GURMÉ Tío Pepe
Historia en Rama
fuente inagotable de inspiración, al igual que bucear en su archivo histórico o una charla con capataces veteranos. Todo lo que rodea la bodega tiene un aura muy especial, magia, un sello único. Esos claroscuros de sus naves catedralicias, los reflejos marinos en la copa, esas luces verdes, azules…Todos esos «inputs» que se agolpan en tu cabeza después hay que traducirlos a una imagen y una tipografía. Entonces, ¿cómo es tu proceso creativo para el diseño final de la etiqueta? Con estas referencias mentales de lo que se quiere transmitir, rebusco entre cientos de tipos de letra diferentes para encontrar la que sea perfecta, y si al final ninguno encaja o está a la altura de lo que se pretende, diseño uno especí- fico para cada etiqueta. A partir de ahí, y partiendo de dibujos y fotografías que hago, voy componiendo mentalmente el pro- ducto. Lo dejo madurar, se queda en el papel unos días en el estudio, dejas pasar los días… De vez en cuando me acerco, lo observo y voy retocando conceptos creativos. Finalmente lo visualizas en tu cabeza y nace. Son como «mis niños». ¿Cuáles son las fases de desarrollo del etiquetado? Lo primero es tener el envase desnudo en tus manos. A partir de ahí hay que crear un troquel con las medidas que aproximadamente configu - ran su «facing». Con las ideas de diseño concebidas y en continuo contacto con los proveedores, vamos haciendo pruebas de acabados, estampados, soportes, papeles, tintas, relieves, barnices… para que todo vaya en armonía. En esta fase hay que combinar la parte más artística y creativa con la industrial, porque además de ser bonito, el «packaging» tiene que ser funcional y cumplir con todas las normativas de etiquetado que, además, son diferentes para cada país. Hay que tener en cuenta múltiples detalles y no puede fallar nada: etiqueta, contraetiqueta,
genera imágenes virtuales del producto, utilizan- do software tradicional e Inteligencia Artificial, con resultados completamente reales. Esas vistas digitales ayudan al acabado final de la etiqueta en la tirada de impresión, controlando el golpe de los estampados y tintas sobre el papel seleccionado. Estamos creando etiquetas como se hacían hace 300 años, con sus golpes en piezas de bronce de una pieza. Una obra de arte para una gran joya enológica. El producto lo merece. Es un tremendo orgullo crear productos que se convierten en iconos, en proyectos de colección que van a pasar siglos en manos de personas que lo aprecian. Actualmente, creo productos para diversos clientes que están presentes en 130 países del mundo, y forman parte de la vida cotidiana de las personas. ¿Qué sientes cuando ves el producto terminado?
De entre todas las etiquetas que has diseñado, ¿hay alguna a la que le tengas especial cariño? Pues quizá la de Tío Pepe Estrella de los Mares, una etiqueta que rodea al envase en vertical como una alegoría de la primera vuelta al mundo de Magallanes. Tenía muchas complica- ciones técnicas de pasar del papel con golpes en seco a papel metálico con relieves creados con barnices, pero al final ganó el diseño. Es un resultado fiel a la concepción inicial. Recuerdo que, no sé si fue el cuarto proyecto, cuando creamos «Tío Pepe on Ice», un innova- dor «sleeve» para el clásico Fino Tío Pepe, con aplicación de una tinta especial termoactiva que cambiada a color azul intenso al enfriarse la bo- tella a la temperatura óptima. Luego empezaron otras marcas de cerveza a hacer lo mismo, pero nosotros fuimos pioneros. ¿Qué anécdota puedes contarnos de tu colaboración con esta marca?
cápsula… Es una cosa que mi padre siempre me repetía, «estar en contacto con tus proveedores, para que se conviertan en plenos colaboradores». Se van generando pruebas, que se revisan con el cliente, hasta llegar a los artes finales, que es lo que finalmente imprime el proveedor de impresión. En paralelo, trabajamos con nuestro departa- mento de «renders» (3D) que está en Japón y
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