PASIÓN EN CÓRDOBA 2025
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Confiaron en él y cumplió, aunque no fuera fácil. Estuvo entre abril de 1981 y marzo de 1982. Los hermanos iban mu cho a ver a su titular, y una tar de José Sánchez Revuelta, al su bir al Centro, para su trabajo, se encaminó al taller de Miguel Ar jona, que estaba en la calle Rey Heredia. No olvidará lo que vio allí: «Acababa de abrir al Cris to, y vi que estaba muy mal, como una de esas casas en las que no ha limpiado nadie en mucho tiempo». Miguel Arjona fue capaz de cerrar las heridas del Cristo de Gracia y le devol vió la estabilidad, y a partir de entonces entró a formar parte de la corporación como un her mano más, como el médico de cabecera del Cristo: «Decía que era su niño».
De ahí salió la idea del paso nuevo y de la estética neogóti ca, desde entonces un emblema para la cofradía, que del trono llegó a la cruz de guía, los faro les y los ciriales. Todo se hizo en plata de ley y las primeras de estas insignias cuando José Sán chez Revuelta ya era hermano mayor. Hoy el estilo del Cristo de Gracia en la calle es el neo gótico, pero José Sánchez Re vuelta tiene clara la idea de de jar trabajar a quienes saben de arte. No todos los cofrades pueden saber de todo. De aquellos años 80 también recuerda la creación de la cuadrilla de hermanos costaleros y habla con admira ción de Curro, que «es un magnífico capataz, que siem pre se ha ceñido a lo que la hermandad le ha dicho». La cuadrilla la formó Francisco Pérez Cantillo con gente de la casa y con costaleros del Huerto, de su hermandad. De él aprendió Curro y al cabo del tiempo aquellos costale ros no se quisieron marchar, también serían de Gracia. Entre 1989 y 1993 fue hermano mayor, pero es de los que entienden el trabajo como compartido. La junta de gobierno es un órgano colegiado: «Siempre he preferido equivocarme con la mayoría a acertar con la minoría». Un día, en los años 90, vino un superior de los frailes tri nitarios, misionero en Perú, que tenía un problema: «Te nían que hacerse cargo de unos 120 niños a los que te nían que cuidar y alimentar para que sus madres se fue ran a trabajar, y querían que les pagásemos desayuno,
almuerzo y cena». De entrada le pareció casi inasumi ble, pero costaba 200.000 pesetas al año en los años 90 y no era tanto. «¿Vamos a dejar sin comer a tantos niños por ese dinero?», se preguntó. Lo habló con su junta y lo pagaron durante tres años. Al cabo de ese tiempo no hacía falta la comida, pero sí el sueldo de un médico para su dispensario. Eran 300.000 pesetas, y también lo hicieron. Es más, entre unos ami gos, ya a título particular, pagan otro médico, y al Ayun tamiento de Izquierda Unida le sacaron otro. «Si no hu biera hecho tanta obra social ahora la hermandad ten dría el patrimonio que hubiera querido tener», dice. Pero para él es mucho mejor hacer esta obra social, porque además no sale de las cuotas, sino «del lomo de los her manos, de la cruz y de la caseta de Feria», que siguen tra bajándola: «La caseta es dura, pero mientras Dios me dé fuerzas estaré. No en barra, pero sí sacando platos o to mando nota de las comandas».
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PASIÓN EN CÓRDOBA
JOSÉ SÁNCHEZ REVUELTA; «HE SUSPENDIDO COMO COFRADE; SOY MÁS BIEN HERMANO»
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