GURME-Sevilla Capital-Otoño-2021
ENTREVISTA
Sevilla. Eso sí, nos cuesta encontrar aquí buen mango, no se parece al de allí, algo que pasa en general con las frutas tropicales. En los años que lleva aquí ha vivido la evolu- ción de la hostelería. ¿Cómo la valora? Los gastrobares han cambiado mucho al públi- co, porque le han ayudado a probar cosas que antes eran impensables. ¿Qué le parece el concepto de tapa? La verdad es que me parece un formato peque- ño. Yo soy de buen comer y con dos tapas me quedo muerto de hambre. En mi país se come más, y los domingos cuando vas a casa de los amigos es un insulto decir a las abuelas que no tomas lo que te ofrecen. En Navidad acababa cenando varias veces por ese motivo cuando A los doce años ya estaba sirviendo menús en un barrio de Caracas, donde acudían tanto obreros como gente de la farándula porque allí cerca había un sitio llamado La casa del artista. Se curtió tanto en los bares como en el mundo comercial y en la Facultad, donde estudió control de calidad, se hizo famoso entre profesores y alumnos porque vendía todo tipo de artículos: desde ropa hasta coches. Hijo de padre canario que emigró en su adolescencia a Venezuela y se casó con una joven de allí, Yim es todo un ejemplo de buscavidas y cuando paró en Sevilla para arreglar unos papeles antes de ir a Alemania a trabajar se enamoró de esta ciudad y decidió quedarse. Luego llegó Eli Pérez, a la que conoció estudian- do la carrera en Venezuela y ella no dudó en quedarse con él para vivir su aventura sevillana. Juntos afrontan con ilusión cada jornada de trabajo en sus dos estableci- mientos y pasan los días recorriendo los pocos metros que separan Mango con sal de Señora Pan. ¿Quién es?
iba a ver a los amigos... (risas). Eso te ayuda a apreciar y disfrutar de los matices que hay de una casa a otra, de cómo en cada hogar se interpreta una misma receta. ¿Les acogió Sevilla como esperaban? Aquí siempre hemos sido muy bien recibidos. Se nota que tenemos un carácter similar, que la gente es cálida y cercana. Yo soy un gran defensor de Sevilla, me parece una ciudad con muchos encantos y al turista le gusta venir pero es una pena que no se dé más valor a la gastronomía de aquí. El que llega buscando paella casi todo lo que encuentra por la zona más turística es congelada, por poner un ejemplo.
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El mango es el perfume de Venezuela igual que el azahar lo es de Sevilla.
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