Suplemento GRACIAS La Voz 29-11-2020

S U P L E M E N T O E S P E C I A L D O M I N G O 2 9 · 1 1 · 2 0 2 0

GRACIAS 12

CUERPOS Y FUERZAS DE SEGURIDAD DEL ESTADO

Los malos de la película que velan por los intereses de todos Deben asegurarse del cumplimiento de normas que no deciden y que la mayoría considera imprescindibles. Lo han hecho con carencias de personal, de material y entre el riesgo de contagio, pero con el aplauso de la sociedad U na situación colec- tiva, sin excepcio- nes, como la pande- mia por Coronavi- rus Covid-19, ha te- nido varios efectos directos, inmedia- tos. Uno de los más

vida cotidiana pero resulta impres- cindible recordar que es a ellos a los que recurrimos cuando las cosas se ponen realmente feas, cuando pre- cisamos de rescate o defensa, de orientación o auxilio ante una ame- naza trivial o mortal. Es la realidad por más que a muchos miembros de la sociedad a la que amparan les cues- te reconocerlo. Junto a las policías locales de cada municipio español, policías y guar- dias civiles han sido los encargados de tratar de aplicar las normas pre- cipitadas, desconocidas, dubitativas a veces, que las instituciones iban aplicando para tratar de enfrentar una amenaza desconocida, una pan- demia como no se había conocido en un siglo, desde 1918. Los controles de carretera, los que garantizaban que se cumplieran los cierres perimetrales de localidades o comarcas, los que han velado por el cumplimiento de los horarios y los locales, han sido ellos. Y lo han hecho porque una mayoría de noso- tros, los ciudadanos, considera que esos límites eran herramientas vá- lidas para tratar de contener los con- tagios. Hasta que las vacunas lle- guen, y surtan efecto, no hay otro remedio conocido contra el maldi- to Coronavirus que reducir la canti- dad, frecuencia y duración de con- tactos entre personas a la menor ex- presión posible. Es incómodo, difí- cil y hasta doloroso. Pero es real. De hecho, desde marzo hasta aho- ra, se las han tenido que ver con una mínima parte de la sociedad, ni un diez por ciento, que se resiste de for- ma constante o esporádica, flagran- te o inconsciente, a cumplir las nor- mas sanitarias básicas: renunciar a los encuentros de muchas personas,

trascendentes fue reordenar las prio- ridades. De repente, de un día para otro, de una semana para la siguien- te, de febrero a marzo, y ya sin des- canso, todos entendimos el orden de importancia de cada oficio, de cada producto, de cada vocación, ac- tividad y acto, de cada gesto y cada hábito. Lo que antes se tenía por im- prescindible resultaba, de pronto, accesorio. Lo que resultaba comple- mentario aparecía, en cuestión de horas, fundamental. Los que resul- taban invisibles se volvían, en po- cas horas, necesarios. Es uno de los efectos psicológicos del enfrentamiento comunitario al miedo a la enfermedad y a la muer- te. Reordena los valores y las esca- las de una forma impensable en tiempos de bonanza, salud y tran- quilidad. Los Cuerpos y Fuerzas de Seguri- dad del Estado, vulgo Policía Nacio- nal y Guardia Civil, son unas de esas encarnaciones de Santa Bárbara. Sólo son vistas como entidades que ejer- cen el control y aplican normativas, horarios, sopena de sanciones ymul- tas. Más aún cuando esas limitacio- nes, de movimientos, de aforos, de aperturas o cierres, se han converti- do en un elemento fundamental para luchar contra una maldición desconocida y que puede atacar a to- dos en cualquier momento. Son los malos de esta película de terror en la que se ha convertido la

Una policía aplaude a los sanitarios del hospital de Cádiz :: ANTONIO VÁZQUEZ

llevar mascarilla, mantener las dis- tancias, respetar controles y colas. Estos trabajadores, funcionarios, han sido los encargados de aplicar esas normas, que no deciden ellos, pero que deben defender como na- die, los primeros, en cualquier cir- cunstancia y en representación de todos. Su nivel de riesgo ha sido ele- vadísimo, sólo por debajo de traba- LasFuerzasde Seguridadhan adaptado susestructuraspara evitarque loscontagios mermensus filas

jadores de centros sanitarios, hospi- talarios y de la tercera edad. Han estado obligados a estar en contacto estrecho, cercano y por tan- to de riesgo, con desconocidos du- rante las peores semanas de la pan- demia, las de marzo y abril o las de octubre y noviembre, sin conocer descanso entre ellas. En muchos caso, además, lo hicieron sin la do- tación material necesaria. Como prueba, ABC publicaba que los primeros test rápidos de corona- virus no llegaron hasta los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado hasta mediados de abril. Es decir, un mes después de que se decretara el estado de alarma el 14 de marzo de 2020. Inicialmente, y con deficien- cias de calidad y formalidad de las en- tregas por escasez de productos, se entregaron 200.000 test al desorien- tado Gobierno. Para entender lo ridí- culo de la cifra, basta recordar que sólo en la Comunidad de Madrid los

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