GURME-Sevilla 10 años marzo 2025

Barbiana (Albareda, 11) Abierto en el año 86 por el sanluqueño Manuel Sánchez Cuevas y en la actualidad heredado por sus hijos, su esencia marinera se sigue manteniendo. Hoy llevan con orgullo haber seguido la estela de su padre y haber continuado con la labor de un hostelero que trajo a Sevilla todo el sabor de Sanlúcar. En la carta reinan los guisos caseros, como las patatas con chocos o los fideos a la marinera, además de sus tortillitas de camarones que son ya una institución en Sevilla. Le siguen de cerca el marisco y el pescado fresco, que recomiendan comer a la plancha o a la sal, sin dejar atrás sus carnes. Blanco Cerrillo (José de Velilla, 1) Este pequeño bar, Blanco Cerrillo, es famoso por su cuidada manera de «tirar» la cerveza y por sus tapas de pescaíto frito. Fue fundado por José Blanco Cerrillo en 1926 y desde entonces su saga continúa al frente del negocio. Aquí se sirve el mejor adobo de Se villa y ello no pasa desapercibido por ningún transeúnte de la calle Tetuán, ya que su aroma embriaga las vías aledañas. Su especiali dad de siempre son los boquerones fritos en adobo, el cazón y las pavías, aunque su caballa aliñada no debe dejarse atrás.

Si hay algo que define a la hostelería de Sevilla son sus barras, en las que el público practica “el codo con codo” que tanto gusta en esta tierra. En esta década hemos sabido lo duro que es perderlas y hemos disfrutado del glorioso momento de recuperarlas. Ahí van algunas de las que nunca podremos prescindir. 10 barras que ya son eternas

Isabel Aguilar

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