GURME MÁLAGA 10 VERANO 2025
Reportaje
Tradicional de Málaga, para señalar con orgullo aquello que representa nuestro recetario y nues tra identidad de forma auténtica» , añade Tornay. Pero más allá de los actos formales, la Academia mantiene viva su tradición más simbólica: sus almuerzos mensuales, donde el debate y el dis frute se dan la mano en torno a una buena mesa. Porque aquí, como recor daba uno de sus fundado res, la buena comida nunca ha sido un fin, sino una excusa para conver sar mejor. El paso de la Academia por estos casi 50 años ha dejado también una hue lla institucional importan te. Ha sido, y sigue sien do, interlocutora natural de la administración en todo lo que tiene que ver con gastronomía, cultura y turismo. Desde la cola boración con la Universidad de Málaga hasta la complicidad con MAHOS o la Cámara de Comercio, la Academia no entiende de trincheras, sino de puentes. Más allá de las modas En una era en la que todo
sabor y conocimiento.
La transformación digital, en la que la institución ha dado un paso firme bajo el mandato de Tornay, ha permitido abrir nuevas ventanas al mundo: redes sociales, web, colaboracio nes editoriales... Pero el corazón sigue estando en la mesa, en esa mesa que, como ellos mismos dicen, nunca se despeja. No se trata de una institu ción anclada en el pasado. Es, precisamente, una ins titución que bebe del pasa do para proyectarse al futuro. «Defendemos el recetario tradicional, el producto local y a quienes trabajan en toda la cade na. Las personas pasan, las instituciones prevale cen, y nuestra misión es que la gastronomía mala gueña brille aún más» , insiste Tornay, reivindican do ese papel vertebrador y a la vez humilde que caracteriza a la institución.
Su presencia constante en los foros gastronómicos, su empeño en dar visibili dad a la cocina andaluza y malagueña dentro y fuera de España, y su complici dad con el sector hostele ro y agroalimentario local, son la prueba de que, casi cinco décadas después, sigue siendo más nece saria que nunca. Y es que en tiempos de ruido, la Academia sigue apostando por la conversación tranquila. Por mirar al producto a los ojos, no perder la memo ria y por hacer que Málaga, siempre, tenga una silla en la gran mesa de la gastronomía.
parece acelerarse y el fast food amenaza con devorarlo todo, la Academia defiende la pausa, el valor del producto, el relato detrás de cada plato. Su defensa de los productos autóctonos —desde el AOVE de la Axarquía a la cabra mala gueña, del pescaíto de la Costa del Sol a los vinos de la Serranía de Ronda— no es postureo, sino militancia. Una militancia amable, con
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