GURME-Sevilla 10 años marzo 2025
Barras que ya son eternas
La Flor de Toranzo-Trifón (Jimios, 1) No tiene cocina, pero tampoco le hace falta para ser uno de los sitios predilectos de la ciudad. Con latas, montaditos y papelones, la histórica barra de La Flor de Toranzo ha conquistado los paladares y corazones de medio mundo, y se ha convertido en uno de los rincones más característicos del tapeo sevillano para mostrar la gastronomía local a los visitantes. Desde su icónico montadito de anchoas y leche condensada, al de lomo con manzana, la cono cida como Casa Trifón, es una barra con solera donde disfrutar de una Cruzcampo helada con alguna de sus chacinas y viandas, y saborear la Sevilla de siempre.
Las Teresas (Santa Teresa, 2) Fundado en 1870, Las Teresas comenzó su andadura como una tienda de ultramarinos y despacho de vinos. No fue hasta la década de los 70 cuando se transformó en el bar que conocemos hoy en día, conservando su encanto original. Sus paredes, adornadas con fotografías que recorren la historia cultural de Sevilla, hacen
de este lugar un homenaje vivo a las tradiciones de la ciudad. El establecimiento es conocido por su cocina tradicional andaluza, destacando su jamón ibérico de bellota y tapas tan populares como espinacas con garbanzos y bacalao con tomate. Mariscos Emilio (Génova, 1) Hablamos de una auténtica barra sevillana donde el buen servicio y la calidad gastronómica van de la mano. Ubicada en la frontera entre Los Remedios y Triana, esta ostrería es un punto de encuentro habitual para el sevillano, que se aco moda en su barra para disfrutar de una cerveza bien tirada, la que está considerada una de las mejores ensaladillas de la ciudad y un marisco de primera. El espacio permite tanto visitas informales como experiencias más serias con el marisco como protagonista, todo un clásico sevillano que nunca pasa de moda.
La Flor de mi Viña (José de Velilla, 7) En pleno corazón comercial de Sevilla nos topa mos con este bar de siempre que conserva el encanto de los establecimientos de barrio. Una vitrina que invita a deleitarse con aliños y guisos, cerveza bien tirada y el sabor de las tapas de siempre son algunos de los atractivos que tiene este decano gastronómico de la zona (que
acumula ya casi 57 primaveras). Los hermanos Hijón están al frente del negocio y custodian con maestría una barra que destila buen ambiente y tapeo de siempre. A la hora de comer, carrillada, albóndigas o atún nevado son algunas de sus especialidades.
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