Suplemento GRACIAS La Voz 29-11-2020
S U P L E M E N T O E S P E C I A L D O M I N G O 2 9 . 1 1 . 2 0 2 0
14 GRACIAS
SOLIDARIDAD
‘Qué bello es vivir’, incluso ahora
Miles y miles de ciudadanos, hasta ocho de cada diez según el presidente de la Junta, decidieron hacer lo que debían, cumplir con su parte y auxiliar de forma anónima a los que tienen cerca
R
esulta muy com- plejo poner cifras, dar forma concre- ta, a los sentimien- tos. Aunque la si- tuación social que se vive en todo el
mundo desde marzo por la pandemia de coronavirus tenga mucho que ver con la ciencia, los efectos psicológi- cos y sociológicos de un fenómeno tan desconocido sonmuy difíciles de casar con las mátemáticas. Es una entelequia fijar qué porcen- taje de minutos de cada día estamos más tristes o preocupados que antes, qué niveles de ansiedad o miedo te- nemos en estos meses por encima de las cifras comunes hasta el malhada- do año 2020. Sin embargo, la cantidad (a veces, pocas, la calidad) de las intervencio- nes de responsables públicos ha sido tal que uno de ellos se atrevió a po- ner cifra al porcentaje de ciudadanos que viven esta terrible situación sa- nitaria y económica con un alto gra- do de responsabilidad y compromi- so individual. Juanma Moreno, pre- sidente de la Junta de Andalucía, en su intervención pública del pasado 22 de noviembre, para prorrogar las medidas de limitación de la movili- dad, llegó a decir que un «80% de los ciudadanos» cumplen escrupulosa- mente con todo lo que se les pide. 80 de cada 100, 8 de cada 10, nada menos. Es una estimación que debe ser comprendida en tono coloquial de un dirigente que pretende contac- tar con sus conciudadanos, pero si la damos por buenas resulta ser muy gratificante. Cada día, el público se desayuna con casos de irresponsabi- lidad, de fiestas clandestinas, sancio- nes por incumplimiento de las nor- mas o recalcitrantes ejemplos de ne- gacionismo. Sin embargo, según ese informal compendio de un presidente auto- nómico (una persona quemaneja una cantidad de datos e información que difícilmente le llega a otros ciudada- nos) es el reflejo de una realidad: ocho de cada diez, cuatro de cada cinco, ciudadanos y ciudadanas de España cumplen con su deber. Se creen las normas, las reciben como medidas de prevención, como un mal necesa- rio, imprescindible, para superar una situación dramática con el menor nú- mero de víctimas posibles. Llevan su mascarilla siempre, respetan la dis-
Gran recogida de alimentos en la plaza de la Catedral de Cádiz. :: ANTONIO VÁZQUEZ
vecinos con síntomas leves de gripe. Una simple tos, antes anodina, es una señal de alarma que a pocos pasa de- sapercibida. Sin embargo, lo que para muchos es una bocina que intimida, para mu- chos (ojalá esos ocho de cada diez) es una llamada a la colaboración. Así, han aparecido redes vecinales crea- das de urgencia en diferentes pun- tos de Andalucía y España, desde Cá- diz y Jerez a Sevilla y Granada, de Cá- ceres a Oviedo y La Rioja. Gratis y de forma voluntaria. Somos el país con más donantes de órganos del mun- do, por si alguien lo había olvidado. Dar el corazón en vida es una varian- te más. «Vecinos/as. Me ofrezco gra- De los aplausos de las ocho a dejar euros en el súper para alimentos de otros, de comprar medicinasal vecino acuidarniñosy amenizarcumpleaños
tancia, hacen colas, se amoldan a los horarios, sufren en sus negocios las limitaciones de aforos y tratan de desplazarse lo imprescindible. Cada hora, de cada día, de cada semana. Así durante los ocho meses largos de du- ración de una etapa tan difícil que aún durará otros tantos. Cuando se habla de compromiso y solidaridad no se puede olvidar su faceta más im- portante: la individual, la personal y anónima. No sólo los colectivos profesiona- les (sanitarios, cuidadores, transpor- tistas, productores, distribuidores, farmacéuticos...) han mostrado una actitud ejemplar e inquebrantable. Muchos españoles, sin estar inclui- dos en ninguna organización, asocia- ción o grupo han mostrado lo mejor de la condición humana en estos días. Los ejemplos son centenares. Des- de los aplausos de las ocho de la tar- de de aquellas primeras semanas de marzo y abril hasta los euros que se añaden a la cuenta en la compra para que vayan al Banco de Alimentos. Las escenas de solidaridad, las ejempla- res, las humanas y particulares, co- tidianas, son muchas. Los portales de los edificios dejaron de ser un lu- gar de paso para convertirse en una frontera inesperada, pero insalvable, para ancianos, mujeres embarazadas, trabajadores de centros sanitarios o
tuitamente para el cuidado de ni- ños/as, traer compra o medicamen- tos. Debemos permanecer unidos. Cuenta con mi ayuda y no salgas de casa. Sandra, 3ºY». Mensajes como este de Sanda Piñón enAranjuez (Ma- drid), de real, se han multiplicado en los últimos meses. Sólo hay que traducirlo a cada gesto que cada uno de nosotros ha visto, ha vivido y ha realizado en estos ocho meses de te- mor pero también de ayuda. Los que hicieron de ‘canguro’ con los que no podían pagarlos cuando cerraron los colegios; los que hicie- ron los recados al vecino que no po- día salir, grupos espontáneos, gestos individuales para prestar ayuda. En estas redes, en muchos casos infor- máticas, se unen ofertas de servicios, de productos necesarios de segunda mano pero que no se usan o sacar a pasear a los perros de los ancianos, incluso animar conmúsica o concur- sos los cumpleaños de los niños que no pueden reunir a demasiados ami- gos. Pueden parecer gestos cursis o exhibicionistas pero el efecto que crean en sus receptores hace que se conviertan en tratamientos casi tan necesarios como las vacunas. Ojalá, como dijo Juanma Moreno, sean ocho de cada diez, cuatro de cada cinco. Sería un gran aliciente en mi- tad de la tormenta de dolor.
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