Pasión en Sevilla Cuaresma 2023

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Las reliquias También la tradición apunta a que la túnica inconsútil de Cristo era morada. Hoy se conservan dos de estas re- liquias en Treveris (Alemania) y Argenteouil (Francia) que efectivamente muestran el mismo aspecto mora- do-pardo-rojizo. «Si el Evangelio dice que Herodes le pone una túnica blanca es porque la suya, la que llevaba, no era blanca. Y si se la echan a suertes es que sería la túnica que, se- gún la tradición, le habría tejido la VirgenMaría tras vol- ver del desierto para dedicarse a la predicación, porque ese morado era el color de los rabinos», destaca Luque. Pero quien dice morado dice púrpura y hasta rojo: «Las palabras han venido cambiando de significado y eso lo vemos claramente con el púrpura que ahora, qui- zá por influencia anglosajona, tendemos a entender como violeta», señala. Algo que podemos confirmar en el ‘Arte de la Pintura’ de Francisco Pacheco, al que tanto debe la iconografía de la Pasión de Cristo y religiosa en general. El suegro de Velázquez menciona indistintamente el rojo o el púrpu- ra cuando habla del manto con el que Jesús es presenta- do al pueblo: «…un manto de púrpura encarnado…». Además, destaca que el Cristo que lleva la cruz debe llevar siempre túnica y manto, y por ello critica abier- tamente el Cristo nazareno que Luis de Vargas había pintado para las gradas de la Catedral. Algo que en la Semana Santa sevillana sólo cumple el Cristo de la Vic- toria. Ya vemos que el color, por ser el de Cristo, pasa a convertirse también en color de la realeza. Durante la baja Edad Media, los reyes comienzan a utilizar el púrpura-rojo para mostrar el origen divino de su autoridad. Carlomagno utilizó zapatos rojos en su coronación. Luego los reyes de Castilla lo convierten en su emblema y su estandarte recibe el nombre de ‘pen- dónmorado’. La regulación del luto en época de los Aus- trias también precisa del morado y en Francia Luis XIV utiliza el mismo tono de vestimenta en sus retratos ofi- ciales. Pero no olvidemos que las connotaciones de majes- tad de este color son también anteriores a Cristo, dado que la púrpura era propia de los emperadores de Roma. Por eso no es raro que en el ábside de Santa Pudenzia- na de Roma (s. IV) aparezca el púrpura en la vestimen- ta del Señor. El color es materia Es aquí donde podemos hacer una incursión en la ma- terialidad de esos pigmentos que tanto afecta a otras cuestiones, como nos cuenta Riccardo Falcinelli en su superventas ‘Cromorama’. La púrpura se extrae de la glándula de un molusco muy abundante en el medite- rráneo: el Mures, que en la baja Andalucía llamamos ‘ca-

Túnica de Treveris. La reliquia de la túnica inconsútil de Treveris en un reportaje fotográfico de la revista ‘Life’ durante una de las ostentaciones

ñaílla’. En función del proceso el resultado del tinte po- día ser rojo, naranja, marrón o violeta, pero siempre se habla igualmente de púrpura. Los tratados antiguos in- dican que eran necesarias casi 12.000 conchas para ex- traer tan sólo dos gramos del tinte. En el siglo II dos ki- los de lana púrpura costaban el salario anual de un pa- nadero. Por eso, este color se asocia a las clases más privilegiadas y ello da lugar a mitos y leyendas en tor- no a ella. Nuestro San Isidoro de Sevilla, en sus ‘Etimo- logías’ afirma que la palabra púrpura proviene de ‘pu- ritate lucis’, o pureza de la luz. El tinte rojo podía conseguirse con la raíz de la gran- za, pero el carmesí también es de origen animal: provie- ne del quermes, un insecto parásito del roble. Se obtie- ne secando y triturando estos insectos, por lo que el pro- cedimiento también es caro. Todo cambia en 1520 cuando los españoles encuentran en Nueva España otro insec- to: la cochinilla. Enseguida se descubre su durabilidad y el negocio se convierte en monopolio real y casi en un secreto de estado. Es un proceso análogo al de la llega- da del palo campeche para conseguir los negros que da- rían fama internacional al ‘vestir a la española’, como

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PASIÓN EN SEVILLA

EL CACHORRO NUNCA MUERE

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