Andalucia Abierta Por Vacaciones 2023

La Veranda, uno de los restaurantes del hotel Anantara Villa Padierna, en Málaga

En el restaurante Erre by Urrechu se combina la cocina tradicional vasca con platos a la parrilla

El Chiringuito by FENDI, sobre estas líneas, y Coya, a la derecha, son dos emblemas culinarios de Puente Romano Beach Resort, en Marbella

La cocina está de moda. Los hoteles lo saben y tratan de armarse con cocineros de renombre, marcas reconocidas y grupos consolidados que han demostrado su éxito en otros lugares

Hoteles gastronómicos La Costa del Sol y la Costa de la Luz están repletas de hoteles de prestigio que han apostado por la alta gastronomía. Recorremos algunos de estos establecimientos

El Gran Meliá Don Pepe ofrece un enfo- que distinto. Quizás más conservador en sus planteamientos y dirigido a un público más nacional, centra sus esfuerzos en Erre by Urrechu , el estupendo asador de estilo norte- ño que firma Iñigo Pérez ‘Urrechu’, respon- sable —entre muchos otros— del Zalacaín madrileño. De la mano de Víctor Carracedo, como chef ejecutivo, en Erre se combinan platos tradicionales de ascendencia vasca junto a originales preparaciones a la parrilla que se centran en pescados, mariscos y carne, pero no dejan de lado las verduras. Como adi- ción, Bardot , una arrocería estupenda junto a la piscina del hotel, donde se despachan platos andaluces y magníficos arroces. Com- pletan la oferta un asiático, Tahini , y una ca- fetería desenfadada junto al paseo marítimo, Café Capuccino . Por su parte, Boho Club —en plena Milla de Oro— presenta una oferta di- ferenciada que se articula en torno a un mis-

tado, sin ninguna sombra de duda, por la gastronomía como eje cen- tral de su oferta, diversificándola cada vez más e introduciendomarcas reconocibles para sus clientes. Por encima y por delante de todos, el Puente Romano Beach Re- sort y su ‘gemelo boutique’, el Nobu Hotel, en Marbella . Hace ya casi una década que inició la revolución gastronómica de su hotel. Primero atrayendo a marcas locales de reconocida solvencia y restaurantes de prestigio como el de Dani García, que alcanzó las tres estrellas Miche- lin allí y, más adelante —sobre todo a partir de la adición de Nobu— a través de conceptos más modernos y marcas internacionales: Leña, como la versión ‘steakhouse’ lujoso, y BiBo, su hermano informa l; el propio Nobu , como restaurante japonés de fusión, al que se sumó una coctelería; Cipriani , el prestigioso restaurante veneciano que des- embarca con una puesta en escena impecable y un recetario más que contrastado, o Coya , el restaurante londinense de inspiración peruana que presenta un espacio espectacular para una experiencia completa que incluye comida, bebida y música. Además de los ya clásicos Sea Grill y El Chiringuito, que reflejan esa cocina mediterránea y marinera junto a la piscina y la playa. Y lo que queda por llegar en fechas próxi- mas: marisquerías de lujo, chiringuitos de la mano de marcas de moda y restaurantes tematizados.

Carlos Mateos

H ubo un tiempo en que para los grandes hoteles, especialmente los lujosos, la oferta gastronómica suponía un ‘pequeño-gran’ quebradero de cabeza. El necesario equilibrio entre una pro- puesta de calidad que preservase la intimidad del cliente residente, satis- faciendo sus necesidades y, al mismo tiempo, lograr un escaparate que re- sultase atractivo para el público local parecía, para una gran mayoría, una ecuación irresoluble que sólo conducía a comedores despersonalizados con ofertas clónicas y carentes de identidad o a asesoramientos descafeinados que no pasabanmás allá de un nombre y cierta puesta en escena. Eso es lo que, tan a menudo, encontrábamos hasta ahora en nues- tras costas. Pero, de un tiempo a esta parte, es indiscutible la firme apuesta de muchos de nuestros grandes emblemas hoteleros por la gastronomía . La cocina está de moda y los hoteles lo saben y tratan de armarse con cocineros de renombre, marcas reconocidas y grupos consolidados que han demostrado su éxito en otros lugares. Es por ello que hay que congratularse porque los grandes hoteles —algunos clásicos y buena parte de las aperturas recientes— apues-

ten por dar vida a restaurantes singulares que poseen personalidad propia, con cocinas globales y cosmopolitas de calidad, o que se identifican con la gastronomía del lugar en el que se ubican . Restaurantes que apuestan por acercar las cocinas del mundo a la clientela local o por tratar de dar a conocer el receta- rio y los productos locales a los visitantes. O ambas a un mismo tiempo. Restaurantes que permiten compartir su espacio y sus instala- ciones a unos y otros abriendo sus puertas a la ciudad que los acoge. No hay duda que Málaga y la Costa del Sol, con su enorme potencial turístico, lideran este movimiento en Andalucía . Especial- mente Marbella y los grandes hoteles de lujo de la costa occidental malagueña han apos-

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