Compone otorgando a las imágenes una enorme teatralidad. Él había visto ya lo que era el cine mudo en París y bebe de esos nue- vos tiempos. Lleva escenas de películas a un paso», concluye. Cómo debe ser un paso de misterio

Darío Fernández reclama una función y un papel para la imagen secundaria. «Está prohibido situar una ima- gen porque sí. Unmisterio funciona por su composición y expresividad y éste lo es». En eso coincide el autor del misterio de las Cigarreras: «La composición es de lomás

Jesús ante Anás vistiendo túnica blanca

Castillo, el Evangelio llevado al teatro

Carmen Bahima es la restaura- dora que más directamente ha tratado en estos últimos años la obra de Castillo Lastrucci. Restauró y recuperó en 2014 al Señor ante Anás y, justo un año después, a la Virgen del Dulce Nombre. Le pedimos que examine la figura del artista sevillano. Su producción coincide con una época de enorme dificultad para las cofradías y él «fue capaz de dotarlas de una imagen teatral del Evangelio». Bahima reivindica el misterio como una auténtica revolución: «Logra un sello que se ha mantenido a lo largo de los años. Los pasos de misterio de hoy

siguen emulando los que él hacía», reconoce la restaurado- ra. «Es una pena que se desbas- tara. Hoy día se vería un dispa- rate», lamenta. Recuerda incluso que ha habido un tiempo en el que se habló de recuperarlo. En su taller no serían ajenos a ello porque trabajan esa técnica: «Hay incluso documentación gráfica para hacerlo; lo que ocurre es que aquí en Sevilla somos mucho de vestir el santo», dice sonriendo. Carmen Bahima reivindica al Castillo escultor antes que al imaginero: «Con el barro tenía un pellizco extraordinario». Lamenta que su enorme produc-

ción le hiciera descuidar las policro- mías. «Es un imaginero bueno, pero no notable. La Semana Santa de la época no le exigía un alto nivel creativo». Su autentica aportación y revolución fue llevar la Pasión del Señor a escena.

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PASIÓN EN SEVILLA

EL CACHORRO NUNCA MUERE

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