Pasión en Sevilla Cuaresma 2023

devoto crucificado mientras aumentaba la del Gran Po- der, que terminó acercándose a una sede más céntrica (San Lorenzo). Los disciplinantes que se flagelaban desde la Edad Media derramando sangre en las procesiones, fueron prácticamente eclipsados al irrumpir el siglo XVI por los penitentes que comenzaron a adoptar la novedosa práctica de cargar la cruz a cuestas, en imitación a Je- sús Nazareno. El gobierno ilustrado del Rey Carlos III prohibió, en 1777, que los nazarenos se azotasen duran- te las procesiones y llevasen los rostros cubiertos. En- tre mujeres y niños causaban gran temor aquellos her- manos de disciplina que llevaban la espalda casi desnu- da y derramaban tanta sangre, por lo que había personas que cerraban las puertas a su paso. Pero en el tránsito de los siglos XVIII al XIX el nazareno comenzó a lucir unos ropajes más vistosos y a procesionar en filas orde- nadas, pasando entonces a atraer la atención de más parte del público. A inicios del siglo XIX, se encontraban entre las her- mandades que poseían cuerpos de nazarenos equipados con hábitos propios las del Silencio, el Gran Poder, la Ca- rretería, la Macarena, el Amor, el Valle y San Isidoro. De hecho, la del Cachorro pidió túnicas a la Carretería

en 1799 y la Macarena, en el año 1803. Silen- cio y Gran Poder se negaban a participar en otros cortejos ajenos a los suyos, mientras que la Carretería y la Ma- carena sí dejaron que participasen otros nazarenos en los suyos por razones económicas. Amuy pocas cofradías se les permitía en aquel tiempo que sus hermanos vistiesen el hábito nazareno con el rostro cu- bierto durante la estación. Silencio y Gran Poder gozaban de este pri- vilegio, juntos con la del Amor y el Valle, que lo consiguieron algunos añosmás tarde, aunque ciertamen- te otras hermandades que carecían del permiso llevaban penitentes que también se cubrían la cara. Las au- toridades locales no veían con bue- nos ojos que sorteasen la normativa. El empecinamiento de las hermanda- des más poderosas por mantener oculto el rostro de los nazarenos nosmueve a pen- sar que con ello pretendiesen tambiénman- tener el anonimato de hermanos vinculados a la élite de la ciudad, por un lado, y a otros muchos requeridos a sueldo para abultar el número de nazarenos y conseguir agran- dar el cortejo. Las principales cofradías com-

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Grabado de José García Ramos, de principios siglo XX

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EL CACHORRO NUNCA MUERE

PASIÓN EN SEVILLAP

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