Gurme Córdoba 11-Otoño-Invierno 2021

¿Y cómo consiguió que tuviese éxito? Empecé a ir a la Mezquita con mi carta. Y le contaba a la gente que tenía un restaurante pequeño pero con una comida… (hace un gesto de estar de rechupete). Y les decía tam- bién que si no les gustaba la comida no tenían que pagar, pero que si les gustaba lo pusieran en el Google Maps. Y empezó a ir bien. Pero llega la pandemia (hace un gesto de resigna- ción). Como todo el mundo cerré el local en marzo del 2020. Y un tiempo después lo tras- pasé también a unos refugiados. Y decide venirse a un proyecto mucho más grande, en plena Judería, el Damasco. Tenía un poco de dinero ahorrado e hice una sociedad con unos amigos y con mi esposa. Quería hacer otra cosa porque cuando llega la pandemia te dejaban abrir con un tanto por ciento, y yo en el Damasquino con tres mesas… pues me quedaba una mesa, no puedo trabajar. (ríe). Me hablaron de este local y lo vi. Tengo un acuerdo económico donde al principio no está caro e irá subiendo después cada año, lo que me ayuda a arrancar. Y aquí estamos desde el 20 de agosto, con una carta más grande. Y de momento a la gente le gusta mucho, ya me conocen y vienen por mi comida. ¿Qué diferencias y semejanzas ve entre la cocina árabe y la cordobesa o andaluza? En la cocina árabe apenas hay comida frita y se tiende más al producto fresco preparado al momento. Se parecen en algunos platos, como el tajín. Algunos clientes vienen y dicen «mira, este es el salmorejo árabe». Se refieren al mutabal (ríe).

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