Pasión en Sevilla Cuaresma 2023

RECHI

ción inmediatamente posterior eran los insultos y los abucheos. Me llamaban de todo: «Fascista», «revienta asambleas», «eres de la brigada social». Y enmás de una ocasión sufrí algún percance. En Ciencias, un grupitome tiró por las escaleras del decanato, y en Medicina —en- tonces estaba de obras el Virgen Macarena y había un montón de escombros—me apedrearon un Seiscientos que yo tenía, Ceferino , muy popular en la facultad de De- recho. Si un pedrusco de esos me llega a dar en la cabe- za, allí me quedo. Y así se empezó. Y pegando carteles en los pasillos para que el boca a boca hiciera que aparecie- sen más aspirantes por la hermandad. —¿Desde cuándo le empezó a rondar por la cabeza la idea de poder sacar un paso con costaleros aficiona- dos? — Nos tenemos que retrotraer ami época de juventud-ca- dete. Yo iba con mi padre a la función principal del qui- nario del Museo, que era mi hermandad de cuna, y veía la capilla llena y hasta gente que se quedaba fuera. El día de la salida procesional yo veía el fervor que existía en cada hermandad con sus imágenes. Y viendo toda esa fe

que se desechó. Entonces, enviamos una segunda carta a los 300 de antesmás otros 300, porque se amplió la edad. Pero también se presentaron muy pocos hermanos. La verdad es que en ese momento me decepcioné muchísi- mo. Le confesé a Ricardo que no me esperaba una res- puesta así, pero él me dijo que la iniciativa estaba apro- bada y me alentó a seguir con la labor de captación. En- tonces fue cuandome dije: «Si lamontaña no viene amí, yo iré a la montaña». —¿Y cómo se las ingenió para reunir a los aspirantes necesarios para formar la cuadrilla? — En aquellos momentos en que la Universidad estaba tan convulsionada, empecé a recorrerme todas las facul- tades. Todas las semanas solía haber asambleas en las aulas magnas de las distintas facultades. Y allí me iba yo con mi pinta de barbudo a pedir la palabra. Me subía al atril micrófono en mano, y allí, con 500 o 600 estudian- tes escuchándome, soltaba la apología de lo que quería- mos hacer. La respuesta inicial era un silencio tremendo y caras de extrañeza. Mirándose unos a otros se decían «¿pero este tío quién es?, ¿este tipo qué dice?». Y la reac-

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EL CACHORRO NUNCA MUERE

PASIÓN EN SEVILLA

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