Pasión en Sevilla Cuaresma 2023

Yo he visto llegar la Cuaresma YO SÍ SÉ CÓMO HA LLEGADO ESTE TIEMPO QUE ES COMO EL BANDO DE CENIZA QUE NOS ANUNCIA POR DÓNDE HA DE PASAR EL CORTEJO DE LUZ DE LA PRIMAVERA

de los pájaros piando tan cerca, en los naranjos que es- peran su primera flor. Y con esta luz, por todo el mejor cahíz se oyó el anun- cio de la llegada de la Cuaresma. Las campanas de la Gi- ralda, cinco de la tarde, cinco y cuarto, cinco y media, anunciaban con tres toques en la tarde que los seises que bailan el triduo de Carnestolendas en la Catedral, como una cuadrilla de ángeles costaleros, traían en volandas a la Cuaresma, sobre los pies, en sus blancas zapatillas, en sus rojos jubones, en la pluma de armao o de algua- cil de los toros de sus sombreros. La ciudad estaba sose- gada y en calma como correspondía a lo señalado del día. Silenciosa. ¿Por qué ese silencio tan hondo y tan anti- guo por la calle Manteros, por la calle de la Mar, por la Al- caicería de la Seda? Para que se oiga la llegada de la Cua- resma en los rituales toques de la Giralda. Que no sé si convocan a baile de seises o a Sevilla con Sevilla misma; a nosotros con nuestros propios recuerdos; a nuestras nostalgias con nuestros recuerdos; a nuestros sueños con la esperanza de que nuestros hijos y nietos seguirán pidiendo la cera de esta luz a los nazarenos de los capi- rotes que la Puerta Carmona anuncia. Hasta al tranvía se le había puesto sonido antiguo, de curva de Anchalaferia para entrar por Relator, de baja- da del Altozano. Eran unos minutos mágicos. Sentías el latir del tiempo sobre la luz nueva. Evocabas ahora los violines y oboes en las alfombras del altar mayor, el bai- le de los seises, con sus saltitos de gorriones de las ace- ras. Y en las mismas calles de tu infancia, hasta adivi- nabas que el baile ya había terminado, porque estaba asentada la certeza de esta luz cuando la Giralda volvía a repicar, ahora solemne y coral, con todo su campane- río, señalando que el almanaque del gozo estaba bendi- ciendo a Sevilla con Su Divina Majestad en el mismo os- tensorio del Corpus. Yo he visto llegar la Cuaresma, porque he palpado la cercanía de la luz del gozo. La han traído en sus alados pies los seises del Triduo de Carnaval.

POR ANTONIO BURGOS

Publicado en ABC de Sevilla el 26 de febrero de 2009

S on los prodigios de Sevilla, sorpresas que te da la ciudad. A la que, aunquemujer querida, nunca aca- bas de conocer, pormucho que te bebas por ella los vientos que señala la palma de la veleta en su torre mayor. Este año, Sevillame ha dado la oportunidad de ver llegar la Cuaresma. El poeta que nació en el patio del limo- nero no sabía cómo había llegado la primavera. Yo sí sé cómo ha llegado este tiempo que es como el bando de ce- niza que nos anuncia por dónde ha de pasar el cortejo de luz de la primavera. Yo sé cómo ha llegado la Cuaresma. Cómo llega todos los años a Sevilla la Cuaresma. La traen los seises del Triduo de Carnaval en sus ala- dos pies, cuando bailan en el desagravio antiguo a Su Di- vina Majestad. Me di cuenta perfectamente este Martes de Carnaval. Luz de adivinación del gozo sobre los na- ranjos. Cantos de pájaros que buscan los árboles del atar- decer. Sonidos como más cercanos y vivos. Qué paradó- jica es la ciudad. Cuando la Cuaresma aún estaba lejos, la luz era color ceniza. El cielo era color losa de Tarifa de las Gradas de la Catedral. Entonces, después de la Cabal- gata, o antes de los crisantemos de noviembre, era cuan- do la neblina de la mañana parecía imponer una ceniza de copa del brasero sobre la ciudad, a la que el cielo plo- mizo le decía que un día habría de resucitar en albero de un ruedo recién regado en el Arenal. Pero cuando se acerca el Miércoles de Ceniza, cuando de verdad casi está ya aquí lo que Sevilla siempre espera, ah, paradoja de los duendes de la muralla macarena, ya se ha ido aquella luz de ceniza y ha llegado este dorado brillo de la tarde

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PASIÓN EN SEVILLA

EL CACHORRO NUNCA MUERE

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